5/13/2018

Pensiones, privilegio inmerecido


Dolia Estévez
“El rechazo a las pensiones refleja la impopularidad de los ex presidentes”. Foto: Alfredo guerrero, Cuartoscuro
Washington, D.C.—En Estados Unidos, los ex presidentes también  reciben pensiones vitalicias. Obama, Clinton, los dos Bushes y Carter cobran 207,000 dólares anuales cada uno. En 2017, el Departamento del Tesoro erogó 2 millones 840 mil dólares para esa partida. Sin embargo, el tema no despierta pasiones. Y es que a diferencia de nuestro país, los mandatarios se hacen ricos después de dejar el cargo, no durante el cargo. Elemental.
Los ex presidentes estadounidenses ganan millones de dólares en discursos y libros. Bill y Hillary Clinton, por ejemplo, cobran alrededor de 200 mil dólares por discurso. En dos horas ganan el equivalente a un año de pensión. Entre 2001 y 2016, la pareja percibió 139 millones de dólares sólo en presentaciones. Los libros es otro negocio altamente redituable. Penguin Random House pagó 65 millones de dólares por los derechos de autor de las autobiografías de Barack y Michelle Obama. El ex Presidente demócrata recibió un adelanto de 20 millones de dólares.
Los críticos argumentan, con justificada razón, que las pensiones son un desperdicio de fondos públicos. Aún así, no es  tema polémico. Y es que 2 millones 840 mil dólares del monumental presupuesto de egresos anual de Estados Unidos es una gota en el océano.
En México también es un gasto superfluo pero por otros motivos. Los hoy pensionados dejaron la presidencia convertidos en millonarios. Robaron abierta o solapadamente, o dejaron que otros lo hicieran por ellos. “Un político pobre es un pobre político”, fue el infame legado que el maestro de Atlacomulco  transmitió a la clase política.
El interés de las pensiones—ayudar a representar al país con dignidad y agradecer su servicio público—no es el problema de fondo. El problema de fondo está en compensar a servidores públicos cuyas gestiones han estado marcadas por actos de corrupción, abuso de poder, mal manejo de recursos, clientelismo, violación de derechos humanos, crisis económicas, violencia, inseguridad, muertes e impunidad. El problema de fondo está en mantener a individuos que se hicieron ricos a expensas del erario.
De acuerdo a una investigación de Linaloe R. Flores, las pensiones, apoyos en gastos de servicios, seguridad y personal para Echeverría, Salinas, Zedillo y Fox, más las viudas de de la Madrid y López Portillo, significan una erogación para el erario de un estimado de 44 millones 499 mil 701 pesos, (SinEmbargo 07/05/18). En dólares, la suma no dista mucho de las pensiones de cinco ex presidentes estadounidenses.
La propuesta del candidato puntero Andrés Manuel López Obrador de eliminar las pensiones vitalicias, misma que reiteró el mes pasado, ha sido bien recibida por sus seguidores y, como es de esperar, rechazada por los aludidos. Fox dijo que a él “nadie le va a quitar” su pensión, porque “de eso vivo”. Las pensiones, añadió, evitan que robe y garantizan que los ex presidentes tengan una vida “decente” (SinEmbargo 25/08/17). Por su parte, Felipe Calderón señaló que quitar la pensión a los ex presidentes pondría en peligro su seguridad, aunque aclaró que “no pasa nada” pues la dona a un grupo de beneficencia (El Financiero 16/04/18).
El rechazo a las pensiones refleja la impopularidad de los ex presidentes. Para buena parte de la sociedad, son un grupo de privilegiados que creen estar por encima de la ley. Ningún ex Presidente mexicano ha sido acusado judicialmente de corrupción u otros delitos, mucho menos juzgado. No obstante, todos tienen cola que le pisen. Raúl Salinas fue símbolo de corrupción e impunidad. Se le conocía como “Mister Ten Per Cent” por el 10 por ciento de comisión que cobraba por cada concesión de contrato público durante el sexenio de su hermano. Se le encontraron cuentas millonarias en Suiza y 41 propiedades. Estuvo 10 años en prisión por homicidio e enriquecimiento ilícito.
El sexenio del cambio tampoco se libró de acusaciones de tráfico de influencias y nepotismo. Marta Sahagún fue acusada de utilizar su influencia en el gobierno de su marido para beneficiar a sus hijos con contratos de obras públicas. Una investigación determinó que el daño ocasionado a la hacienda pública por irregularidades detectadas en la adjudicación de contratos otorgados a una empresa vinculada con Manuel y Jorge Bribiesca, hijos de Sahagún, ascendía a más de 1,000 millones de pesos. Fox y Sahagún fueron criticados de haber presuntamente usado fondos del erario para reconstruir su rancho en Guanajuato que, según un colaborar, “estaba en completo deterioro porque el ex Presidente no tenía para darle mantenimiento”. Fox negó las acusaciones y aseguró que fue reconstruida con dinero propio (Expansión 28/11/12).
Fox quizá sea el que más ha degradado la institución presidencial. El año pasado, fue contratado por la empresa estadounidense Super Deluxe para que filmara tres videos con ataques y vulgaridades dirigidos a Trump. Se estima que cobró miles de dólares (SinEmbargo 12/07/17). Aún así es el que más se opone al fin de la pensión.
Las pensiones vitalicias son privilegios que ningún ex Presidente se ha ganado. No le pueden pedir a la sociedad que los mantenga cuando lo único que le dieron fue infortunios. Adelante con la propuesta de despojarlos de un beneficio que no merecen.
Twitter: @DoliaEstevez

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