De
los innumerables problemas sociales muy graves que no da cuenta para
nada el Informe de Aristóteles Sandoval Díaz es el laboral, ¿qué podría
informar? Él y sus asesores, ideólogos, intelectuales orgánicos,
pregoneros publicitarios, mercadólogos, etcétera, al parecer, viven en
otro mundo y desconocen la realidad existente de millones de
trabajadores jaliscienses del campo y la ciudad. ¡Cómo si no existiera
ningún problema de la población trabajadora en la entidad! Si bien es
cierto que podemos reconocer una pequeña preocupación gubernamental por
atajar en algunos casos la súperexplotación de jornaleros agrícolas,
incluidos la de los niños en estos menesteres dramáticos de
supervivencia familiar, tales intervenciones de la Secretaría del
Trabajo y Previsión Social son minucias comparadas con aquellas
cuestiones que requieren una urgente política estructural hacia la
búsqueda de justicia de los derechos humanos laborales.
El
gravísimo problema del desempleo masivo, el de la súperexplotación de
decenas de miles de trabajadoras de la industria maquiladora
electrónica, el de los jubilados con pensiones miserables, incluida la
precariedad de los adultos mayores exbraceros, el de millones de
operarios sin prestaciones sociales, etcétera, son cuestiones que no
merecen ninguna preocupación real del gobierno estatal. Todo está bajo
control, parece ser la idea de los gobernantes en turno y del ejército
de operadores charros sindicales para mantener el “orden y la paz
social” tan necesarios en estos tiempos ultraviolentos causados por un
capitalismo salvaje que requiere del máximo de explotación de la fuerza
de trabajo que en la entidad se estima en poco más de tres millones de
asalariados.
El Informe de Aristóteles Sandoval no da
cuenta para nada del dramático y desolador panorama laboral. Todo está
bajo control, se repiten a sí mismos los operadores políticos y los
charros encargados del corporativismo sindical y del clientelismo
político-electoral. Desde luego, dentro de esta visión edulcorada el outsourcing debe
verse como algo natural y necesario para atraer las grandes inversiones
de capital extranjero –inversión extranjera directa (IED)–, propio de
la competitividad económica global que jalona el mercado a costa de la
extrema precariedad de vida y de las condiciones laborales humillantes
e indignas del pueblo trabajador jalisciense. ¡Todo está bajo control!
Incluidas las formas de sometimiento laboral de las mujeres en las
maquiladoras. También las de los operarios de las grandes
transnacionales como los de la empresa automotriz Honda en el corredor
urbano-industrial de Guadalajara-El Salto ¡Todo está bajo control! ¡A
“charrazo” limpio!, a punta de golpes y represión a los trabajadores
que luchan legítimamente por sus derechos laborales y tener auténticas
organizaciones gremiales representativas de sus intereses económicos,
salariales, laborales, y políticos.
¿Quién o quienes
tienen el poder político real en Jalisco? Es decir, ¿quién o quienes
deciden el verdadero quehacer político? Esa es la pregunta que debemos
hacer claramente para poder responder objetivamente sobre lo que está
sucediendo en los hechos en la entidad. Todo parece indicar que no es
el gobierno de Aristóteles Sandoval Díaz, el poder formal, sino que el
poder real lo detentan visiblemente los grandes empresarios locales y
extranjeros. La oligarquía local, incluida la extranjera, es la que
tiene el sartén por el mango, por así decir. Un poder de minorías
opulentas. Por eso está la situación como está: un verdadero desastre
social.
El martes pasado, en rueda de prensa, el Sindicato
de Trabajadores Unidos de Honda México (STUHM) señaló a Aristóteles
Sandoval Díaz y al secretario general de Gobierno, el también priista,
Arturo Zamora Jiménez, de haber ordenado la detención de tres de sus
agremiados –incluido Aldo Santana, un activista solidario– el 5 de
febrero por la policía municipal de El Salto. Ese día fueron arrestados
cuando repartían solamente propaganda informativa sobre un amparo
obtenido por el sindicato el 24 de enero pasado, en el que un Tribunal
Colegiado ordenó a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje a
reconocer el derecho de los trabajadores de la compañía trasnacional a
formar un sindicato. ¿Es delito volantear? Los trabajadores fueron
rociados con gas lacrimógeno, golpeados y quemados con cigarros,
incluso se les amenazó de incriminarlos, sin prueba alguna, de “intento
de homicidio”. Los policias se jactaron con los detenidos, en un afán
intimidatorio, de que era una orden mandada desde muy arriba, que
tenían el “encarguito de torcerlos”, que la orden salió de los patrones
políticos Sandoval Díaz y Zamora Jiménez. Todo parece indicar,
entonces, que la orden salió de la planta de Honda. José Luis Solorio,
secretario general del STUHM, manifestó que esta detención arbitraria
es un claro ejemplo de que el PRI no quiere que se constituyan
sindicatos independientes ni en Honda ni en alguna otra empresa.
Aseguró que existe un acuerdo entre los directivos de Honda, las
autoridades estatales y la Confederación de Trabajadores Mexicanos
(CTM) para impedir que el STUHM sea conformado, y exigir el recuento
para tener la titularidad del Contrato Colectivo de Trabajo.
¡Todo
está bajo control!, parece ser la máxima política del gobierno en turno
en materia laboral en una entidad donde los trabajadores carecen de los
elementales derechos constitucionales para protección y resguardo de
sus propios intereses económicos y políticos. La política del silencio
gubernamental es muy elocuente de aquellos problemas sociales que no se
quieren o no se pueden resolver. La democracia brilla por su ausencia y
se trata de ocultar una realidad infamante de una esclavitud moderna y
de una pobreza social lacerante y creciente; seguramente así “Jalisco
avanza rumbo a su nueva historia”; un sendero luminoso neoliberal.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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