Participación Política de las Mujeres
CRISTAL DE ROCA
Por: Cecilia Lavalle*
Las
palabras reflejan ideas que traen aparejadas consecuencias. Por eso,
ante un acuerdo, la redacción se prepara con antelación, y no pocas
veces la esgrima es campal por una sola palabra. Así que, cuando se
hace necesario, hay que poner los puntos sobre las íes.
El pasado viernes 24 de julio se llevó a cabo en Chetumal, Quintana
Roo, el segundo “Foro de expresión ciudadana: reforma
político-electoral 2015”.
Convocaron el Instituto Electoral de Quintana Roo, el Congreso del
estado y todos los partidos políticos con registro nacional. Y
establecieron que las ponencias debían versar sobre uno de 13 temas.
Ahí me tiene buscando en cuál cabía mi reflexión sobre la paridad. Y el
que más se ajustaba era “Equidad de género y jóvenes”. Ahí comenzó mi
preocupación. Parte de lo que escribo lo dije en voz alta durante el
foro.
A menudo igualdad y equidad se usan, indebidamente, como sinónimos.
La confusión, dice Alda Facio, proviene de los meses previos a la IV
Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing, China, en
1995, en los que hubo acaloradas discusiones por los conceptos de
igualdad y equidad; entre otras razones, porque El Vaticano quería
sustituir “igualdad” entre mujeres y hombres, por “equidad” entre
mujeres y hombres.
Finalmente, en la Plataforma de Acción de Beijing prevaleció, en casi
todo el documento, el término igualdad. Pero en América Latina se
adoptó el término “equidad” y se fue quedando.
El concepto de igualdad paulatinamente ha recuperado su relevancia, y
la distinción conceptual se ha hecho cada vez más necesaria y frecuente.
La equidad hace referencia a medidas de buena voluntad, a dar a cada
quien lo que le corresponde. Pero, ¿con que vara se mide? Además, no
exige la no discriminación ni la eliminación de las desigualdades
provocadas por la discriminación.
La igualdad, en cambio, es un Derecho Humano. Y ésas son palabras
mayores, porque el Estado está obligado legalmente a garantizar el goce
y ejercicio de los Derechos Humanos.
Eso implica que el Estado debe implementar acciones para eliminar todas
las formas de discriminación contra las mujeres (se encuentren en
leyes, costumbres, comportamientos), y al mismo tiempo tomar las
medidas necesarias para corregir las desigualdades debido a su
discriminación histórica (lo mismo vale, claro, para grupos específicos
discriminados).
De modo que el tema para este foro debió llamarse “Igualdad entre
mujeres y hombres”. Porque llamarlo “Equidad” significa que quienes
convocan suponen que en la reforma electoral lo que les concierne es
dar a las mujeres lo que tengan a bien decidir que nos corresponde.
Por otro lado, no entiendo por qué unieron “Equidad de género y
jóvenes”. Me preocupa que se parta del supuesto de que las mujeres
somos un sector de la población. La juventud es un sector de la
población. Las personas adultas mayores, con discapacidad, etcétera,
son sectores de la población.
Las mujeres no somos un sector. Somos la mitad de la población,
distribuidas, al igual que la otra mitad, los hombres, en distintos
sectores.
Y me parece fundamental tener claridad porque para esta reforma se debe
partir de la base de que las mujeres somos la mitad de la población, y
nuestro derecho a la igualdad es vulnerado porque somos discriminadas
para ejercer a plenitud nuestros derechos políticos.
Eso significa que quienes representan a las instituciones convocantes
tienen el papel histórico de brindar el andamiaje legal necesario, para
que deje de discriminarse a las mujeres en el ámbito político, y
mujeres y hombres compartan, en paridad, todos los cargos de toma de
decisiones.
Pronto sabremos si estuvieron a la altura.
Apreciaría sus comentarios: cecilialavalle@hotmail.com.
*Periodista y feminista en Quintana Roo, México, e integrante de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género.
Cimacnoticias | México, DF.-
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