1/10/2017

Los periodistas pal café. . . .



En un fallido intento por conjurar las subsistentes movilizaciones contra el gasolinazo, la administración Peña promovió la realización de un impráctico acuerdo con los presuntos representantes de los factores productivos para garantizar a los mexicanos que la catástrofe económica será menos grave de lo previsto.
La ocurrencia escenográfica mostró al propio promovente, Enrique Peña Nieto, necesitado de afecto político aunque le fuera proporcionado por sus subordinados directos (en la lambisconería destacó el secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, jilguero mexiquense obstinado en colocarle a EPN una etiqueta de estadista) y carente de recursos políticos modernos, anclado en formatos obsoletos, con palabrería pronunciada como se acostumbraba décadas atrás, ahora en un presidencialismo en decadencia que, sin embargo, se refugia en una pretenciosidad de salón que contrasta con lo que sucede en calles y plazas del país.
(Esta columna ofrece una selección de la oratoria de incienso del secretario Tapete Prida: Si existe una tarea difícil de ejercer en el mundo, y ejercer con vocación, con pasión y con entereza, es la de ser líder y, más aún, la de ser estadista (...) El líder no se prueba en los tiempos fáciles. El líder se prueba cuando hay que decirle a la gente: por eso quisieron que yo los dirigiera y los orientara, porque vivimos tiempos difíciles (...) La medida ha resultado dolorosa, pero necesaria, y no podía esperar mantener los subsidios; eso era ir en contra del futuro del país; eso no cabe en el presidente Peña. Ha demostrado, usted, que la popularidad no es apetecible a un costo tan alto, como generar un grave daño a las y los mexicanos.)
Las estampas del México que fue o que está en proceso de irse: el líder cetemista, Carlos Aceves del Olmo, con su caro reloj en la muñeca proletaria, tejiendo la delicada apariencia de ser medidamente crítico, en una suerte de pedicura política; el secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, en esfuerzo tecnocrático por demostrar que un elefante enardecido bien puede pasar por un agradable perro casero; con el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, en similar tentativa (también bueno, el citado Ildefonso, para loar al jefe), y el anfitrión y figura principal del entremés, el antedicho Peña Nieto, que insistió en su faena de fabulación respecto del origen y sentido de los aumentos en el precio de las gasolinas y en los beneficios que al pueblo reportará esa liberación de tarifas, aunque sea mediante el laberíntico proceso impensable de que con esos cobros altos en el combustible se le mantendrán a las mayorías los programas sociales que, de otra manera, habrían desaparecido.
Mención aparte merece la postura de los empresarios. En el foro montado en Los Pinos apareció Juan Pablo Castañón, presidente en turno del Consejo Coordinador Empresarial. Su discurso fue de pleno acoplamiento al libreto oficial: datos, números, promesas, buenas intenciones, justificaciones y todo sea por México. Pero el presidente en turno de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Gustavo de Hoyos Walther, no asistió al acto oficial y sí hizo críticas a fondo al documento firmado con tanta pompa y a la postura de su principal promotor, el mencionado Peña Nieto.
En un comunicado de prensa cargado de inusual sentido crítico (evidente la ruptura con el Consejo Coordinador Empresarial), la Coparmex descalificó a Peña Nieto sin nombrarlo, pero señalando en positivo lo que el país requiere y en la estantería de Los Pinos no está disponible: Los mexicanos necesitan urgentemente un liderazgo que ponga la mirada en los temas relevantes, que con serenidad los afronte sin miedo, con cambios de fondo, que genere consensos sociales en todos los sectores. Que verdaderamente coloque a México como prioridad.
El representante patronal dijo que el documento final del Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar le fue entregado por la parte gubernamental dos horas antes de que iniciara la ceremonia para su firma. Además, consideró que un verdadero consenso no se logra en tres días. Aseguró que en consulta con los órganos de gobierno, instancias técnicas y los 65 centros empresariales en todo el país, se había decidido no suscribir el texto presentado por Los Pinos, pues urge un acuerdo sí, pero es más importante que dicho acuerdo sea fruto de un verdadero y amplio consenso social, y no sólo sirva como estrategia de comunicación o imagen pública.
En tanto, la inconformidad activa se mantenía en varias partes del país. En Ciudad de México hubo una marcha que fue del Ángel de la Independencia a la Plaza de la Constitución, llamada Zócalo, sin incidentes mayores, a la hora de cerrar la presente columna (fueron quemadas figuras representativas de EPN y de Donald Trump). En la CDMX, como en otros lugares, a la exigencia de que se dé marcha atrás al gasolinazo se ha sumado de manera insistente el grito de ¡Fuera Peña!
Astillas
Donald Trump nombró a su yerno, Jared Kushner (casado con Ivanka), como asesor de alto nivel. En los hechos, será una especie de comisionado de la Casa Blanca para la relación especial con México. Con él ha tenido contacto Luis Videgaray Caso, el nuevo secretario de Relaciones Exteriores. Kushner, como Trump, han tenido éxito como empresarios del ramo inmobiliario, así que Videgaray podrá platicar fluidamente de temas como la otra Casa Blanca y la casa de descanso en un club de golf en Malinalco, que adquirió quien antes fue secretario de Hacienda El ex gobernador de Oaxaca Ulises Ruiz demanda la renuncia del presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, mientras la ex gobernadora de Yucatán Ivonne Ortega Pacheco (ambos, acusados en sus respectivas entidades de abusos de poder y enriquecimiento), inicia una gira nacional al frente de un movimiento denominado Hazlo por México... ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero ,Facebook: Julio Astillero ,Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx



Parece que al presidente Peña Nieto no le gustó ninguna de las respuestas de la gente a su pregunta ¿ustedes qué harían?, y tomó prestado del salinismo la idea de hacer un pacto. Fue Salinas de Gortari quien inspiró el PECE de 1988 (Pacto de Estabilidad y Crecimiento Económico), cuando hacía antesala por la Presidencia y lo hizo propio su jefe Miguel de la Madrid. Fue diseñado el PECE para contener la crisis que había llevado al país a la suspensión del pago de su deuda y su costosa renegociación. Ya como presidente, el PECE fue continuado por Salinas de Gortari. Concibió con Pedro Aspe la idea genial de quitarle tres ceros al peso para que no se viera tan devaluado (de otro modo la cotización de hoy sería de 21 mil 500 pesos por dólar) y firmó con Bush el TLC, ese que Trump tiene en la mira. Los pactos de De la Madrid y Salinas de Gortari vieron su fin con la megadevaluación de Ernesto Zedillo. Tronó el peso, supuestamente fortalecido, y México viralizó (uh, aún no se ponía de moda el terminajo de las redes sociales) la crisis al mundo con el llamado efecto tequila, conocido localmente como el error de diciembre. Zedillo también hizo su pacto: el Acuerdo de Unidad para Superar la Emergencia Económica, que generó un incremento al IVA de 10 a 15 por ciento. Su más recordado engendro fue el Fobaproa, que seguimos pagando. El presidente Peña Nieto va por su segundo pacto: el primero fue el Pacto por México, que firmaron PRD, PAN y PRI, y secundaron los principales organismos empresariales. Le costó al país su petróleo. El líder patronal era entonces Gerardo Gutiérrez Candiani, luego premiado con la bien pagada chamba de autoridad federal para el desarrollo de las zonas económicas especiales. Y ayer dio vida al Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar. Sólo que dos directivos del sector empresarial se salieron del guion: Juan Pablo Castañón, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, tocó la llaga que dejó abierta la frustrada ley 3 de 3; dijo que 2017 debe ser el año de la lucha contra la corrupción; es tiempo de pensar en México. Y Coparmex no firmó el acuerdo. Su presidente, el norteño Gustavo de Hoyos Walther, emitió un comunicado en el que puntualiza. Muy poco tiempo para consenso. Urge un acuerdo, pero que sea resultado de un consenso social y no sólo una estrategia de comunicación o imagen pública. ¿Y Vicente Calderón no inventó pactos? También tienen su historia.
Recomiendan vender
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Reiteramos nuestra recomendación de venta de las acciones de Televisa, dicen los analistas Lucio Aldworth y Matheus Nascimento, de Citibanamex. Reiteran que el precio de la acción será de 78.50 pesos, 12 por ciento inferior a los precios actuales (incluyendo dividendos). ¿Qué está sucediendo? El grupo televisivo que heredó Emilio Azcárraga Jean enfrenta problemas muy complejos, pero hay uno al que no le encuentra salida: el cambio de hábitos del público. La presencia de la publicidad en Internet aumentó 13 puntos porcentuales y ganó una participación mayor que la perdida por todos los canales de Tv en México combinados. No creemos que estas tendencias se reviertan, afirman. Por otro lado, el mercado de la televisión abierta está siendo afectado por la televisión de paga, pero en este terreno Televisa prácticamente es un monopolio. Las nuevas condiciones del mercado no están tocando igual a su competidor, Tv Azteca. Según los analistas, desde 2010 los ingresos publicitarios de Televisa han aumentado sólo uno por ciento, por detrás del aumento acumulado de 6 por ciento de Tv Azteca.

El subsidio
Publiqué este comentario el lunes 10 de octubre de 2011, era el sexenio de Calderón: Se habla de un supuesto subsidio gracias al cual no son mayores (los precios de las gasolinas). Sin embargo, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, en un gesto poco común en un funcionario público, aclaró que el tal subsidio no es otra cosa que un movimiento contable. En tiempos cuando la gasolina es más cara en México que en Estados Unidos, Hacienda clasifica la diferencia como un impuesto. Cuando sucede lo contrario, como en estos días, en que es más cara allá que aquí, la clasifica como un subsidio. Por cierto, los muchos años en que operó como impuesto, Hacienda cobró el gravamen sin autorización del Congreso.



Por el bien de la República, según dijeron ayer en Los Pinos, se firmó un Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar repleto… de aire y saliva, lo que confirma –por si hubiera duda– que México tiene un gobierno espantosamente pequeño ante la apabullante magnitud de los problemas nacionales.
La de ayer fue una reunión con acuerdos inversamente proporcionales al número de participantes, quienes fueron los mismos de siempre, con los discursos de siempre y la cara dura de siempre, que se comprometieron a llevar a cabo lo que en realidad legalmente están obligados a cumplir.
Nada nuevo bajo el sol, pues, recuerda, guardada toda proporción, aquel Pacto de Solidaridad Económica promovido por Miguel de la Madrid cuando despachaba en la residencia oficial y que firmaron los factores de la producción el 15 de diciembre de 1987. Se trataba, entonces como hoy, de que las agrupaciones sociales y los ciudadanos conozcan las posibilidades y límites de su acción y el gobierno asuma su papel de conductor de la organización y participación de la sociedad, es decir, de nada, aunque el único que pagó la factura, y con creces, fue el sector social.
Y ello se daba, decía el ya fallecido ex presidente, en un ambiente desfavorable de la evolución de la economía internacional, en especial en lo referente a los bajos precios de exportación del petróleo, las altas tasas de interés y el aumento de precios de las importaciones de alimentos. Y si en ese entonces el Pacto enfrentó el escepticismo inicial de diversos grupos sociales (MMH dixit), tres décadas después, y dados los resultados, lo que impera es la creciente irritación ciudadana.
Armado en las rodillas y decorado a todo vapor para consensuarlo resultaron suficientes 48 horas (el pasado fin de semana, para ser exactos). ¿Y a qué se comprometieron? (favor de reírse al final de los enunciados):
“El sector empresarial a través de sus organizaciones asume el compromiso de coadyuvar a que no se incurra en un incremento indiscriminado de precios de bienes y servicios, evitando repercusiones injustificadas o fenómenos de especulación, particularmente en el caso de los productos que forman parte de la canasta básica.
“El sector laboral se compromete a intensificar los procesos de productividad que permitan incrementar la competitividad.
“El sector del campo se compromete a trabajar en la mejora de la productividad del campo en beneficio de los pequeños y medianos productores y de la oferta nacional agroalimentaria.
El sector gubernamental se compromete a impulsar las acciones que permitan mantener la estabilidad de los precios de la canasta básica, así como vigilar y sancionar cualquier abuso en los términos de ley; modernizar el transporte público y facilitar la movilidad urbana; mejorar las condiciones de crédito mediante la banca de desarrollo; emprender las medidas que fomenten la inclusión laboral de los grupos vulnerables; a realizar una campaña de información y facilitación para la entrega de recursos del sistema de ahorro para el retiro a adultos de más de 65 años que no lo hayan recibido y que tengan ese derecho.
Por si fuera poco, el gobierno aplicará, según dice, otras medidas de austeridad, incluyendo la reducción en 10 por ciento de la partida de sueldos y salarios de servidores públicos federales de mando superior y reflejará la austeridad que exige el momento.
Los factores de la producción se comprometen a seguir impulsando la recuperación del poder adquisitivo del salario mínimo y reforzar acciones en favor de la libre competencia.



