Práctica cultural justifica desigual uso del tiempo entre los sexos
La
explicación que se da para sostener que los hombres no se involucran en
las tareas del hogar y de cuidado porque ocupan su tiempo en otras
actividades, como la generación de ingresos para la manutención de la
familia, es sólo un “discurso ideológico”, consideró el doctor en
Ciencias Sociales Minor Mora Salas.
Explicó que se trata de una práctica cultural que asigna a las mujeres
la realización de las actividades del hogar y el cuidado de otras
personas, lo que deriva en un diferente uso del tiempo entre los sexos.
Como parte del Seminario Permanente de Investigación del Programa
Interdisciplinario de Estudios de la Mujer (PIEM) de El Colegio de
México (Colmex), Mora Salas presentó su investigación “Inequidades de
género y patrones de uso de tiempo: exploración a partir del desempleo
encubierto”.
En su estudio –en coautoría con la también doctora María Clara Marquez
Scotti–, el especialista sostiene que “en la disputa por el uso del
tiempo quien gana son los hombres, en la medida en que su tiempo no lo
asignan al trabajo doméstico ni al trabajo de cuidado”.
Mora Salas y Marquez Scotti analizaron las bases de datos de la
Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) –del Instituto Nacional
de Estadística y Geografía (Inegi)– sobre población “desalentada” (es
decir que no está en el mercado laboral y que no está buscando empleo),
pues se integra por personas que no tienen restricciones de tiempo para
participar en actividades del hogar y de cuidado.
El también investigador del Centro de Estudios Sociológicos (CES) del
Colmex acotó que la clasificación de “personas desalentadas” podría ser
una especie de “desempleo encubierto”, ya que el 85 por ciento de estas
personas encuestadas reportaron que necesitaban un trabajo aunque no lo
buscaran en ese momento
En ese universo poblacional, en el caso de los hombres la mayor
concentración se da en jóvenes y adolescentes de entre 12 y 24 años de
edad, mientras que el mayor porcentaje de mujeres en esta situación
supera los 49 años.
Se detectó que 42.6 por ciento de los hombres dedican buena parte de su
tiempo (37.2 horas semanales) a las actividades de formación y
capacitación, lo “que les permite adquirir más recursos labores que
podrían tener diferencias con respecto a sus posibilidades posteriores
de incursión en el mercado laboral”.
Mientras que 20.6 por ciento de las mujeres “desalentadas” dedican
menos tiempo (36.8 horas semanales) a las actividades de capacitación.
Existe –dijo Minor Mora– un “avance en la equidad de género” con
respecto a quienes destinan parte de su tiempo a realizar trabajo del
hogar: 97.2 por ciento de mujeres, comparado con 75.1 por ciento de
varones.
“Sí hay una participación importante de hombres que no tienen otras
actividades laborales y realizan estas tareas domésticas, pero su
participación sigue siendo inferior a la proporción del trabajo que
realizan las mujeres”, aclaró el especialista al señalar que mientras
ellas dedican 20.2 horas semanales a las actividades del hogar, los
varones apenas destinan 10.7 horas.
En ese sentido, abundó, el argumento de que los hombres “no se
involucraban en estas actividades porque hacían otras tareas no es una
explicación fecunda, sino que sigue siendo la asignación diferencial de
las tareas domésticas y las prácticas culturales que de ellas se
derivan las que definen el uso del tiempo entre mujeres y hombres”.
Abundó que detrás de las inequidades en el uso del tiempo vinculadas
con el trabajo doméstico, emergen otras desigualdades que tienen que
ver con participación social, política o de desarrollo humano, pues
cuando se destina buena parte de las horas al desarrollo de actividades
del hogar, las mujeres no tienen tiempo para invertir en su desarrollo
humano (como capacitación, educación o actividades culturales).
Invertir más tiempo en capacitación –identificaron los investigadores–
también aumenta las posibilidades de insertarse en el mercado de
trabajo.
Al analizar las trayectorias de este universo de personas
“desalentadas”, la investigación identificó que quienes se integran al
mercado laboral son en su mayoría hombres jóvenes, quienes son los que
invirtieron la mayor parte de su tiempo en culminar sus estudios o en
capacitarse para reinsertarse al empleo. En ese sentido, las mujeres
suelen ser más afectadas por la expulsión del mercado laboral.
Por: Anaiz Zamora Márquez, Cimacnoticias | México, DF.-
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