Fernando Jiménez, opositor al acueducto Independencia, fue apresado injustamente
Su liberación es un triunfo parcial, pues su compañero Mario Luna permanece en prisión
El líder yaqui asegura que se trasladó a la ciudad de México para
evitar ataques del gobernador saliente de Sonora, Guillermo Padrés
Foto José Antonio López, Alma E. Muñoz
La Jornada
Fernando
Jiménez, líder de la tribu yaqui liberado el jueves, afirmó ayer que
los 337 días que permaneció en el Centro de Readaptación Social 1 de
Hermosillo, Sonora, no lo ablandaron y seguirá en la lucha
hasta que se detenga esa obra ilegal que es el acueducto Independencia.
En la segunda Fiesta de las Culturas Indígenas, que se lleva a cabo
en el Zócalo capitalino, dijo que su liberación es un triunfo parcial,
porque aún falta que se dicte auto de libertad a su compañero Mario
Luna, lo cual confía que ocurra en los próximos 20 días.
Mario tiene tres oportunidades de salir: la primera es que el 4 de septiembre, cuando tiene audiencia en el tribunal, el Ministerio Público no meta un escrito de apelación contra la petición de los abogados para que haya una revocación de sentencia por privación ilegal. De ser así, saldría libre después de 72 horas.
La segunda posibilidad es que la gobernadora electa Claudia
Pavlovich le retire los cargos cuando entre en funciones, con una orden
del procurador de justicia. La tercera es
consumir el tiempo reglamentario de su proceso y a más tardar el 20 o veintitantos de septiembre salga libre.
Sereno, vestido con una camisa a cuadros, pantalón de mezclilla,
sombrero y botas, Jiménez manifestó en entrevista que su experiencia en
prisión no se la desea a nadie. “Estuve lejos de mi pueblo, de mi
familia, de mis amigos, de mi tradición y de mis costumbres… Lo que más
me dolió es que pasé los días más representativos de mi tribu, que es
la Cuaresma, en prisión”.
Narró que su paso por la cárcel lo fortaleció para la lucha, a pesar
de que fue objeto de presión sicológica. Relata que lo sacaban
“enfundado en un overol que no me quedaba, roto, encadenado de pies y
manos, a diferencia de todos los presos en el pabellón.
De esa manera me sentí humillado, pero esto se acabó cuando tuve una visita del Alto Comisionado de Derechos Humanos (de la ONU) y ellos no se dieron cuenta y me sacaron con el overol naranja.
Nunca me sentí solo
La fortaleza, aseguró, se la dio el apoyo de la sociedad civil, colectivos, organizaciones y pueblos originarios.
Nunca me sentí solo; recibí correspondencia de presos de Chiapas, Veracruz y estado de México y desde los foros donde mi hermana Rosa Elba fue mis ojos y mi voz al exterior.
El
líder yaqui señaló que se trasladó a la ciudad de México para tener
mayor seguridad y evitar ataques del gobernador saliente de Sonora,
Guillermo Padrés, quien concluye su mandato el 13 de septiembre.
Recordó el caso de Gisela Peraza, ex trabajadora doméstica del panista, a quien le fincaron responsabilidades por robo.
No le comprobaron nada. Salió absuelta después de cuatro años. El gobierno, en su desesperación, le quiso sembrar droga.
Así que,
desde que anunciaron mi liberación he vivido en zozobra, he dormido muy pocas horas. Incluso, añadió, cuando salí de la cárcel, un séquito de guardias de los pueblos Cócorit, Pitahaya y Vícam
me escoltaron hasta territorio yaqui. Fueron aproximadamente 300 kilómetros para llevarme hasta mi casa.
Tuve guardia alrededor; para distraer al gobierno.
Por si me querían hacer algo me cambiaban de domicilio, para no pernoctar en el mismo lugar, hasta que me vine a la ciudad de México para estar tranquilo.
Fernando Jiménez aseguró que su lucha es también por la liberación
de presos políticos, en tanto que el pueblo yaqui buscará reanudar el
diálogo con el gobierno federal para que se ponga fin al acueducto
Independencia.
Tenemos que tumbar las barreras de simulación de instancias como la Semarnat, pues sabemos de los compromisos que tienen con los megaproyectos, con las minerías. Hay mucho dinero de por medio, capital extranjero, y por lo mismo tenemos que seguir luchando no nada más por nosotros los yaquis, sino por todos los grupos indígenas del país.
En septiembre de 2014, Jiménez y Mario Luna fueron detenidos por el gobierno de Sonora,
acusados injustamentede privación ilegal de la libertad de una persona y el robo de un automóvil.
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