"No entienden que no entienden", comentó Sergio Aguayo. "¿Quién en México conociendo la historia de la Presidencia, va a aceptar que el presidente no influye en la manera en que el gobierno asigna contratos?", preguntó Meyer.
Denise Dresser, Lorenzo Meyer y Sergio Aguayo analizaron en Aristegui CNN el informe que presentó el viernes el secretario de la Función Pública, Virgilio Andrade, con el cual se exoneró al presidente Enrique Peña Nieto,
a su esposa Angélica Rivera, y al secretario de Hacienda, Luis
Videgaray, de haber incurrido en algún posible conflicto de interés en
las compras de sus casas a contratistas del gobierno.
La politóloga habló también sobre la disculpa que ofreció el
mandatario: “Se disculpó pero por los motivos equivocados, Peña Nieto
debió haberse disculpado pero por la investigación que llevó a cabo, investigación que resulta una burla a nuestra inteligencia, al declarar que no hubo conflicto de interés por razones poco convincentes.
Virgilio Andrade, empleado para investigar un conflicto de interés, que
llegó al puesto con un conflicto de interés por ser amigo y empleado
del presidente, acabó escudándolo, argumentando que
no era funcionario público cuando adquirió la casa de Ixtapan de la
Sal. Protegió a Angélica Rivera al decir que era la actriz más
talentosa del planeta y ganó ese bono con el cual compró la casa
(blanca), protegió a Luis Videgaray al decir que había comprado la casa
en Malinalco con su propio dinero”.
“Es una investigación basada en entrevistas a 111 funcionarios, que
simplemente dicen ‘no, yo no influí en las licitaciones, yo no empoderé
de ninguna manera a Grupo Higa’. No se ahonda en las contradicciones,
en las casualidades, en los privilegios, y yo creo que subrayaría ese
tema: los privilegios que obtiene Angélica Rivera en el momento que
compra esa casa, los privilegios de la tasa de interés no discutida por
Virgilio Andrade, con la cual se compra la casa en Malinalco, y el
hecho de que Enrique Peña Nieto no era quizá funcionario público
estrictamente, siguiendo las palabras de la ley, pero ¿cuánto
tiempo llevaba siendo político mexicano y con acceso a la posibilidad
de presionar y otorgar jugosos contratos a Grupo Higa?“, preguntó.
La investigación, consideró Dresser, “desacredita al gobierno, pone
en tela de juicio aún más las instituciones que Peña trató de
fortalecer con su disculpa y constituye una bofetada a la población que ya se ha cansado de ver una corrupción acendrada”.
Y señaló que este caso “iba a ser un termómetro para medir la
capacidad del gobierno o su voluntad para enfrentar el tema de la
corrupción; hemos visto que tiraron el termómetro por la ventana, este
gobierno ya no se va a comprometer a indagar temas de corrupción ni
conflicto de interés, simplemente ha demostrado la lógica imperante del
conflicto de interés en México: que el conflicto ni siquiera es
conflicto”.
Recordó cómo el día en que la Secretaría de la Función Pública
presentó su informe, en las redes sociales”estallaron en indignación”.
En ese espacio, alguien acuñó un término: la cuatidad, “un
país donde ser cuates en el poder te lleva a poder comprar una casa en
términos privilegiados y que nada de esto será sancionado o será
considerado conflicto de interés”. Además, lamentó que la SFP ni
siquiera se centró en el tema principal: el trato privilegiado que recibieron del contratista.
“¿Si no hubo favoritismo encubierto a Grupo Higa, por qué se canceló
la supuesta impoluta licitación del tren México-Querétaro? Si no hubo
conflicto de interés en el caso de Angélica Rivera, ¿por qué le regresa
la casa a Grupo Higa?”, preguntó la doctora. Con esta investigación,
sentenció, la cuatidad y corrupción quedan institucionalizadas.
Para Lorenzo Meyer, el resultado de los meses que
Andrade se pasó para investigar, “es algo que ya todos preveíamos, no
hay una sorpresa para nadie, ya sabíamos de antemano que iba a dar por
resultado la exoneración del presidente, de su secretario de Hacienda,
nada nuevo”.
Sin embargo, “hay algunas cosas un tanto absurdas como decir que la
casa blanca se consiguió en enero de 2012, cuando no era funcionario
público, pero la vida pública-política de México giraba en torno a Peña Nieto,
no necesitaba ser funcionario público, las reglas no escritas pero
entendidas por todos nos decían que ahí estaba el futuro decididor, el
que toma las grandes decisiones. Se nos dice ahí que el presidente no
otorga contratos, que está por encima de eso, pero quién en México
conociendo la historia de la Presidencia, va a aceptar que el presidente no influye en la manera en que el gobierno asigna contratos, en la manera en que gasta esos millones y millones de pesos. ¡Claro que influye!”.
