Samuel Schmidt
El futuro nos alcanzó mucho antes de lo esperado. Eran muchas las voces que anunciaban que el tren se descarrilaría y al parecer era solamente cuestión detiempo, pero el gobierno ponía oídos sordos, porque para ellos los críticos los odian en lugar de pensar que son las voces que llaman a la corrección en la acción gubernamental.
El gobierno apostó a que lasreformas revertirían la tendencia de caída de la economía; la esperanzamayor recaía en la reformaenergética, que traería una enormeinversión extranjera, que solita dinamizaría la economía. No había ninguna base para sostener este falso optimismo. No aceptó el secretario deHacienda que el mal manejo del gasto público había postrado el crecimientoeconómico y ahora se complicaba con variables que no pueden controlar.Finalmente, como no hay plazo que no se cumpla, el gobierno reconoció la fragilidad de la hacienda pública y anunció un recorte del gasto, asegurando demagógicamente que no impactaría al crecimiento, parece que siguen pensando que hay mentiras que la gente creerá. Si se puede recortar tanto dinero sin impacto económico, o la cantidad es ficticia, o hay una mentira oculta. Los rusos hablan de impacto severo con la caída delpetróleo y a México solo le hará cosquillas.
Ni hablar, ese es el caso de realidades distintas. Se consideró a las causas externas de siempre que llevaron a la decisión de recortar el gasto, pero destaca que elgobierno haya excluido a una de las fuentes principales del desastre: lapolítica fiscal y hacendaria. Losimpuestos no gravan donde deben hacerlo y el gasto público se despilfarra en mantener una burocracia dorada, ineficaz y corrupta. Eso no se corregirá.Los neoliberales creen que deben gerenciar el país siguiendo las recetas de un libro de texto, sin darse cuenta, que en realidad deben gobernar, pero esto último son incapaces de hacerlo, porque es el arte de beneficiar a todos y no solamente a unos cuántos, tal y como vienen haciendo desde hace más de 30 años. En México crecen de manera paralela una riqueza ofensiva y una pobreza vergonzosa.
Los librosde texto no son guía de gobierno, pero esa es una cosa que su ortodoxia no termina de aceptar.Mientras tuvieron petróleo hasta reventar, ociosamente dejaron de pensar en modelos fiscales distintos, descansaron en la renta del petróleoque les daba para excesos y dispendios; para completar las necesidades fiscales, lo único que se les ocurría es que debían cobrar másimpuestos a los causantes atados mientras enriquecían a las grandes corporaciones, y recurrieron alterrorismo fiscal para someter a los pequeños empresarios que tenían que lidiar con la corrupción creciente de una burocracia voraz. La meta de laSecretaría de Hacienda es poderauditar más empresas que Chile y buscan que los patrones paguen por elproceso. Por eso quieren que se les entreguen las contabilidades electrónicas.
Estos neoliberales nunca tuvieron enmente la necesidad de tener unmercado dinámico que contribuyera para alimentar la hacienda pública, parecen no haber entendido que unaeconomía fuerte implica finanzas públicas fuertes, solamente les interesan bases impositivas fuertes para sostener un sistemaasistencialista que les permita mantenerse en el poder, y con esto enriquecerse ellos y a sus patrones.Pero el mundo no funciona en base allibro de texto, y por eso se desconcertaron cuando se derrumbó elprecio del petróleo y se les descompuso el esquema, y no supieron que hacer, así que de nuevo al libro y ahora se meten a las políticas de austeridad que no funcionan en ningún lado: ahí está Grecia como prueba del límite al que esta dispuesta a llegar lasociedad en el sufrimientoeconómico, mientras la oligarquía pone a buen recaudo su riqueza; lasociedad reacciona quitando de enmedio a los que no resuelven los problemas creados por ellos mismos, y si ese ejemplo no les basta, deben voltear hacia España donde la genteya levanta la voz contra ese tipo de política económica, preparándose para hacer un gran reemplazo en el poderpolítico.
Los neoliberales no saben estudiar a larealidad, y por eso no entienden lo que sucede, no entienden que la carencia de oportunidad lanza a lasociedad hacia el exterior, a laeconomía subterránea y crea un climapropicio para el crimen, mientras que sacrifica el futuro.Es hora de cambiar el modelo, de experimentar con las políticas que le producen bienestar a muchos, y dejar de servir a la oligarquía, es hora de llevar la democracia al ejercicio degobierno y privilegiadamente al terreno fiscal.
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