Álvaro Delgado
MÉXICO,
D.F. (apro).- Mientras en España se le ha desenmascarado y en Francia
ha comenzado la fase de reclutamiento, a través de Bernando Vázquez
Perdomo, la organización ultraderechista El Yunque aprovecha en México
que Enrique Peña Nieto está “en su peor momento”, como dice Lorenzo
Servitje –uno de sus empresarios modelo–, para retarlo y ver qué saca.
El marco del desafío –y al mismo tiempo un giño– fue la
peregrinación anual de miles de jóvenes al cerro del Cubilete, en
Guanajuato, este sábado 31 de enero, al término de la cual el
presidente del movimiento Testimonio y Esperanza –uno de los organismos
fachada de la organización secreta–, Víctor Fernando León López, leyó
una proclama con un destinatario claro: El presidente de la República.
Frente al nuncio apostólico, Christophe Pierre, quien ofició una
celebración eucarística; del arzobispo emérito de León, José Guadalupe
Martín Rábago, y el obispo de Querétaro, Faustino Armendáriz –que tanto
saben de las andanzas de El Yunque–, el presidente del movimiento que
fundó Marco Antonio Adame, exgbernador de Morelos y estratega de
Gustavo Madero, exclamó:
“Ya basta de autoridades que se autoengañan y nos quieren engañar
esperando que creamos que hay paz cuando no es así; de vivir con miedo
permanente en un país en el que es peligroso ser sacerdote, reportero,
deportista, empresario o simple ciudadano.
“Basta de políticos que, con impunidad, olvidan su obligación de
servir a los ciudadanos para servirse del poder. Basta de autoridades
que hablan de honestidad y viven de la corrupción; de gobernantes cuyo
estilo de vida es totalmente ajeno a la población que representan.”
Un pronunciamiento así es irreprochable, pero omitir la desaparición
forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa –jóvenes como ellos– revela
la impostura de El Yunque, que mueve los hilos de Testimonio y
Esperanza, a la que no pertenecen todos los miles de jóvenes que hacen
la peregrinación ni pertenecen, obviamente, a la organización secreta.
Justamente en el Cubilete fueron asesinados, hace 40 años, dos
jóvenes de esa organización secreta y los crímenes siguen impunes, lo
mismo que el de su fundador, Ramón Plata Moreno, y los del jefe en
Jalisco, Jorge Kafópoulos y su hijo Cristos, de 10 años.
Si El Yunque abjura de sus muertos, algo busca con su desafío a
Peña, sobre todo si omite el atroz caso de los 43 jóvenes y si condena
las movilizaciones que exigen justicia, en una posición expresada en
todos los ámbitos de la derecha partidaria, patronal, académica y
mediática.
Sobre todo cuando, sin dejar de explicitar la principal demanda de
la Iglesia católica –“basta de violencia contra los seres humanos más
indefensos, los que están en el vientre materno”–, el portavoz de El
Yunque tiende un puente a Peña: “Hacemos un voto de confianza con la
firme esperanza de que las exigencias que hoy hacemos a nuestras
autoridades sean atendidas”.
Apenas en noviembre se produjo una reunión del mando nacional de El
Yunque con sus regionales y estatales. Uno de los temas que se discutió
fue la supuesta enfermedad que padece Peña, presuntamente confirmada
por miembros de la organización que está en el entorno presidencial.
Este desafío a Peña es, en realidad, estirar la mano. Marchar juntos. También El Yunque está en su peor momento…
Apuntes
Justamente sobre la crisis de El Yunque: En España, la justicia ha
desenmascarado a la organización secreta, que hasta la iglesia repudia.
Y en Francia se identifica como el fundador a Bernardo de Jesús Vázquez
Perdomo, hijo de Raúl Vázquez Osorio, exsecretario particular de Carlos
Abascal…
Comentarios en Twitter: @alvaro_delgado
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