“Educarnos, respetarnos, entendernos y desarrollarnos deben de ser
las aspiraciones de nuestra realidad contemporánea”, remarcó ante los
miembros del Sistema de Becas para Estudiantes de Pueblos Indígenas y
Negros de México (SBEI), provenientes de 36 pueblos originarios de 18
estados de la República, presentes en 42 planteles y más de 100
licenciaturas y programas académicos de la UNAM.
La falta de oportunidades se traduce en una alarmante brecha
educativa, pues los pueblos originarios tienen, en promedio, 3.7 años
menos de escolaridad que el resto de la población y, en consecuencia,
genera bajos ingresos, mayores tasas de natalidad, más pobreza y menor
esperanza de vida.
Graue aseveró que uno de los esfuerzos para contrarrestar esta
desigualdad lacerante es el sistema de becas dirigido a los estudiantes
indígenas, que apoya a 850 alumnos entre médicos otomíes, músicos
zapotecos, abogadas triquis, psicólogas nahuas, filósofos chinantecos,
quienes representan un abrevadero de optimismo para un mejor futuro.
“Al terminar sus estudios y desde sus distintos quehaceres, harán de
nuestro país uno más equitativo, en donde los ciclos de injusticia y
segregación se desvanezcan y nos permitan tener un proyecto de nación
del que todos nos sintamos orgullosos de nuestra pertenencia”, subrayó.
En su oportunidad, Giovanni Mendoza Ojeda, becario chocholteca que
cursa la licenciatura en la Facultad de Derecho, indicó que la presencia
de ellos en la Universidad Nacional muestra que sus culturas nunca
murieron y están orgullosos de pertenecer a ellas.
Su papel como jóvenes originarios es conservar y transmitir su lengua
como mecanismo de libertad. Ahora, acotó, exigen salud, educación,
justicia, vivienda y paz. Aspiran a que los niños de sus comunidades no
mueran antes de que puedan conocer un libro y luchan porque ya no se les
despoje de sus tierras.
Con él coincidió Ana Griselda López Salvador, becaria otomí que cursa
la licenciatura de Pedagogía en la Facultad de Estudios Superiores
(FES) Aragón, quien comentó que ante los despojos y políticas
descontextualizadas que buscan imponer en sus comunidades, ellos deben
defender sus lenguas, cultura y dejar de lado el individualismo.
“No se trata de volver a un pasado idealizado, sino de encarar los
problemas de las sociedades contemporáneas, aprendiendo de nuestras
raíces”. Estar en la UNAM, remarcó, nos convierte en agentes de cambio
para generar propuestas encaminadas al bien común.
El director del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad
Cultural e Interculturalidad (PUIC), José del Val, comentó que los
becarios representan una masa crítica de profesionistas que impactará de
manera positiva en sus comunidades, y en el país en general.
Además de dar muestra de la interculturalidad en esta casa de
estudios, obtienen hasta un 90 por ciento de eficiencia terminal,
gracias a su esfuerzo y al programa de tutorías del SBEI, concluyó.
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