5/19/2018

¿Y los protocolos para qué? la UNAM continúa encubriendo prácticas machistas


Daniela Villegas

“¡Alerta, alerta, alerta al que camina la lucha feminista por América Latina! ¡Alerta, alerta, alerta feminista, ese macho en la academia abusa de tus amigas! ¡Macho marxista te tenemos en la lista!”, entonan una decena de mujeres encapuchadas de tonos morado, negro y rosa a su paso por los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM.

¿Quiénes son?, pregunta una chica que las observa con detenimiento y en respuesta obtiene de un alumno “Son las feminazis”. Feminazis, término que aquellos, sí principalmente hombres, usan para denostar a las mujeres que alzan la voz, denuncian y no se quedan calladas. El feminismo no mata, el feminismo celebra la vida, muy al contrario del machismo que en México tiene como resultado siete víctimas de feminicidio al día, según Naciones Unidas.

Es el mediodía del lunes 14 de mayo y los pasillos de la Facultad de Filosofía se inundan de consignas feministas y de carteles con la imagen de Jaime Ortega Reina profesor de la UNAM y de la Universidad Autónoma Metropolitana UAM, con la leyenda SE BUSCA, ABUSADOR DE ALUMNAS Y MACHO DE IZQUIERDA.

El profesor habría de participar como parte de la mesa Mariátegui hoy, dentro del coloquio El Mundo Mariátegui: Mariátegui en el Mundo entre las 11 am y 1 pm, sin embargo, no se presentó. Ni a ése evento académico ni a otro realizado en la Facultad de Ciencias Políticas el mismo lunes 14 por la tarde. El factor sorpresa se frustró más no la fuerza de la denuncia. Ésta se hizo más fuerte y evidenció ante la ausencia imprevista o quizá prevenida del académico denunciado por acoso, abuso de poder y plagio, el solapamiento de quiénes encubren éstas prácticas deleznables y la cobardía del denunciado. 

Pese a que no se encontraba físicamente Ortega Reina, alumnas, exalumnas del profesor, junto con demás compañeras que se unieron en sororidad, irrumpieron en el coloquio y leyeron la denuncia y pliego petitorio en la que señalaban que a partir de “múltiples testimonios de compañeras que han elegido romper el silencio, (se sabe) que abusa de su posición como profesor para acomodar piezas a su favor, violentando a sus compañeras sentimentales, confrontando a mujeres que han sido sus alumnas, y apoyando plagios académicos de otras profesoras para tener ´status académico´ y generando redes de complicidad manipulando la información. Ha mantenido relaciones sentimentales con tres estudiantes de licenciatura, de la generación 2008, 2011 y la última de la generación 2013 de Estudios Latinoamericanos”. De igual manera evidenciaban que “pese a las transformaciones que ha habido en los últimos años y a pesar del impulso de un Protocolo de Seguridad, no se ha logrado erradicar la violencia de género, abordarla y entenderla como un fenómeno estructural, que no solamente se soluciona con pobres e ineficientes protocolos”.

Ésta certera señalización hace eco de la tan anunciada con bombo y platillo firma de un acuerdo entre la UNAM y Naciones Unidas en su campaña HeforShe para detener el acoso sexual perpetrada por académicos y estudiantes el 29 de agosto de 2016. De igual manera el último Informe sobre la implementación del Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género en la UNAM, el cual inició el 20 de agosto de 2016, pero que ha visto pobres resultados en cuanto al castigo a responsables de violencia y acoso. Aparentemente hay convenios, pero en los hechos no se evidencia que se estén tomando cartas en el asunto. 

Al escribir éstas líneas me entero que la UNAM de haber decidido despedir a uno de sus empleados por agresiones físicas cometidas contra Judith Flores trabajadora sincalizada de la institución el pasado 20 de febrero, ha revocado la decisión y preferido tan sólo suspender al agresor por ocho días. 

