PND, punto de ruptura
AMLO: aunque rechinen
Más allá de los jaloneos internos, las grillas y conexos, el punto toral del –llamémoslo así–
desencuentrocon Carlos Urzúa fue el armado del Plan Nacional de Desarrollo (PND), pues el ex secretario de Hacienda lo estructuró con base en principios neoliberales, es decir, los mismos que la nueva administración gubernamental se comprometió a sepultar.
El presidente López Obrador lo resumió así:
con Carlos Urzúa hubo diferencias, porque presentó un Plan Nacional de Desarrollo que no reflejaba el cambio; era como si lo hubiese hecho (Agustín) Carstens o (José Antonio) Meade, lo que para efectos de la 4T resultaba veneno puro. Y para que no quede duda, Andrés Manuel subrayó:
los cambios van para adelante; no se trata de un cambio de gobierno, sino de régimen.
De cualquier suerte, desde el anuncio mismo, llamó la atención que
Carlos Urzúa fuera designado como secretario de Hacienda de la 4T, pues
se trataba de un personaje si bien de alguna forma ligado a López
Obrador (tres años secretario de Finanzas en sus tiempos de jefe de
Gobierno del entonces Distrito Federal), pero a todas luces integrante
de una escuela de pensamiento económico más ligada al neoliberalismo que
a las corrientes progresistas. Y eso lo sabían.
Pero, en efecto, basta cotejar el PND del defenestrado funcionario
con los presentados por Agustín Carstens, José Antonio Meade y los demás
secretarios de Hacienda de la época neoliberal, para certificar el
dicho de López Obrador, porque al final de cuentas todos ellos son
fanáticos neoliberales con los resultados por todos conocidos y
padecidos. Aún así, AMLO asegura que Urzúa no pertenece a esa corriente;
respeto sus puntos de vista, pero no los comparto. Sin embargo, parece que Urzúa no estaba enterado.
Pero bueno, el punto, comentan fuentes de Palacio Nacional, es que
Urzúa armó el PND de la 4T con un concepto y una mecánica ejecutoria que
ni lejanamente embonaba con la visión y los objetivos –en especial los
sociales– del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, de tal forma que
cuando éste conoció su conceptualización, contenido y alcance
prácticamente debió tirar todo y empezar de cero para darle forma y
alcance, y el tiempo lo tenía encima, lo que al ex secretario de
Hacienda le cayó en el hígado, sin que ello demerite sus quejas por
grillas, zancadillas, conflictos de interés y demás.
De hecho, el propio Presidente lo detalló:
hubo dos versiones sobre el PND, y la que quedó es la que yo autoricé; incluso me tocó escribirla, pero había otra versión y sentí que era continuismo. El plan (presentado por Urzúa) era de inercia neoliberal; el que se presentó tiene como contexto el plan liberal de 1906 y el plan sexenal del general Lázaro Cárdenas, sin términos propios de la política neoliberal. Después del desastre de la política neoliberal, ¿cómo voy a seguir con lo mismo?; allá quienes defienden ese dogma; en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 no hay vestigios de neoliberalismo.
Entonces, dijo López Obrador,
hay que acostumbrarse a que en mi equipo hay debates y discrepancias, y garantizamos el derecho a disentir y no enojarnos, irnos acostumbrando a que esto va a pasar, aunque rechinen. Y, en resumen, el PND
es libertad, justicia, democracia, honestidad, soberanía, progreso con justicia; ¿cuál es el modelo? Crecimiento con bienestar. Es cosa de buscarle el título, pero lo conceptual está en el documento.
Las rebanadas del pastel
De relojería suiza fue el operativo para detener al abogánster
Juan Collado, quien ya goza de las comodidades del Reclusorio Norte, y
como por arte de magia comenzaron a surgir nombres de algunos de sus
socios (Libertad Servicios Financieros) y clientes. A ver si los
reconocen: Carlos Salinas de Gortari, Enrique Peña Nieto, Francisco
Domínguez Servién (gobernador de Querétaro), Mauricio Kuri (senador
panista), Javier Rodríguez Borgio (conocido como el zar de los casinos) y
los que se acumulen. Por cierto, Carlos Romero Deschamps sigue con
severos problemas gastrointestinales.
Twitter: @cafevega
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