Por
Jenaro Villamil(apro).- Aurelio Nuño, el consentido del gabinete de
Enrique Peña Nieto, llegó a la Secretaría de Educación Pública (SEP)
pretendiendo emular a José Vasconcelos y terminó como Gustavo Díaz
Ordaz, tras la matanza de Nochixtlán, Oaxaca.
Buscó capitalizar la polémica reforma educativa para aspirar a la
candidatura presidencial y terminó como damnificado de la invención
mediática de la niña Frida Sofía, con cargo a la Secretaría de Marina
(Semar), mientras Televisa y la SEP se lavaron las manos.
Pretendió promover su imagen con miles de millones de pesos de la
Secretaría con mayor presupuesto del gobierno federal y ahora es acusado
de despilfarro y de aplicar una #LeyChayote para comprar espacios en
medios de comunicación con costo al propio sector.
Nuño nunca logró ser tomado en serio como candidato presidencial por
sus propios colegas del gabinete y se dedicó a enfrentarse, lo mismo a
la CNTE que al SNTE convirtiendo a los más de un millón y medio de
profesores sindicalizados del país en enemigos y no en aliados.
Ahora, como jefe de campaña de José Antonio Meade, ha trasladado su
propio desprestigio y su mala relación con el magisterio a la debacle
electoral del PRI. Basta ver el contraste de la recepción y el apoyo de
los maestros a Andrés Manuel López Obrador con el desprecio hacia el
exsecretario de Hacienda.
El escándalo del despilfarro de Nuño en medios de comunicación fue revivido por el periódico Reforma en días pasados, pero ya lo había publicado Proceso
en dos entregas. Primero, en la edición del 13 de enero de este año se
documentó que el SNTE, bajo el liderazgo de Juan Díaz de la Torre,
obtuvo fondos por mil 960 millones de pesos que también se desviaron a
los medios. Grupo Televisa recibió 187 millones 152 mil pesos por
difundir “los beneficios y compromisos de la reforma educativa”.
En sólo 16 meses de gestión, Nuño gastó lo que ningún otro secretario
había hecho en medios de comunicación, con la intención de reproducir
la vieja fórmula del modelo Peña Nieto de “tele-candidato” en su ascenso
a la nominación presidencial.
Del 27 de agosto de 2015 al 6 de diciembre de 2017, Aurelio Nuño como
titular de la SEP destinó casi dos mil millones de pesos, una friolera
de cinco millones de pesos diarios en propaganda y un sobre ejercicio
escandaloso de 2,700%.
Tan sólo en sus primeros cuatro meses como secretario, Nuño ordenó
pagar 645 millones de pesos en “Gasto en Comunicación Social”, una cifra
similar a los 678 millones de pesos que gastó su antecesor Emilio
Chuayfett en dos años y ocho meses. El “chico maravilla” de Los Pinos
gastó esa cantidad en sólo 120 días para que lo cubrieran los medios
electrónicos cada vez que visitaba una escuela.
Grupo Televisa fue la principal favorecida de este despilfarro. En
esos cuatro meses, recibió 112 millones de pesos, mientras TV Azteca
facturó 73 millones de pesos, Grupo Imagen 48 millones, Grupo Radio
Fórmula 40 millones de pesos y El Universal captó 36 millones 33 mil pesos, según el reportaje especial de Julio C. Roa, publicado en Proceso, en enero de este año.
Esta cantidad de recursos, según personal de la propia SEP, hubiera
sido suficiente para construir 15 universidades de primer nivel, a un
costo de 180 millones de pesos cada una, pero también hubiera servido
para la reconstrucción de escuelas afectadas por los sismos de
septiembre de 2017.
Según la propia SEP, 199 escuelas necesitaban reconstrucción total y más
de cinco mil requerían reparaciones entre Oaxaca y Chiapas. En la
Ciudad de México hubo un total de 759 escuelas con distintas
afectaciones, pero sólo nueve necesitaban reconstrucción total. El costo
aproximado de la reconstrucción parcial de las escuelas afectadas va de
los tres a los nueve millones de pesos, es decir, el equivalente a uno o
dos días de promoción publicitaria que gastó Nuño.
Lo peor es que hasta abril y mayo de este año, en Oaxaca sólo habían
avanzado en 20% de la reconstrucción de las escuelas, según el periódico
Noticias de esta entidad y el pasado 13 de mayo, el actual
titular de la SEP, Otto Granados, ordenó acelerar la reconstrucción
total de las nueve escuelas con daño total en la Ciudad de México.
En otras palabras, la herencia de un sexenio de “reforma educativa”
es la tensión política y la represión policiaca contra grupos
magisteriales que han protestado abierta o soterradamente con estos
cambios legislativos; el uso y abuso de la SEP como trampolín político y
mediático, a costa del erario, que resultó un rotundo fracaso; el
despilfarro de dinero público para el ego de Aurelio Nuño que ahora ya
ni como jefe de campaña de Meade está seguro.
En este Día del Maestro, Nuño y Peña no sólo están profundamente
reprobados en materia educativa. Sembraron un clima de animadversión
para criminalizar a los profesores, cuando debieron ser los aliados y
los impulsores de una reforma que se volvió una contrarreforma.
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