“Dicen que interrogaron a 111 funcionarios sobre el tema de los
contratos, y todos dijeron que no había habido ninguna
influencia.Resulta que el único elemento en que queda realmente afectado es tu noticiero en MVS,
es lo único que cambió. Los que investigaron el tema, los que lo
pusieron el tema, esos son los castigados, de todo lo demás todo sigue
igual, no hay nada”, indicó Meyer en la entrevista durante el programa
de Carmen Aristegui en CNN.
“El presidente nos dice que no hay confianza en nadie, viendo los
resultados de las encuestas no puede decir otra cosa… ¿pero cómo
explicar la desconfianza si en la investigación que lleva a cabo
Andrade no hay por qué desconfiar?”, refirió. No hay confianza porque
la explicación que se acaba de dar no empata con la realidad, concluyó
el historiador.
“En este momento la autoridad máxima del gobierno mexicano está
tratando hacer lo que otros sistemas latinoamericanos que también están
bajo asedio, difícil la situación en Brasil, en Guatemala, en Chile, en
todos esos casos ya hay alguien que están frente a un juez, algunos
están en la cárcel. México se está quedando atrás”, apuntó.
“El hecho de salir con esto es un intento de decir nosotros estamos
en esa línea de combate a la corrupción… Resulta que no hemos
encontrado a ningún corrupto pero las ganas las tenemos”, ironizó.
“Si el presidente se disculpa, y el informe nos dice que no tiene
por qué disculparse, el informe nos deja claro: no hay nada para
disculparse, todo estuvo en regla de principio a fin. ¿A qué viene la
disculpa? Hay un problema entonces que no se resuelve con este informe:
hay una falta de credibilidad que a su vez es una falta de legitimidad
del sistema”, expuso.
Meyer dijo que hubiera sido necesaria una comisión independiente que
investigara el caso y no Virgilio Andrade. Además, preguntó por qué
tardaron tanto en dar el informe , pues se trataba de un problema
político, que pone en duda la honradez del Presidente, “debieron de
haber salido inmediatamente”.
A su vez, Sergio Aguayo ejemplificó: “Nos han entregado un frasco de aspirinas para tratar cáncer en los huesos”.
Para el académico “no basta con una disculpa del presidente y que convoque a la unidad”.
“El problema con el informe que leyó Virgilio Andrade es que pareciera que el problema que enfrentamos nació el 1 de diciembre de 2012, no existe el pasado en ese informe”, destacó.
“El hecho de que la casa blanca se adquiriera en enero de 2012, y la
de Malinalco en octubre 2012, con eso ya se exoneran absolutamente de
responsabilidad Peña y Videgaray ya que no eran funcionarios públicos”,
refirió.
Y enlistó algunos de los “huecos gigantescos que aparecen en esta investigación”:
-Virgilio Andrade no menciona en ningún momento cuáles fueron las
relaciones de Higa, cuando Enrique Peña Nieto y Videgaray eran
gobernador y secretario en el Estado de México.
-En segundo lugar, cómo conocieron EPN y Rivera a los dueños de
constructora Higa, porque debe haber existido algún tipo de relación
personal o profesional entre ambos para que les ofrecieran esas casas
en condiciones tan propicias.
-Finalmente un hueco de lo que no hay es que Virgilio Andrade en ningún momento informa si citó a testificar al dueño de Higa, Juan Armando Hinojosa,
para que explicara cómo logró obtener tantos contratos en condiciones
ventajosas, del gobierno del Estado de México, del gobierno federal,
con quién se entendía, con quién se relacionaba, cuántas veces comió o
se reunió con el ahora presidente EPN, Videgaray y con Angélica Rivera.
Aguayo sostuvo que “Estamos ante una investigación
extraordinariamente limitada para la magnitud de problema que estamos
enfrentando porque no estamos ante un hecho aislado de presunto tráfico
de influencias o presunta corrupción sino que estamos ante un indicador
de un problema extraordinariamente grave, que está afectando la
confianza en el presidente y sus instituciones”.
“Lo que acaban de hacer no es un informe profundo, exhaustivo,
contundente, que no deje lugar a dudas, sino justificaciones propias de
un leguleyo que excluye información, que no se preocupa por completarla
y termina siendo una explicación muy poco creíble”, añadió.
En una plática con corresponsales extranjeros, contó Sergio, ellos
opinaron que se requería una comisión independiente que lo investigara
y no un funcionario que depende directamente del presunto responsable.
“Es muy poco lo que nos acaban de entregar para la magnitud del problema… Mi impresión es que no entienden que no entienden“, finalizó.
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