5/16/2018

Y eso, ¿con qué se come? Hospitales al 100, ¿sin hospitales?


Asa Cristina Laurell

Un reclamo insistente durante la campaña electoral es que no se expone cómo se van a instrumentar las propuestas de los candidatos y partidos-coaliciones. Suena razonable que cada una de ellas debería sustentarse en una explicación del proceso para hacerla realidad. Ciertamente la contienda electoral ha degenerado en un ataque al unísono al candidato puntero, Andrés Manuel López Obrador. Para romper este círculo vicioso hay que analizar qué proponen los candidatos y sus coaliciones y cómo piensan llevar adelante sus propuestas. En este artículo abordaré los contenidos de salud en las plataformas-programas de Todos por México y Por México al Frente que ambos tienen responsabilidad directa en la actual política de salud fracasada.
La salud está incluida en el eje 4 México incluyente y solidario del programa de Todos por México y su candidato (José Antonio) Meade. Revindica el Estado social, la solidaridad y los derechos sociales como herencia de la Revolución Mexicana, pero cuando habla sobre cómo realizar estos principios plantea que el mérito y el esfuerzo determinen el éxito de las personas. O sea, propone una sociedad meritocrática que es lo opuesto a una sociedad solidaria con iguales derechos sociales para todos.
Su programa incluye dos grandes compromisos con la salud: elevar la calidad de los servicios y transitar a un sistema único de salud con cobertura universal. El primer rubro incluye una apuesta por la atención primaria en salud con un enfoque de promoción y prevención. Propone, además, asegurar un financiamiento equitativo y una asignación de recursos que responda a nuestra realidad epidemiológica, dando prioridad a la diabetes, la obesidad, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Se omite señalar que no se ha logrado durante los casi seis años de gobierno priísta y que el Seguro Popular sólo incluye siete cánceres en adultos, el tratamiento del infarto hasta los 60 años y excluye el accidente vascular cerebral. No menciona que el tránsito a un sistema único de salud es uno de los muchos compromisos incumplidos de (Enrique) Peña y tampoco explica cómo se lograría con otro gobierno del tricolor.
Durante su campaña, Meade se ha comprometido a hospitales públicos al 100 con equipamiento y medicamentos, lo que poco ayuda cuando una de las grandes carencias del sistema público de salud es la falta de infraestructura hospitalaria. México tiene 0.72 camas por mil habitantes sumando todas las instituciones públicas mientras que el promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos es 4.7. Tal vez lo piensa remediar con más hospitales caros de asociación público-privada. Asegura, además, que cada quien podrá elegir el hospital público en el que se quiera atender, ignorando el hecho de que instituciones como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) están gravemente sobrecargados.
El programa-plataforma de Por México al Frente cuyo candidato Anaya pertenece al partido que creó el Seguro Popular, comprometiéndose a la cobertura universal en 2013, pero que hasta hoy no se ha logrado con 18 millones de mexicanos sin un seguro. Se compromete a crear un fondo único de salud, pero no señala cómo establecerlo ni quién pagaría y cuánto. En ausencia de una mayor explicación recordemos que el PAN presentó en el Senado una propuesta de cambio constitucional para crear el sistema nacional de salud universal, que incluye las instituciones públicas y privadas, además de que prevé una nueva ley de este sistema. Plantea un paquete de garantías explícitas de salud, probablemente el del Seguro Popular, con estándares de calidad y tiempos máximos de espera con la obligación de la Secretaría de Salud, el IMSS y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales (Issste) de los Trabajadores del Estado de prestarlo; modelo que proviene del impugnado sistema de salud de Chile.
La plataforma de Anaya propone, además, una mejor distribución regional de la infraestructura y los recursos profesionales para la atención a la salud, pero no dice nada sobre cómo lograrlo o sobre nuevas inversiones o incremento y regularización del personal de salud. Reivindica un modelo de promoción y prevención, al igual que el PRI, y el papel del médico general. Sobre los medicamentos propone poner su dispensación en manos de las farmacéuticas sin ninguna mención a lo que significa en cuanto a aumento de costos. Una propuesta interesante es revisar las condiciones de trabajo de los médicos internos y residentes que efectivamente trabajan turnos inhumanos. Curiosamente no dice nada sobre los médicos pasantes que en muchos estados sostienen los centros de salud sin ningún tipo de supervisión.
Muchas coincidencias ¿no? Es el mismo proyecto que hace 18 años. Es el proyecto fallido que tiene a los mexicanos sin acceso a los servicios que requieren.

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