¿Cuál es el propósito de estos convenios y protocolos contra la violencia dentro de la institución universitaria, si se prefiere considerar la trayectoria laboral del o los agresores, por encima de la dignidad, seguridad de las profesoras, trabajadoras, alumnas, exalumnas? ¿Acaso no es una burla flagrante hacia las víctimas la careta de institución a favor de las mujeres cuando la realidad es que las mujeres son lo último que les preocupa al encubrir y premiar a los agresores?

Lo que sí ha generado éste tipo de prácticas es que las mujeres no sólo visibilicen a los agresores, que es lo mínimo que se puede hacer, ante tanta impunidad, sino que también creen redes de sororidad al realizar las denuncias públicas y advertir a las alumnas de nuevas generaciones con qué clase de depredadores se enfrentan.

Una cosa es cierta, tal y como mencionaban las denunciantes de Ortega Reina: “Si abusas de tus alumnas yo te voy a denunciar. Ch$%$%& que tú hagas ya no me voy a callar”.

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Ciudad Universitaria, CDMX a 14 de mayo del 2018.
A todos y todas las asistentes de este coloquio: 

Paramos este evento para hacer una denuncia pública contra un profesor que más de una vez ha sido señalado de acoso y abuso de poder. Lo hacemos nosotras porque las autoridades han demostrado profunda incompetencia para proteger a las víctimas de acoso sexual. Debido al encubrimiento y los pactos patriarcales academicistas, las denuncias no han sido efectivas. Es por eso que señalamos a Jaime Ortega Reyna, profesor de la UNAM, UAM y miembro del programa “Tiempos equívocos” y del comité de redacción de la revista MEMORIA, por violencia, acoso, abuso de poder y difamación hacía más de cinco estudiantes de esta institución. Hoy sabemos, gracias a múltiples testimonios de compañeras que han elegido romper el silencio, que abusa de su posición como profesor para acomodar piezas a su favor, violentando a sus compañeras sentimentales, confrontando a mujeres que han sido sus alumnas, y apoyando plagios académicos de otras profesoras para tener “status académico” y generando redes de complicidad manipulando la información. 

Ha mantenido relaciones sentimentales con tres estudiantes de licenciatura, de la generación 2008, 2011 y la última de la generación 2013 de Estudios Latinoamericanos. Es evidente que busca relacionarse con mujeres cada vez más jóvenes por sus múltiples inseguridades y por la necesidad de reafirmarse, manipular y controlar. Busca hacerlo en las nuevas generaciones, abusando de su posición como profesor que le da poder y acceso a la información de las alumnas. Ha sido señalado por más de tres estudiantes del posgrado de Estudios Latinoamericanos de acoso, violencia, homofobia y manipulación. Y por agresión, violencia verbal y difamación a las pocas profesoras que visibilizan su misoginia. Este comunicado también es una forma de advertir a las chicas de las nuevas generaciones de la clase de profesor que es Ortega Reyna. Estamos hartas de su machismo-leninismo disfrazado y de que utilice el “discurso crítico” para justificar su acoso sexual a estudiantes. 

Denunciamos el encubrimiento entre profesores y la cultura naturalizada del machismo, abuso de poder y relaciones jerárquicas existentes en la universidad. En el caso de Jaime Ortega es sabido que mantiene amistad con varios administrativos de la institución, lo que lo favorece para seguir teniendo reconocimiento en la Universidad; en este lugar de privilegios y pactos patriarcales donde no caben las críticas ni las sanciones. En este modo priísta de operar, importa más la historia de viejas amistades y grandes reputaciones, que las denuncias y los abusos. En la UNAM, pese a las transformaciones que ha habido en los últimos años y a pesar del impulso de un Protocolo de Seguridad, no se ha logrado erradicar la violencia de género, abordarla y entenderla como un fenómeno estructural, que no solamente se soluciona con pobres e ineficientes protocolos. Es necesario corregir la necesidad de la formación de los integrantes de nuestra comunidad, implementar medidas de prevención, fortalecer los mecanismos que hemos encontrado para resolver y sancionar las situaciones de violencia de género. Falta la seria formación de las autoridades para hacerse cargo de estas situaciones, ya que existe una incapacidad y un letargo a nivel institucional para poder responder de forma satisfactoria a las demandas específicas de acoso sexual por parte de los profesores, generándose conflictos de intereses.

