Carlos Bonfil
La Jornada
Filmar desde la
dignidad. Jafar Panahi, muchos cinéfilos lo saben, es un director iraní a
quien las autoridades de la república islámica le han prohibido
realizar películas durante 20 años, desde 2010. El delito que se le
imputa es atentar contra la seguridad nacional y hacer propaganda contra
el régimen, todo a través de sus películas (entre ellas, El globo blanco, 1995, y El círculo,
2000). Su trabajo más reciente es una muestra elocuente de sus
estrategias para proseguir su actividad fílmica, mantener su presencia
en los festivales y distribuir sus películas, burlando inteligentemente a
la censura. Se recordará el modo notable en que desde su encierro
domiciliario realizó en 2011 el documental irónicamente llamado Esto no es una película, en colaboración con Motjaba Mirtahmasb. Toda una lección de inventiva artística.
En Taxi Teherán, Panahi remplaza el escenario de su propia
casa por otro lugar de encierro, el interior de un automóvil, un taxi
que recorre las calles de Teherán, y que él mismo conduce, y en el cual
se entrecruzan diversos personajes que discuten acaloradamente sobre
asuntos de la vida cotidiana en Irán, librándose a confidencias y
reflexiones sobre el sentido de la justicia islámica o el propósito de
la piratería del disco digital en un país donde impera la censura, o las
responsabilidades morales de un artista frente a un clima político
hostil para su creación. Con increíble destreza, la cámara registra en
el espacio mínimo los intercambios verbales, los eventos dramáticos (la
grabación de las últimas voluntades de un hombre gravemente herido) y
las anécdotas jocosas (el accidentado destino de un pez luego de
quebrarse en el taxi su pecera).
Como en su modelo fílmico evidente, 10, de Abbas
Kiarostami, filmada en 2002, Panahi está aquí omnipresente, frente y
detrás de la cámara y, sin embargo, invisible, siempre con su sentido
del humor y su ironía fina, con la indignación vuelta serenidad crítica y
su vitalidad de creador indoblegable. También aparece en el relato su
joven sobrina con cámara en mano, realizando un trabajo de escuela, como
el relevo artístico posible y deseable. Una voz femenina nueva en el
paisaje de un sistema patriarcal obsoleto y agotado. Taxi Teherán, caja de resonancias de un insólito impulso libertario.
Se exhibe en la sala 2 de la Cineteca Nacional, a las 12 y 17:30 horas.
Twitter: @Carlos.Bonfil
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