Karen desapareció el 23 de septiembre a plena luz del día.
El asesinato de la joven Karen Rebeca en Naucalpan, Estado de
México, removió la rabia e impotencia de las personas que la
conocieron. Ella desapareció el 23 de septiembre pasado, a plena luz
del día, cuando tenía apenas 19 años de edad.
Era una estudiante universitaria, alegre, le gustaba el deporte,
llamaba la atención por su pelo rizado y su carisma. La noticia de su
desaparición puso en alerta a la familia y a sus amigos, pero nadie supo
más de su paradero. Se dio el reporte a la policía mexiquense y no se
encontró una respuesta efectiva. Sus amigos subieron su foto en redes
sociales e hicieron llamados urgentes para encontrarla viva.
La alerta que mandaron los amigos de Karen y la noticia colocada en
todos los medios de comunicación llegaron al escritorio del gobernador
Eruviel Ávila, pero de nada sirvió.
El cuerpo de Karen Rebeca fue hallado seis días después metido en una
maleta, junto al de otra mujer mayor llamada Adriana, que también había
desaparecido en la misma zona. La policía mexiquense, sin que hubiera
evidencia de una investigación seria, inculpó de inmediato a un
franelero de la zona, difundió su foto y hasta ofreció una recompensa
para hallar al responsable, como para dar la apariencia de que si
investigaba los hechos. Hasta la fecha no hay resultados.
Feminicidios como el sufrido por Karen Rebeca Esquivel Espinosa y
Adriana Hernández Sánchez (de 52 años) están ocurriendo en todo el país
sin parar y las autoridades no sólo muestran torpes acciones sino
insensibles respuestas ante estos graves hechos.
Miles de mujeres han desaparecido y de las que no se ha vuelto a
saber nada de ellas. Otras han sido encontradas inertes, tiradas en
matorrales, en alguna callejuela, en algún rio, sus cuerpos desnudos,
violentados, destazados como en la peor de las pesadillas.
Y lo más grave es que este fenómeno está creciendo sin que haya
evidencia de una respuesta efectiva de los gobiernos federal y
estatales, que son quienes deben atacar y prevenir de manera contundente
este gravísimo problema.
De acuerdo a datos oficiales apenas el 5 por ciento de los
feminicidios son esclarecidos, lo que da cuenta de la impunidad
imperante.
La violencia intrafamiliar es uno de los signos preocupantes de los
feminicidios. Las agresiones constantes que reciben de sus parejas y
que repercuten en la integridad de sus hijos es un fenómeno creciente.
Al menos la mitad de los asesinatos que han sufrido las mujeres de
manera violenta han sido en su propia vivienda, hecho que dimensiona los
entornos del problema.
En las últimas horas ante la creciente inseguridad, los reclamos y
protestas en el estado de México, se anunció el envió de 3 mil 150
policías federales para tratar de calmar el malestar y temor
generalizado.
Parece esta medida más un acto para apretar tuercas electorales ante
la cercanía de la elección de gobernador que responder a los actos de la
violencia desatada que se vive en esa región. Ojalá que no sea así, la
gente quiere respuestas, demanda acabar con la inseguridad que se vive
en todo el estado de México.
¿Por qué no se enviaron más policías a otras regiones donde se
recrudece este fenómeno? ¿Tienen que acercarse las elecciones para
aparentar tomar medidas?
No se quieren únicamente patrullajes ostentando armas de alto poder
en las calles principales de los municipios mexiquenses, se necesitan
resultados, pero en todo el país.
Se requiere acabar con esa incapacidad de los ministerios públicos y
de sus policías que desbordan corrupción y complicidad, pero también esa
incompetencia de los gobiernos que no disimulan. ¿Tendrán remedio?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario