Carlos Bonfil
Hombres y bestias. Como
pocas regiones, el sertón, tierra árida e inhóspita del noreste
brasileño, ha sido un escenario literario y fílmico muy sugerente, desde
las novelas de Guimaraes Rosa hasta el cinema novo de Nelson
Pereira dos Santos y Glauber Rocha. Cuando parecía que la representación
más socorrida de un territorio áspero, marcado por la sequía, la
miseria y el mesianismo religioso había de quedar como imagen
emblemática e irremplazable de dicho espacio, una película como Buey neón, del
joven realizador Gabriel Mascaro parece subvertirlo todo. Ciertamente
aún prevalecen la aspereza y una violencia latente en la manera en que
se registran las vaquejadas, esas faenas de vaqueros sometiendo a bueyes
en un rodeo, pero la gran novedad es la sensualidad de los cuerpos
masculinos y femeninos que de manera muy natural y franca captura la
cámara de Diego García (cinefotógrafo también de las cintas recientes de
Apichatpong Weeresethakul).
A partir de una trama mínima que describe simplemente el
desplazamiento cotidiano de Iremar (Juliano Cazarré) de un rodeo a otro
en compañía de su amiga Galega (Maeva Jinkings) y la niña Cacá (Aline
Santa- na), y los anhelos del primero por convertirse en un diseñador de
ropa, el también documentalista y artista visual Gabriel Mascaro
propone viñetas plásticamente muy sugerentes del trabajo rural. Dos
hombres estimulan a un caballo para recuperar su semen, la ducha
colectiva de los vaqueros se vuelve una estudiada composición de luz y
sombras; hay también la prolongada y muy explícita cópula de una pareja
de amantes y la imagen surrealista de un baile nocturno con un cuerpo
femenino coronado con una cabeza equina. Todo pareciera confundir en un
solo concierto la actividad animal y las faenas de los hombres. Buey neón
es así, como pocas cintas de tema rural, una abierta celebración del
trabajo y la sensualidad de los cuerpos, una exaltación de la
masculinidad, pero también su transgresión con personajes como Junior
(Vinicius de Oliveira) de apariencia andrógina. Un mundo abigarrado y
vibrante observa- do por la muy espigada y rebelde niña Cacá como parte
de su primera educación sentimental.
Se presenta en la Cineteca Nacional. Funciones a las 12 y 17:30 horas, Sala 1.
Twitter: @CarlosBonfil1
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