Cristina Fontenele
Adital
Acusado por corrupción de menores involucrando a
dos niños en Villa Alta, Distrito de Sierra Norte, Estado de Oaxaca, en México,
el sacerdote Gerardo Silvestre Hernández está preso desde 2013 todavía sin
sentencia definida. Se estima que el sacerdote se habría abusado de por lo
menos 45 niños, en por lo menos siete comunidades indígenas pertenecientes a
las parroquias en que estuvo presente, en un período de seis años. En un comunicado, organizaciones pertenecientes al
Foro Oaxaqueño de la Infancia y la sociedad civil exigen la definición del caso
por la justicia, la reparación de los daños causados a las víctimas y la
garantía de no repetición.
El sacerdote Gerardo Silvestre Hernández está preso desde 2013. Se estima que el sacerdote se habría abusado de por lo menos 45 niños, en por lo menos siete comunidades indígenas. |
Según el Foro Oaxaqueño de la Infancia, el
abuso sexual de niños y adolescentes representa una violación grave a los
derechos humanos, afectando el proceso de desarrollo físico, psicológico y
emocional de las víctimas. "Y cuando se comete en contextos rurales e indígenas
adquiere proporciones mayores, por lo que es necesario que el Estado, tal como
se ha comprometido con organismos internacionales, garantice a través de todos
sus niveles de gobierno la protección y desarrollo para todas las niñas, niños
y adolescentes de Oaxaca”.
En junio de este año, en acción inédita, el
Papa Francisco creó un tribunal especial dentro del Vaticano para juzgar a los
obispos que sean negligentes en casos de abuso sexual contra menores y no
traten adecuadamente las denuncias recibidas. Pero, aún sin reglas definidas,
los casos de pederastia clerical siguen ocurriendo sin el debido envío a la
justicia y al tribunal del Vaticano. En el caso de México, existe una lista de
arzobispos y sacerdotes que podrán ser denunciados cuando el nuevo tribunal
inicie, de hecho, sus actividades.
En 2009, un grupo de 10 sacerdotes avisó al
arzobispo de la Arquidiócesis de Antequera-Oaxaca, José Luis Chávez Botello,
sobre los abusos cometidos por el sacerdote Gerardo Silvestre Hernández, pero
sin efectos. El acusado permaneció en el ejercicio eclesiástico por otros tres
años. En aquella época, en reunión con Botello, los sacerdotes leyeron trechos
de documentos con relatos de las víctimas y testigos: "Santa Catarina
Yetzelalag, Villa Alta: el sacerdote Silvestre Gerardo a los niños y jóvenes de
la comunidad (...) les hacía caricias obscenas y jugueteaba con ellos (...) En
una de las festividades (...) invitó a unos jóvenes a tomar y les compró sus
cartones de cerveza y que ya tomados a uno de ellos le estuvo chupando el pene
y acariciándolo indebidamente”.
El grupo envió una carta al Vaticano, en agosto
de 2010, expresando su preocupación por los casos de abuso cometidos por
Hernández. En febrero de 2011, la Sagrada Congregación para la Doctrina de la
Fe, sesión del Vaticano responsable de la conducción de los procesos de
pedofilia contra sacerdotes católicos de todo el mundo, estableció que no
encontró una denuncia verosímil contra Hernández.
Informado por un grupo de 10 sacerdotes, el Arzobispo de la Arquidiócesis de Antequera-Oaxaca, José Luis Chávez Botello habría descalificado el caso de Hernández y la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe habría considerado la denuncia como inverosímil. |
Entienda el caso
El padre Gerardo Silvestre Hernández nació en
la ciudad Putla Villa de Guerrero, poblado mexicano del Estado de Oaxaca.
Ordenado en 2006, fue denunciado penalmente, en 2012, por el comerciante Pedro
Mendonza Flores, de San Pablo Huitzo, por abusar de su hijo de nueve años,
cuando era acólito en 2006, en la parroquia del Municipio.
Ya en 2006, cuando estuvo en su primera
parroquia, Hernández fue acusado de violencia sexual contra un niño, después el
sacerdote fue transferido a Santiago Camotlán, parroquia en la que se presume
haya hecho por lo menos 45 víctimas. Los casos se habrían repetido en las
parroquias siguientes, de Villa Alta, San Juan y Santa María Ozolotepec.
Desde el 29 de noviembre de 2013, Hernández se
encuentra recluido en el Centro de Reinserción Social número 12, en el
Municipio de Tlaxiaco, noroeste de Oaxaca, a la espera de la sentencia penal.
En una campaña implementada en la plataforma
change.org, organizaciones del Foro Oaxaqueño de la Infancia y entidades de la
sociedad civil recolectan firmas para presionar al Tribunal Superior de
Justicia de Oaxaca a decretar la pena máxima contra el sacerdote Hernández.
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