Desde la Luna de Valencia
Por: Teresa Mollá Castells*
Leo hoy en "eldiario.es"
que algo más de la mitad de los municipios españoles nunca ha tenido
una alcaldesa al frente del Consistorio. Y sigue llamando la atención
esta desigualdad con respecto al poder político. Pero si "rascamos" un
poco veremos que esta desigualdad es consecuencia de las propias
condiciones de vida de las mujeres.
Pese a las leyes de igualdad y los esfuerzos realizados en los
últimos 20 años queda mucho trabajo por realizar para que la igualdad
real se asiente en el seno del poder políticos que, como el económico y
financiero, siguen siendo masculinos.
La falta de medidas de conciliación de la vida personal, laboral y
familiar tiene mucho que ver con este tema, puesto que, los hombres en
general no se ocupan de la organización y tareas domésticas ni del
cuidado de las personas mayores, menores de edd o dependientes de las
que sí se han de encargar las mujeres. Esto unido a la falta de
incentivos que pueden ofrecer los partidos para militar en sus filas y
la dureza con la que se nos suele tratar a las mujeres en el ámbito
político, resulta claramente desmotivador.
La toma de decisiones en ámbitos informales es otro factor que nos
desmotiva, puesto que ellos siempre tienen tiempo y nosotras, en
general, andamos siempre con "hambre" de tiempo. Y esa falta de tiempo
nos condiciona mucho más que a ellos. Y nos puede llegar a enfermar por
estrés y ansiedad.
Existe una falta de referentes de mujeres políticas para que las
niñas y mujeres jóvenes tomen nota de sus acciones y de sus formas de
hacer política, y las pocas que existen siempre han sido las segundas en
el escalón político del poder. Bueno que tenemos algunas que siendo
primer escalón mejor olvidarlas, puesto que su complicidad con el
patriarcado ha ido mucho más allá de lo deseable.
Además nuestros compañeros de organizaciones políticas, sindicales,
en demasiadas ocasiones no acaban de creer en la igualdad plena de
derechos y obligaciones entre mujeres y hombres y acaban actuando con
condescendencia con nosotras más que con activismo para conseguir, de
verdad, esa igualdad de derechos.
La democracia está construida sobre bases patriarcales en sus tres
poderes porque ninguno ha llegado a impregnarse de la necesidad
imperiosa de llegar a una verdadera igualdad que podría salvar tantas
vidas de mujeres e infancia. No se trata sólo de presencia de mujeres,
que también, sino también de que exista esa verdadera transformación
social que predicamos desde el feminismo. Se trata de colocar el cuidado
de las personas en el centro de la vida y trabajar para que las vidas
sean vivibles. Pero para que eso ocurra hemos de transformarnos mucho
primero a nivel personal y después colectivamente.
Y tanto el patriarcado como el capitalismo nos lo van a poner muy
difícil, puesto que el actual sistema les beneficia de sobremanera pese a
que sus consecuencias las pagamos mayoritariamente las mujeres y las
niñas, incluso con nuestras vidas y el planeta al que se está
esquilmando.
Necesitamos un cambio de paradigma y dar un vuelco no solo a la forma
de hacer política, también a la forma de enfrentarnos a esas
organizaciones en las que todavía el machismo, en las formas y en el
fondo, sigue haciéndose presente de tantas maneras. Necesitamos que el
feminismo impregne esas organizaciones y los gobiernos que vayan
surgiendo. Que la igualdad real impregne las listas electorales y los
nombramientos que emanan de cualquier proceso electoral. Necesitamos
menos Arrimadas o Monasterio y más Calvo o Montero que por cierto, todas
ellas son segundas de sus organizaciones y sirven como ejemplo.
Como he dicho muchas veces, el patriarcado nos quiere obedientes y
sumisas con el poder que ellos siguen ostentando y por tanto, va a
seguir poniendo obstáculos para nuestro avance. Pero como también he
dicho en alguna ocasión, el feminismo ha llegado para quedarse y poco a
poco seguimos avanzando en todos los ámbitos.
Somos la mitad de la población y, aunque nosotras no lo veamos, estoy
segura que en un momento dado llegaremos a tener la mitad del poder en
todos los ámbitos y eso significará que la transformación social habrá
sido un éxito.
*Corresponsal, España. Comunicadora de Ontinyent
CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Ontinyent, Esp.-
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