Miguel Concha
Cada vez se generaliza
entre las organizaciones civiles la necesidad de solicitar a la
Fiscalía General de la República (FGR) el ejercicio de su facultad de
atracción para garantizar el acceso a la justicia en casos graves de
derechos humanos que quedan impunes a escala estatal.
Hoy me ocupo urgentemente de uno de ellos. La noche del 13 de
diciembre de 2018 Leonardo Reyes Cayente fue presuntamente ejecutado
extrajudicialmente por Fuerzas de Seguridad Pública del estado de
Guanajuato en hechos que hasta ahora no se han investigado a fondo,
debido a la complicidad que la Fiscalía General de Justicia del Estado
(FGJEG) tiene con la Secretaría de Seguridad Pública del gobierno de
Diego Sinhué Rodríguez Vallejo. Leo, como lo conocían sus
familiares, era un migrante mexicoamericano de 23 años que residía en
Texas desde cinco años antes, originario de la comunidad Corralejo de
Abajo, en San Miguel de Allende. Había viajado con sus padres desde
Texas a pasar las fiestas navideñas en Guanajuato, y lo que encontró fue
la muerte. Esta comunidad, de menos de 200 habitantes, tiene un grado
de marginación alto y no cuenta con servicio telefónico. Por ello, para
hacer llamadas y conectarse a Internet, sus habitantes requieren
trasladarse a un lugar en el cerro denominado La Caseta, rumbo a San
Damián.
Según los familiares, Leo había regresado de un partido de
futbol y se trasladó a La Caseta para llamarle a su novia en Estados
Unidos. Y ahí es cuando la historia de la familia difiere diametralmente
de la versión oficial del gobierno del estado. Según ella, escucharon
tiros, se acercaron entre los matorrales y presenciaron cómo elementos
de la policía estatal movían el vehículo de Leo y disparaban sobre la camioneta para hacer cuadrar su dicho: “Vamos a meterle tres balazos a los asientos de la troca”, dijo uno de ellos.
Por su parte, la versión oficial señala que Leonardo viajaba con dos
supuestos acompañantes que huyeron, y que fueron ellos quienes
dispararon primero a los oficiales. Es importante mencionar que el
relator especial sobre las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o
arbitrarias de la ONU presentó en 2014 las conclusiones de la visita que
realizó un año antes a México. En éstas señala que el derecho a la vida
está gravemente amenazado en nuestro país, y que se debe actuar
decididamente para evitar más muertes. Señala también que con el fin de
castigar a los responsables y otorgar reparación a las víctimas o a sus
familiares, se deben investigar sin demora las muertes de migrantes. Se
entiende que una ejecución extrajudicial es
la privación de la vida por parte de agentes del Estado, o con la complicidad, tolerancia o aquiescencia de éstos, sin un proceso judicial o legal que lo disponga. De conformidad con lo narrado al Ministerio Público por los familiares, Leonardo fue ejecutado extrajudicialmente por policías de Guanajuato. Señalan incluso que en el transcurso de la noche y después de los disparos escucharon con vida a Leonardo, sin que los oficiales hicieran algo para salvarlo.
La FGJEG, cuyo titular fue fuertemente cuestionado por haber sido
nombrado por medio del denominado pase automático, no ha investigado a
fondo la ejecución de Leonardo Reyes. Con ello comprueba su falta de
autonomía. El Ministerio Público en el que se inició la denuncia amenazó
además a la familia e intentó que firmaran una declaración que no
habían hecho. Han pasado seis meses y la investigación no ha avanzado.
Mención aparte merece la tibia intervención de la Procuraduría de
Derechos Humanos del Estado, que inició de oficio su investigación sobre
el caso, y cuyo titular se negó a recibir a los familiares de Leo en febrero pasado. El gobernador ha señalado que
en este caso es buscar que se aclaren los hechos; he estado al pendiente de derechos humanos (en la investigación de la procuraduría). Ello durante una protesta que realizaron familiares de Leonardo en el consulado de Texas, cuando el gobernador realizaba una visita oficial.
Cuatro meses después los hechos no han sido aclarados. El padre
Alejandro Solalinde se ha unido también a la exigencia de justicia que
han hecho la familia y organizaciones de migrantes residentes en Estados
Unidos, reforzando la petición de que la FGR atraiga el caso. La
ejecución extrajudicial es una violación grave a los derechos humanos, y
la FGJEG carece de autonomía en esta investigación. Así lo han señalado
familiares que han solicitado desde el primer momento la atracción del
caso, al indicar que no existen garantías para una investigación
independiente en Guanajuato, y que la participación de funcionarios o
servidores públicos puede incluso obstaculizarla.
Por ello la atracción federal abriría una oportunidad para el acceso a
la justicia en el caso de Leonardo Reyes. En ello coincide el pleno del
Senado de la República, que el 30 de abril aprobó un exhorto para que
la FGR atraiga el caso. Me sumo públicamente a la petición de todas
aquellas personas que demandan que la FGR atraiga el caso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario