El capitalismo nunca cancela un proyecto totalmente
Fragua
Para
algunos, México es un país con alto potencial para invertir en
proyectos y obtener jugosas ganancias, para otros, la gran mayoría de
la población, es un país donde las oportunidades de sobrevivir y tener
una vida digna son pocas. La desigualdad social que existe en México
nos muestra que la política económica impuesta no es para el beneficio
del pueblo sino para los capitalistas, grandes empresarios y los
gobiernos corruptos.
En nombre del “progreso, desarrollo y
modernidad del país” se nos ha impuesto una lista de megaproyectos,
como la construcción de carreteras, autopistas, acueductos, presas,
termoeléctricas y minas, que significan saqueo, despojo y explotación
de los recursos naturales del país. El anunciado proyecto del Nuevo
Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) es una clara
muestra de que la generación de ganancias a través de la implementación
de megaproyectos de infraestructura responde solamente a los intereses
de la clase burguesa, en este caso del consorcio constructor que encabeza Fernando Romero (yerno de Carlos Slim el hombre más rico del mundo).
El NAICM ya estaba en los planes del gobierno desde el año 2000. Basta
recordar la lucha que emprendieron diversas organizaciones y
comunidades, agrupadas en el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra
(FPDT), que se manifestaron contra el despojo de tierras que éste
significaba, razón por la que en 2002 el gobierno de Vicente Fox se vio
obligado anunciar la cancelación del proyecto y la abrogación del
decreto expropiatorio que afectaba directamente a los ejidatarios de
San Salvador Atenco y Texcoco.
Sin embargo, hoy, a más de 10 años de distancia, podemos darnos cuenta que en realidad el
proyecto no fue cancelado totalmente, es decir, lo que fue cancelada
fue la propuesta de comenzar a construir en ese momento y el proyecto
fue simplemente pospuesto, esperando el momento oportuno para
resurgir. Así ahora, en la administración de Enrique Peña Nieto, se
presenta de nuevo como uno de los proyectos más ambiciosos del sexenio
pues proyecta ser uno de los tres aeropuertos más grandes del mundo.
Proyectado sobre una extensión de 4,431 hectáreas en terrenos federales
ubicados en el vaso del antiguo lago de Texcoco, pretenden justificar
que no habrá despojo de tierras. Sin embargo, la construcción del NAICM
implica además, la construcción y/o ampliación de autopistas,
carreteras (un total de diecinueve obras viales), obras hidráulicas,
además del establecimiento de grandes centros comerciales, modernos
negocios y edificios que, evidentemente, vendrán a cambiar el uso de
suelo de los terrenos actuales en donde se encuentran ubicados pueblos
y comunidades.
Aunque el gobierno insiste en decir que el
NAICM será ecológico y patrimonio de todos los mexicanos, es evidente
que no es así. “A nosotros no nos beneficiará en nada, porque uno no usa esos servicios”
comenta el señor Esteban Núñez, ejidatario de Atenco, quien también
trabaja como vigilante en una zona habitacional para completar sus
ingresos. Al preguntarle si está de acuerdo con la construcción del
aeropuerto comenta: “Pues aunque no lo estemos, ya es un hecho, viene sobrando nuestra posición”.
Aunque existen grupos organizados de pobladores, ecologistas y
académicos que muestran completo rechazo al NAICM, la opinión del señor
Esteban deja ver que muchos pobladores de la región manifiestan
indiferencia o, cuando menos, impotencia por el asunto. Existe también
un desdén oficial y falta de información por parte del gobierno y sus
representantes políticos dentro de las comunidades que serán afectadas
directamente. Es importante mencionar también la participación de grupos que han vivido siempre bajo el cobijo de los partidos políticos
(como Antorcha Campesina, entre otras organizaciones clientelares
priistas) promoviendo los supuestos “beneficios” del NAICM. Estos
grupos, como siempre, están esperando a que les toquen algunas
migajas del pastel, en forma de diputaciones y alcaldías locales o de
negocios y concesiones personales.
El panorama que se nos
presenta con la implementación del proyecto del NAICM es difícil, pero
no debe desanimarnos, al contrario, debe impulsarnos a seguir
organizándonos por buscar mejores condiciones de vida para la población
ya que, como sabemos, al gobierno no le importa la vida del pueblo,
pues sin ningún remordimiento desaloja familias enteras y las despoja
de su patrimonio (construido con el esfuerzo de años) o las despoja de
sus parcelas, para garantizar el negocio de empresarios de la
construcción, como lo hicieron en el predio “El Barco” ubicado en
el kilómetro 12 de la autopista Peñón-Texcoco, en los ejidos de
Tocuila, donde desalojaron y demolieron más de 60 viviendas ya que se
pretende ampliar dicha autopista.
Debemos tener claro que no
nos oponemos al “progreso, al futuro y a la modernidad”, como gritan y
vociferan los actuales gobernantes, representantes de la burguesía. Nosotros
nos oponemos a que el progreso económico de unos cuantos ricos y
poderosos signifique sólo despojo para el pueblo, nos oponemos a que la
pretendida modernidad neoliberal sólo signifique explotación brutal de
nuestra fuerza de trabajo y a que el futuro que le espera a nuestros
hijos sea sólo el de presenciar más saqueo y devastación ambiental.
Los proyectos como el NAICM no sólo afectarán a los ejidatarios o
pobladores de Atenco y Texcoco, sino que repercutirán en toda la
región, pues el hambre y sed del capital es tan grande que atraviesa
regiones enteras, pueblos y culturas, para imponer su poder.
La lucha contra el proyecto del NAICM desde el año 2001 nos deja una
importante lección: si nos organizamos, resistimos y luchamos es
posible hacer que sean suspendidos temporalmente los planes del
capital, pero eso no significa una victoria completa y definitiva. La lucha no termina con la cancelación de tal o cual proyecto, porque tarde o temprano se presentan otros problemas. Al
luchar contra los megaproyectos debemos también aspirar a luchar por
una sociedad más justa, donde la miseria, la pobreza y la represión no
sean el pan de cada día.
Los encuentros, foros, eventos
y movilizaciones que se realizan para denunciar y comenzar a combatir
las diversas problemáticas que amenazan a las comunidades, pueblos y
barrios nos sirven para entender que nuestros problemas no son únicos,
no se circunscriben solamente al lugar donde vivimos y que tenemos
mucho en común con otras personas que también se organizan. Debemos
seguir fomentando la organización y promoviendo que el pueblo tome
conciencia que tenemos un enemigo en común a vencer: el capitalismo.
Este artículo fue publicado como parte de la sección DESPOJO del No. 5 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), en circulación desde el 18 de enero de 2015.
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