Los cambios en la estrategia de campaña de Meade casi a la mitad del
camino son exiguos y se han concentrado en gritos que profiere con una
enjundia no acostumbrada en sus 20 años como funcionario, con arengas de
“vamos a ganar” y pidiendo la ayuda de militantes y simpatizantes. Al
mismo tiempo lanza múltiples promesas: becas a estudiantes de
preparatoria y ayuda económica a madres solteras y jefas de familia,
como las que hacen otros candidatos, a quienes Meade acusó de
populistas.
“Hay que aprenderle. Cuando hablaba como secretario de Hacienda no
tenía que hablar fuerte. Son 18 años de horas de vuelo (de Andrés Manuel
López Obrador) contra cuatro meses. Ahí vamos, ahí vamos y vamos a
ganar. Antes así había sido un diálogo”, se justificó en la entrevista
del programa Tercer Grado, en Televisa, cuando Joaquín López Dóriga le
preguntó por qué hasta ahora se le notaba energía en el discurso.
Darío Mendoza, quien fuera director de análisis de la información
durante el gobierno de Vicente Fox, señala que hay una situación similar
en la campaña de José Antonio Meade y la de Felipe Calderón, quien en
2006 iba15 puntos abajo de López Obrador en algunas encuestas y que a
partir del segundo tercio de la campaña dio un giro en su estrategia,
como hoy se pretende hacer con el candidato presidencial del PRI.
Sin embargo, Mendoza también marca lo distinto: en la campaña de
2006, al percatarse de la situación en la que estaba Calderón y a pesar
de las diferencias que tuvieron, Vicente Fox dio una orden para que se
formara un equipo especial en Los Pinos que buscara apoyo político y
económico para el entonces candidato presidencial del PAN.
“Calderón le había ganado a Fox, quien quería como candidata a su
esposa Marta Sahagún, pero al ver que le estaba yendo mal a Calderón nos
dijo que formáramos un equipo de apoyo, que buscáramos los contactos
con empresarios y con todo los que pudieran ayudar con recursos y con
ideas. Felipe Calderón era mal candidato y además muy soberbio, así que
el enlace fue con Juan Camilo Mouriño, su coordinador de campaña.”
A partir de marzo de 2006 Calderón empezó a subir en las encuestas y a
recibir recursos de empresarios, igual que apoyos del gobierno de Fox.
Entre éstos, la asesoría de Dick Morris, el estratega de campaña
estadunidense que le ayudó a Fox en su propia campaña presidencial de
2000.
Según Darío Mendoza, que actualmente se dedica a dar servicio de
estrategia de campaña, fue Dick Morris y no el español Antonio Solá el
autor de la idea de usar la frase “es un peligro para México”, que fue
central en la campaña de Calderón contra López Obrador.
“Por orden del presidente Fox se buscó a empresarios y aparecieron
Emilio Azcárraga Jean y Olegario Vázquez Raña para apoyar a Calderón;
algunos de los que formaron Amigos de Fox, como Juan Hernández y Carlos
Rojas, también apoyaron. Antonio Solá y Dick Morris trabajaron de manera
intermitente con ideas. Así fue como empezó el cambio de estrategia de
la campaña de Calderón, que era mal candidato porque no levantaba”,
explica Mendoza.
Se le comenta que en Los Pinos se prevé que el presidente Enrique
Peña Nieto comience a operar la maquinaria electoral con el uso de
programas sociales para impulsar a Meade, que sigue atorado a pesar de
su relanzamiento. De hecho, Peña ya hizo algunos llamados en sus actos
oficiales para que se vote “con menos víscera y más razón”, en clara
alusión a que no haya voto de castigo contra Meade.
En la clausura de la 82 Asamblea General Ordinaria de la
Confederación Nacional Ganadera, celebrada en Monterrey, el presidente
exhortó: “Espero y apelo a que en esa definición los mexicanos razonen
su voto, ya lo he dicho y espero que por ahí el INE no me vaya a
sancionar porque no me estoy metiendo con ninguno, ni a favor de ninguno
de los candidatos, porque sobra decirlo, ustedes ya lo saben. ¿Como
para qué lo digo?”, dijo entre los aplausos y risas del público.
–¿Qué diferencia hay ahora con Meade? –se le cuestiona a Darío Mendoza.
–José Antonio Meade también es mal candidato y tiene encima dos pesos
que no le ayudan: el PRI, con todos estos asuntos de corrupción, y un
presidente Enrique Peña Nieto que tiene muy mala imagen. Son malas
marcas.
“Además, la campaña de Meade se parece mucho a la de Francisco
Labastida, que se quiere posicionar con el viejo PRI, que ya no le
ayuda, sobre todo después de que se declaró ciudadano, ajeno a los
priistas, y ahora quiere que le ayuden. Dudo mucho que pueda levantar.”
“No es populismo”
Como parte de su “relanzamiento”, Meade aceleró el paso realizando
hasta tres eventos por entidad y empezó a repartir promesas que, aclaró,
no son populistas sino actos de justicia social.
Por ejemplo, señaló: “Mi compromiso con la educación va en serio:
deducibilidad fiscal en colegiaturas de educación superior; pasar de 25
mil a 100 mil escuelas de tiempo completo y con presupuesto propio, para
evitar cuotas voluntarias de padres de familia”.
Meade aseguró que va a ser el presidente de las mujeres, ya que se
necesita que tengan igualdad de oportunidades y un entorno libre de
violencia y discriminación. “Vamos a eliminar cualquier obstáculo que
les impida alcanzar su pleno desarrollo personal y profesional”, dijo
Meade en sus actos e hizo que subieran la promesa a su portal de
internet.
Prometió entregar mil 200 pesos mensuales a las mujeres que están a
cargo de sus familias y que son una de cada cuatro mexicanas. La
perredista Alejandra Barrales, aspirante a la jefatura de gobierno de la
Ciudad de México, lo acusó de haberle copiado la propuesta pero con
menos dinero, pues ella ofrece 2 mil 500 pesos.
También prometió seguridad para que las mujeres vivan sin miedo,
protegidas del acoso y de cualquier tipo de discriminación; seguridad
social para las trabajadoras del hogar mediante la deducibilidad fiscal
de sus cuotas al Seguro Social y con facilidades para realizar sus pagos
de forma electrónica.
En sus actos proselitistas de toda la semana Meade ofreció créditos a
la palabra para mujeres, a fin de que abran sus negocios, lo mismo que
guarderías de tiempo completo con educación preescolar y que incluya
horario nocturno.
Respecto de la salud, Meade anunció que si triunfa equipará los casi 3
mil hospitales y clínicas del país con un presupuesto de 30 mil millones
de pesos, establecerá un programa de prevención, erradicará la pobreza
extrema para todos los recién nacidos alineando la política social
federal y local para darle prioridad a la atención de la primera
infancia y fortalecerá el programa Prospera para que las personas con
discapacidad reciban mayor apoyo.
Mientras que en el combate a la inseguridad, el representante de la
coalición Todos por México prometió atender las causas sociales de la
delincuencia, como la desigualdad en el acceso a la alimentación,
educación, salud, recreación y empleo dignos, así como luchar contra la
impunidad:
“Vamos a evitar que las armas y el dinero lleguen a los delincuentes.
Acabaremos con la violencia aplicando la ley, no negociándola.
Anteponer la paz al conflicto y consolidar una cultura de respeto a la
ley. Estamos del lado de las víctimas, no de los criminales. No habrá
perdón para quienes le han hecho daño a la sociedad, seguirán en la
cárcel. Incrementaré el sueldo y las prestaciones de nuestras Fuerzas
Armadas. Alumbrado, servicios de calidad y al menos un parque o espacio
recreativo para cada colonia”, se comprometió Meade.
Y en su propuesta central, el abanderado del PRI, PVEM y Panal dio su
palabra de impulsar el programa Avanzar Contigo incluyendo a 2 millones
de familias a Prospera para lograr que todas ellas, en especial las que
viven en la pobreza, alcancen un piso mínimo de oportunidades y calidad
de vida.
Cambios para impulsar las campañas
A la par de la “nueva” estrategia del equipo de Meade, el dirigente
del PRI, Juárez Cisneros, realizó varios cambios en su estructura:
nombró a Jorge Estefan Chidiac como secretario de Operación Política del
CEN, ratificó a la senadora Diva Gastélum como secretaria de Atención
para Estados en Oposición, y designó a Valentín Meneses Rojas delegado
en Tabasco.
Algunos de estos movimientos los hizo Juárez Cisneros forzado por las
circunstancias, como la destitución de Alberto Martínez González como
presidente del CDE del PRI en Morelos, después de que chocó en
Cuernavaca en estado de ebriedad e insultó a unos policías. En su lugar
fue designado Antonio Lugo Morales.
Con otros cambios pretende impulsar la campaña de Meade, como la
designación del exgobernador de Tamaulipas y senador Manuel Cavazos
Lerma y José Encarnación Alfaro Cázares como secretarios generales
adjuntos a la presidencia del partido, así como de Enrique Martini
Castillo y Ramiro Ramos Salinas como subsecretarios de Operación
Política.
Según Juárez Cisneros, estos nombramientos tienen el propósito de
fortalecer las tareas del partido, en especial la campaña presidencial y
las de todos los candidatos priistas.
Sin embargo, llamó la atención el “rescate” de Enrique Martini
Castillo, exdiputado federal y expresidente municipal de Taxco,
Guerrero, así como presidente del comité directivo estatal en dicha
entidad, delegado con funciones de presidente del partido en Baja
California Sur y delegado del Movimiento Nacional de la Juventud
Revolucionaria en ocho entidades.
Antes de recibir su nuevo cargo, Martini fue removido de la
delegación del PRI en Guanajuato por los problemas que tuvo con el
candidato a gobernador Gerardo Sánchez García, a quien criticó duramente
en una carta pública porque “no era el indicado, era el peor de todos
los aspirantes”, “que ha hecho muy escasa campaña en comidas y actos
cerrados”, además de que “se dedicó a perseguir y quitar opositores”.
Martini Castillo forma parte del grupo cercano del actual dirigente
nacional del PRI, pero tiene un historial polémico con señalamientos
constantes de presuntos actos de corrupción.
En el reportaje “El Pronasol, sepultado por sus vicios: derroche,
corrupción, obras abandonadas, desvíos, partidismo, tráfico de
influencias e impunidad” (Proceso 900) se documentó que en 1992 la
dirigencia municipal del PAN en Taxco denunció públicamente que el
presidente municipal, Martini Castillo, malversó al menos 219 mil 548
pesos de ese programa federal que debían destinarse a la pavimentación
de calles y caminos rurales entre 1990 y 1991.
En 2006 la dirigencia estatal del PRI inició un procedimiento de
expulsión en su contra, pues lo acusó de apoyar la campaña presidencial
de Andrés Manuel López Obrador cuando éste abanderaba al PRD.
Por ello, la dirigencia estatal del PRI pidió formalmente al CEN la
expulsión de varios priistas, además de Martini Castillo, entre ellos
Jesús Ramírez Guerrero, Marcelino Miranda Añorve, Salvio Herrera Lozano,
Isaac Ocampo Fernández y Pablo Zapién Cortés, pero ya no se volvió a
informar sobre el asunto.
En 2016 Martini Castillo reapareció como delegado de la Secretaría de
Gobernación en Michoacán, durante el periodo de Miguel Ángel Osorio
Chong, y cuando su mentor René Juárez era subsecretario de esa
dependencia federal.
Con esas cartas fue designado delegado del CEN del PRI en Guanajuato,
de donde fue expulsado tras una confrontación directa con el actual
candidato a la gubernatura, Gerardo García Sánchez.
Este reportaje se publicó el 13 de mayo de 2018 en la edición 2167 de la revista Proceso.
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