(apro).- Prácticamente tres meses después de las elecciones en el Estado de México, un juez autorizó finalmente ayer a la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE) a acceder a los datos de los dueños de las líneas telefónicas desde las cuales se realizaron llamadas amenazantes a ciudadanos mexiquenses la noche previa a la votación.
Santiago Nieto, titular de la FEPADE, calificó este avance como un
“triunfo judicial”, pues permitirá a la dependencia continuar la
investigación sobre estos actos de intimidación y determinar con qué
recursos no declarados fueron realizadas estas llamadas.
Esta fue solo una de las prácticas empleadas para inducir el voto el
día de la elección que ganó el priista Alfredo Del Mazo Maza, hijo y
nieto de gobernadores de la entidad, primo del presidente y exgobernador
mexiquense Enrique Peña Nieto, e integrante del llamado Grupo
Atlacomulco.
Durante la presentación de un informe elaborado por la organización
Incide Social, Nieto subrayó que la institución a su cargo enfrentó
distintos retos en las investigaciones sobre los delitos electorales
perpetrados en el Estado de México.
Entre ellos, obtuvo “negativas sistemáticas” de funcionarios en
entregar información, bajo el argumento de que las elecciones eran
locales, mientras otros servidores públicos interpusieron amparos para
frenar las indagaciones en su contra. “Es raro que servidores públicos
se amparen contra actos administrativos”, señaló.
Por ello, de las 306 carpetas de investigación abiertas en torno a
los comicios de la entidad mexiquense -26 de las cuales involucran a
funcionarios que amenazaron con suspender el otorgamiento de programas
sociales-, apenas 36 derivaron en acciones penales.
La FEPADE abrió dos líneas de investigación sobre el reparto masivo
de tarjetas -la Verde, la Roja y la Rosa- por parte del PRI. La primera
abarca la entrega de dinero en efectivo y la segunda tiene que ver con
el acto ilegal de entregar material con la promesa de recibir dinero
posteriormente.
En el informe, Incide Social documentó que el gobierno mexiquense de
Eruviel Ávila Villegas violó impunemente las leyes electorales al
continuar, por decreto, 66 programas sociales durante el proceso
electoral.
La legislación mexiquense permite a los gobiernos que mantengan los
programas sociales durante la veda electoral sólo cuando se trata de
servicios educativos y de salud.
Sin embargo, 40 de los 66 programas sociales que Ávila Villegas
mantuvo a partir del 31 de marzo no tenían nada que ver con esos dos
rubros, algunos de ellos incluso implicaban la entrega de materiales y
alimentos.
Uso discrecional
De manera más general, el informe de la organización retrata un
panorama demoledor sobre el uso discrecional de los programas sociales
en el Estado de México: señala que la entidad no tiene leyes para
blindar o fiscalizar sus programas, que el gobierno estatal no
transparenta las reglas de operación del otorgamiento de subsidios, ni
fomenta la educación cívica, tanto de los servidores públicos como de
los beneficiarios.
Por si fuera poco, desde 1999 la entidad no tiene ley presupuestaria,
por lo que el gobierno estatal puede destinar fondos a los programas
sociales de manera opaca y arbitraria y fuera de toda fiscalización.
Pamela de San Martín, consejera en el Instituto Nacional Electoral
(INE), subrayó que anteriormente, las autoridades electorales
concentraban sus esfuerzos en cuidar las casillas el día del voto, “pero
ahora el problema ni de cerca empieza en las casillas, sino desde el
principio del proceso electoral”, insistió.
En año electoral, añadió, los políticos multiplican los eventos de
entrega masiva de becas, computadoras laptop, tablets o televisoras y
gastan millonarios recursos en propaganda para dar visibilidad a sus
informes de labores.
Fue para contrarrestar este uso discrecional de los recursos públicos
que el INE aprobó las medidas de “cancha pareja”, aseveró la consejera.
Apegadas a la Constitución, éstas prohíben a los gobiernos hacer un uso
político de la propaganda oficial, planteó.
Y recordó que esta decisión, “un paso adelante” en la sanación de la
vida democrática mexicana, atrajo más de 300 impugnaciones de senadores,
diputados, gobernadores y presidentes municipales, así como de la
propia oficina de la Presidencia de la República.
“Nos muestra cómo la clase política mira el servicio público y los recursos públicos”, deploró la consejera.
Clara Jusidman, fundadora y presidenta honoraria de la organización,
insistió en que el uso clientelar de los programas sociales y recursos
públicos se asientan sobre la “espectacular desigualdad social” que
impera en el país.
Feminización de delitos electorales
Nieto reconoció que “la parte del blindaje electoral es
insuficiente”, y subrayó que lo importante es “la política pública que
permita controlar el uso discrecional de los programas públicos”.
El abogado indicó que durante el proceso electoral más reciente
surgió un nuevo padrón en la compra de voto: la feminización de los
delitos electorales. Explicó que la Fepade tiene abiertos más de 145
casos en los que vocales del programa Prospera –generalmente mujeres que
no son funcionarias públicas– amenazaron a beneficiarias del programa
para captar votos.
Y deploró: “la delegación de la Secretaría de Desarrollo Social
(Sedesol) en el Estado de México tiene más funcionarios que la Fepade en
todo el país”.
Bernardo Barranco, consejero de la junta local del INE en el Estado
de México, se mostró más virulento que los demás participantes a la mesa
de debate: sostuvo que el proceso electoral que llevó Del Mazo a la
gubernatura “ha sido de las más sucias desde la de Arturo Montiel”.
Aseveró que, durante los meses previos a la elección, “se conjugaron
aspectos arcaicos en la compra de votos con métodos novedosos”, todos
los cuales tuvieron el mismo telón de fondo: la pobreza que arrasa en la
entidad más poblada del país, donde siete de cada 10 habitantes padecen
por lo menos de una carencia social.
Muestra de lo anterior fueron los 680 eventos masivos con tintes
electoralistas protagonizados por altos funcionarios en la entidad a
principios del año. En 90 de ellos participaron miembros del gabinete de
Enrique Peña Nieto, así como Angélica Rivera, la esposa del mandatario.
Barranco sostuvo que, en los municipios más pobres del Estado de
México, los niveles de participación fueron particularmente altos –hasta
alcanzar 70%– y en los mismos municipios los votos arrasaron a favor de
Del Mazo.
Recordó además que, el día de la elección, nueve mil funcionarios de
casilla eran a la vez beneficiarios de programas sociales y que seis mil
de ellos participaron a la jornada ciudadana como parte de la alianza
de partidos que apoyó a Del Mazo.
Bernardo Barranco deploró que los consejeros electorales tienden a
banalizar la compra de votos. Tomó un ejemplo: en 2011 se viralizó un
video en el que aparecía el entonces presidente de la Junta Local de
Conciliación y Arbitraje de Toluca, Bernardo García Cisneros.
En el material, se podía ver cómo éste explicaba a militantes
priistas del municipio mexiquense de Chalco el esquema diseñado por el
PRI para comprar votos en la entidad a favor del candidato Eruviel Ávila
Villegas.
Este video, subrayó, “fue desechado como evidencia”, el caso permaneció impune y Eruviel ganó las elecciones.
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