3/11/2011

¿Cuándo se es tolerante o intolerante? ¿Si protestamos contra la visita de Obama, de Vargas Llosa a México, es intolerancia?


Pedro Echeverría V.

1. Me han dicho tantas veces que soy “intolerante”, que ya me lo creí; y cuando en otras ocasiones me han aconsejado ser “tolerante” me ha parecido que me están diciendo que yo deje que cada quien haga lo que le venga en gana. Pero esto, sin duda, es una simplificación porque el problema parece más complicado y requiere análisis de inteligentes sicólogos y filósofos. He pensado algunas veces que soy tolerante ante el 99.9 por ciento de los problemas mundiales que no me interesan, que no entiendo y en los que no puedo intervenir; por el contrario, pienso que soy intolerante contra los que producen la explotación, la pobreza, las guerras y las mentiras. Por ejemplo me importa un comino quien gane en el fútbol, saber qué tipo de religión es la mejor, si un artista es superior que el otro o si la Lewinski hacía sexo con Clinton: en todo ello y mucho más soy “tolerante”. Pero, ¿cómo no protestar y pelear contra las guerras y las armas?

2. Se dice que la única forma de probar la tolerancia es cuando hay agresión, es decir, que sólo se puede ser tolerante frente aquello que nos molesta (con lo que NO se está de acuerdo) pero que se acepta por respeto al individuo o para la defensa de un ideal de libertad. La indiferencia, la falta de interés, la indulgencia, no son tolerancia. Que la tolerancia por respeto al individuo se podría formular como: "No estoy de acuerdo contigo, pero te dejo que lo hagas por respeto a las diferencias" La tolerancia para la defensa de un ideal de libertad, está perfectamente ilustrada por una célebre citación atribuida a Voltaire. "No estoy de acuerdo con lo que me dices, pero lucharé hasta el final para que puedas decirlo". Pienso y pregunto: ¿La tolerancia también se acomoda a los intereses de cada quien y cada momento? ¿O quizá todo se reduzca a “tratar de ser tolerante hasta cierto límite”… cuando se inicia la intolerancia?

3. Acabo de leer a alguno de esos articulistas del PRD, del PRI o del PAN, calificando de intolerantes a los jóvenes que corrieron a un político ex candidato presidencial del PRI, el señor Labastida Ochoa, del auditorio de la facultad de economía de la UNAM. De la misma manera han calificado a los profesores oaxaqueños, michoacanos, de la CNTE de bloquear calles, o a estudiantes que son acordonados por la policía o el ejército por lanzar piedras. Me parece que en los análisis políticos, en las diferencias ideológicas, se suele ser más o menos tolerante, pero si se lucha contra un gobierno corrupto, contra un empresario explotador, contra yanquis invasores, contra las mentiras y manipulaciones de los medios de información, contra curas pederastas o contra quienes quieren bloquear las protestas, no se puede ser menos que intolerante. ¿O piensan acaso que en vez de protestar sería mejor quedarse en la casa a rascarse el ombligo?


4. La realidad es que yo he seguido, a partir de lecturas biográficas, la intolerancia de Dostoievki, Beethoven y mil intelectuales y artistas que mandan al carajo a la mediocridad con el fin de fortalecer sus objetivos y convicciones. He sentido que hay que ser muy bondadoso, solidario, abierto a escuchar y a ayudar en lo que se pueda; pero cuando alguien está “clavado” en un asunto que conoce bien, sobre el que tiene muchas experiencias y tiene profundas convicciones, puede adoptar posiciones irreductibles e intolerantes frente a aquellos que apenas balbucean el problema. Puedo ser un convencido de adoptar la duda como método, el escepticismo en la búsqueda del conocimiento, incluso el pesimismo crítico y reflexivo, pero hay asuntos en los que no se puede ceder, aunque todo mundo califique de intolerante. ¿O puede olvidarse que a todos los revolucionarios los han catalogado como tales?

5. Si alguien me preguntara como se hace un merengue o un pastel, si se le puede poner huevos, aguacate y chile, sería muy tolerante y le diría –porque no me interesa- que tiene la total libertad para ponerle lo que quiera. Pero si alguien me dice que debo de viajar cientos de kilómetros, gastar la poca lana que tenga, para ir a protestar contra el gobierno yanqui, para apoyar la lucha de los trabajadores o para repudiar la explotación empresarial, y por eso la calificarían de intolerante, pues sí lo soy y lo seguiría siendo. Pero también pienso que soy tolerante en los estudios y los análisis de los problemas porque nunca he creído que alguna persona: Marx, Bakunin, Engels y los más grandes científicos tengan razón absoluta alguna. Dado que no pienso en la existencia de “la verdad” y que ésta solamente es aparente porque siempre está transformándose, pues tampoco pienso en que yo y mis enormes limitaciones pueda captar lo que realmente sucede.


6. Pienso que la tolerancia puede ser un buen deseo, una pretendida actitud o una pose. Se dice que la tolerancia se prueba cuando hay una agresión o algo nos molesta. Yo pienso que nuestra respuesta dependerá de quien nos arremete y nos molesta, si la ofensa es grande o pequeña y si es trascendente o pasajera. En la agresión y la respuesta hay sin duda la presencia, un juego de la pasión y la razón. Como ser racional quizá pueda contar hasta 10 y hacer autollamados a la calma, pero no puede asegurarse lo que sucederá. ¿Qué hacer cuando el gigantesco y poderoso Goliat, armado hasta los dientes, se lanza contra David que en vez de armas nucleares apenas tiene una honda por arrojar piedras? ¿Seremos tolerantes y los dejaremos solos para que “de igual a igual” remedien sus problemas? En conclusión: Quizá la tolerancia traiga paz en la tierra para los hombres de buena voluntad… pero sería una paz de los sepulcros. Sigo preguntando.

http://pedroecheverriav.wordpress.com

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