Ni la legislación universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) o la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) o la de alguna otra institución de educación superior del país pública o privada contempla en sus reglamentos este tipo de relaciones de poder y verticales entre alumnas y profesores, normalizan la situación en las que la gran mayoría de las veces los docentes abusan de su posición para amedrentar, amenazar, violentar, y hostigar a alumnas cuando han terminado una relación de noviazgo.

Es así que queremos exigimos buscar otras formas y ámbitos a partir de los cuales es necesario accionar para hacer frente a las lógicas heteropatriarcales y erradicar la educación sexista así como la despatriarcalización de las Universidades:

Educación No Sexista

● Se exige la revisión y renovación curricular de las disciplinas que se enseñan en la Facultad con perspectivas de género a fin de identificar las formas en que se reproduce el androcentrismo en la producción del conocimiento. Es necesario realizar una revisión con enfoque de género tanto de las propuestas curriculares explícitas, como del currículum oculto que operan en nuestras clases. Desde las epistemologías y pedagogías feministas se ha demostrado ampliamente el rol que cumple la educación en la reproducción y mantención de un orden tradicional heteropatriarcal de género. 

● Incorporar realmente enfoques de género de manera transversal en las ciencias sociales. Y crear más de cursos y seminarios transversales interdisciplinarios de perspectivas feministas que aborden temas relativos a las múltiples violencias y desigualdades de género que se experimentan en nuestra sociedad y que son esenciales para la formación de cualquier profesional de las ciencias sociales. 

● Desarrollar instancias de capacitación o talleres para el cuerpo docente y funcionarios/as de la Facultad para prevenir la reproducción de discursos y prácticas sexistas en las acciones docentes y las relaciones laborales e interpersonales. Consideramos de especial relevancia este punto ya que el sexismo, la heteronormatividad y el androcentrismo se reproducen de manera cotidiana en los currículos ocultos, los chistes y comentarios sexistas en clases y en reuniones de trabajo, en la desvalorización de investigaciones de académicas y la subordinación de saberes con enfoques de género y feministas, entre otros. 

● Implementar prácticas de prevención de discriminación, acoso y abuso sexual en la Universidad que vayan más allá de enfoques punitivos y apunten a promover las transformaciones sociales necesarias para que los discursos y prácticas sexistas dejen de ser cotidianas, a partir de una lógica preventiva. Así como establecer procedimientos claros, con debidos procesos y de acompañamiento a posibles víctimas de diferentes violencias sexistas y abuso de poder. 

Despatriarcalización de la Universidad 

● En primera instancia creemos necesaria la realización de nuevos Diagnósticos con perspectiva de género que den cuenta de la realidad de las desigualdades en la Universidad Autónoma de México. 

●Sobre las relaciones de poder en la Universidad: debemos llevar a cabo un análisis de la distribución por género en cargos de poder y procesos de toma de decisión, desigualdad salarial por género, dirección de proyectos, además de prácticas de desvalorización del trabajo académico de mujeres y de investigaciones con enfoque de género/feminista. 

● Es urgente la revisión de protocolos de acoso y abuso sexual. Esto con el propósito de construir estrategias de acción que estén contextualizadas a las realidades locales de cada Facultad y a sus respectivas comunidades universitarias. 

● Desarrollar talleres de prevención de violencia de género y sexual en la comunidad universitaria: de abusos sexuales entre estudiantes, de acoso de profesores/as a estudiantes, de acoso a funcionarias/as, prevención de discriminación a personas LGBTI, etc. Así como conformar redes de apoyo para acompañamiento y reparación de daño: atención psicológica, asistencia social y asesoría legal con enfoque feminista, entre otras. 


¡Alto al acoso sexual, violencia y abusos de poder de Jaime Ortega Reyna!
¡Alto al acoso de profesores hacia las alumnas!
¡Alto al abuso de poder y el encubrimiento por pactos patriarcales!

ATENTAMENTE
Estudiantes de la Universidad Autónoma de México (UNAM) Y de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)

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