2/10/2016

Sin importar ideología, “a todas nos cuesta llegar al poder”


   Adriana Dávila plantea abatir trata y desigualdad en Tlaxcala
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Orgullosa de ser una mujer política y “franca”, la senadora por el Partido Acción Nacional (PAN) Adriana Dávila Fernández aclara no ser feminista, pero sí estar del lado de las mujeres, ser partidaria de la igualdad, y tener un proyecto para que su estado, Tlaxcala, ya no sea reconocido como la cuna de la trata de personas.

Precandidata por segunda vez al gobierno de su entidad, Dávila Fernández habla con Cimacnoticias sobre sus aspiraciones políticas en Tlaxcala –el estado más pequeño de México– y una de las 12 entidades donde el próximo 5 de junio habrá elecciones para renovar la gubernatura.

Además de la legisladora panista y ex reportera, en la lista de aspirantes al Ejecutivo de Tlaxcala también están Lorena Cuéllar, senadora por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), y Martha Palafox, senadora por el Partido del Trabajo (PT), pero posible precandidata por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

TRATA: SELLO DEL ESTADO

Las redes de lenocinio en la central entidad han sido documentadas por grupos civiles como el Centro Fray Julián Garcés, e incluso el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) publicó una investigación del antropólogo Oscar Montiel Torres, que detectó que esa región se caracteriza por la alta presencia de varones dedicados a reclutar y colocar a mujeres en un “campo de comercio sexual femenino con fines de explotación”.

Sin embargo, como señala la senadora, en Tlaxcala hay otros temas; por ejemplo, apenas en abril de 2015 el Congreso local amplió las causales legales para el aborto, con lo que dio marcha atrás a una reforma penal aprobada en enero de 2013 que eliminaba las causales por violación sexual y riesgo a la salud de la mujer.

Para la mujer política, el perfil de su entidad como “cuna de la trata” ha servido para solapar los delitos y la delincuencia en otros estados. “Uno de los problema es que Tlaxcala es conocido por eso; (pero) tiene muchas otras condiciones que hay que trabajar. Los tratantes están felices porque todos dicen Tenancingo (un municipio de la entidad), ¿y todos los demás? ¿Los que están en Chiapas, en el DF, en las zonas hoteleras?”, advierte.

Como presidenta de la Comisión en contra de la Trata de Personas del Senado, durante los últimos tres años Dávila Fernández fue acusada de vínculos con redes criminales por promover una cuestionada Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos. Aun así, la panista afirma estar dispuesta a enfrentar lo que pase en una campaña electoral.

“Mi estado es mucho más que eso. La trata es un tema al que decidí entrarle; es un asunto importante que hay que combatir desde la política pública, pero sigo en mi compromiso de no usar el tema de manera electoral; no voy a sentarme con todas las víctimas para que hablen bien de mí”.

Sin embargo, el tema la persigue desde 2012 cuando asumió como senadora. El entonces coordinador de su bancada, Ernesto Cordero, le dijo que para el PAN la problemática era importante y como tlaxcalteca le ofreció la comisión especial.

“No le tuve miedo al tema, lo vi como un proceso, parte de mis responsabilidades. Evidentemente, cuando entras te das cuenta del número de intereses, pero tuve la fortuna de encontrar compañeras con la visión de trabajar en equipo: la senadora Lucero Saldaña y Diva Hadamira Gastélum (ambas del PRI), y Angélica de la Peña del PRD”.

Estas legisladoras impulsaron una reforma que fue aplaudida por una parte de las organizaciones civiles y criticada por otras más; los debates tuvieron un tono tan álgido que en los medios de comunicación se llegó a hablar de “senadores tratantes”, y a ellas se les acusó de ser políticas complacientes con las redes delincuenciales.   

“Es un tema que todo mundo tiene en la boca, y se confunde con otros: prostitución, desaparición de personas, secuestro; otros lo ven desde una perspectiva moral, desde los centros nocturnos y los grandes negocios que se manejan. Lo cierto es que es un delito que genera muchísimo dinero. Desde mi punto de vista lo que hizo el Senado fue poner en el centro de la discusión si lo que estábamos haciendo, lo estábamos haciendo correctamente”.

Finalmente, después de un ir y venir entre el Senado y la Cámara de Diputados la senadora acepta que la ley vigente no es la mejor, y denuncia que, en efecto, hubo intereses particulares que impidieron una mejor normatividad.

“Es un tema en el que he encontrado el mayor número de egos, de paternidades de quién sabe más sobre el tema, y me da un poco de tristeza porque hay perfiles de asociaciones excelentes que toda su vida se han dedicado a atender víctimas, o a atender en la discreción este problema, pero hoy no se conjunta un solo esfuerzo para trabajar”.

CARRERA HACIA LA GUBERNATURA

Con 22 años en la política tras abandonar el periodismo (pues fue reportera en medios escritos nacionales y locales), Adriana Dávila es militante del PAN, un partido que si bien no se caracteriza por priorizar los Derechos Humanos, de 2006 a 2009 como diputada federal ella fue integrante de las comisiones de Derechos Humanos, y Especial contra el Feminicidio.

En 2010 por primera vez fue candidata a gobernadora de su estado, pero no ganó la elección. “A esto me dedico, y a diferencia de quienes proactivamente quieren deshacerse de la clase política y quieren decir ‛soy más ciudadano’, yo sí tengo 22 años en esto. Creo que tenemos que empezar a reconocer lo que somos”, asume.

Si bien no se considera feminista, sino “femenina”, Dávila Fernández destaca que ha hecho equipo con senadoras de distintas ideologías. Reconoce que ha aprendido que hoy por hoy a las mujeres –sin importar su postura política– les cuesta mucho trabajo llegar al poder.

“Somos bastante criticadas por querer llegar: ‛Ella quiere ser gobernadora’, pues si soy política”, apunta al defender su precandidatura.

Desde que ha dicho estar dispuesta a abanderar a su partido, ha sido acusada de usar la Ley contra la Trata con fines electoreros, pero ella ataja: “Tengo una aspiración; es parte de una trayectoria política, a eso me dedico, a ser política; no soy empresaria, no tengo constructoras ni proveedoras, hago política pública; eso es a lo que me dedico, y para las mujeres es muy difícil porque somos muy criticadas”.

“La mayor parte de la violencia política es en este sentido, para decirnos: ‘Ustedes están ahí por lo que sea y se valen de atributos, incluso personales’. No nos atribuyen ninguna capacidad en la competencia. ‛Van a competir, pero seguro anda con fulano o sutano’. Además un argumento y una estrategia que el PRI está usando hoy es meterse en la vida personal de todo mundo”.

Como legisladora, Adriana Dávila participó en la aprobación de la reforma político-electoral de 2014 que obliga a los partidos a postular a 50 por ciento de mujeres a cargos de elección en diputaciones y senadurías, pero la panista considera que el tema va más allá de una cuestión numérica.

“No estoy pidiendo mi posibilidad de participar por ser mujer; es porque soy capaz de hacerlo. Y es parte de lo que las mujeres tenemos que cambiar; soy mujer y qué bueno, pero aparte soy capaz”.

Sobre la paridad, es decir, el 50 por ciento de candidaturas femeninas, señala “que no había de otra” aunque se enojaran los varones o algún grupo; la reforma tenía que pasar.

“Es la única forma en que las mujeres nos pudimos abrir camino; de otra manera no hubiera sido posible. No dejo mi condición de mujer, peleo por la igualdad, somos distintos, pero complementarios (mujeres y hombres)”, sostiene.

Si bien por ahora la precandidata aclara que no puede hablar de su proyecto de campaña, ni de sus propuestas de gobierno, apunta que es compañera de algunas impulsoras de los derechos femeninos, pero que ella lucha a su manera porque la mejor forma de abrir camino a otras es mostrar su trabajo.

“Pretendo que más mujeres que participan (en política) sientan que las mujeres no estamos por número. No soy la número dos de la fórmula, soy Adriana Dávila”.

Esta semana la panista podría pedir licencia al Senado para concentrarse en el proceso interno de su partido en el que se elegirá a la o el candidato blanquiazul a la gubernatura de Tlaxcala; por lo menos ella consiguió –junto con otras y otros militantes del PAN– que no hubiera alianza con el PRD para la elección del próximo 5 de junio.


CIMACFoto: César Martínez López
Por: Anayeli García Martínez
Cimacnoticias | México, DF.

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