La cambiante realidad económica de México desde los años 70 del siglo pasado ha generado un sinuoso camino en el sector financiero. Después de que la banca privada se desarrolló a lo largo de tres generaciones, los excesos en el gasto público de Luis Echeverría y de López Portillo generaron fuertes desequilibrios financieros, los cuales llevaron a López Portillo a acusar a los banqueros de todas las desgracias y a estatizar la banca en 1982.
A partir de ahí se inició un periodo de cambios abruptos. Un ejemplo de esas modificaciones es el de Scotiabank, dirigido por Enrique Zorrilla. Es un banco mediano, sin gran personalidad, que confunde las relaciones públicas con la publicidad, y que a clientes de largo plazo no les da el servicio que se merecen. Otro problema es que no cuenta con algún producto estrella por el que pueda ser reconocido.
Con la estatización de 1982, Banco Comercial Mexicano, antecedente de Scotiabank, pasó a formar parte del gobierno, que improvisó a políticos como banqueros, con el objetivo de que esas instituciones fueran el puntal financiero para el crecimiento de México.
Sin embargo, entre 1983 y 1991 los bancos poco aportaron al desarrollo, debido a que los descapitalizaron, los utilizaron políticamente y los recursos financieros se usaron para hacer frente a la deuda del gobierno. En forma paralela se desarrollaron las casas de bolsa, que financiaron a empresas privadas y al gobierno mediante diversos papeles de deuda, que posteriormente compraron los bancos estatizados.




El Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar firmado ayer en la residencia oficial de Los Pinos en el contexto del repunte inflacionario y de la extendida indignación social por el alza al precio de las gasolinas, que entró en vigor el primer día del año, es una recuperación de los pactos intersectoriales que las presidencias priístas del siglo pasado impulsaban ante situaciones económicas críticas. Pero, a diferencia de aquellos, el documento que se presentó la víspera a la opinión pública carece de acciones concretas y de directrices vinculatorias y constituye, en consecuencia, una expresión de buenas intenciones que parece insuficiente para hacer frente a la preocupante coyuntura actual.

¿Lo lamentamos o lo celebramos?
Que Ford ya no tendrá nueva planta en San Luis Potosí: es un asunto que visto como empleos que ya no habrá, o como gastos y preparativos que ya se hicieron y quedarán en el vacío, parece algo negativo.

Hace unos meses presentamos en diversas poblaciones de Guanajuato En el espejo haitiano, de Luis Fernando Granados. Era más que pertinente: los protagonistas colectivos de ese libro son los indios del Bajío que en un periplo de 12 días (del 16 al 28 de septiembre de 1810) hirieron de muerte al régimen colonial: la Independencia como proceso social desde abajo sí resultó en una modificación sustantiva de la relación colonial. En el Bajío, los peones y esclavos sin futuro que se lanzaron masivamente a la revuelta, se convirtieron en rancheros que se alimentaban a sí mismos y no a los amos y a las minas (lo contamos aquí).

Con esa pregunta el pasado primero de enero, el subcomandante insurgente Moisés enfatizó la adhesión y respaldo del EZLN a los acuerdos alcanzados en la segunda etapa del quinto Congreso Nacional Indígena (CNI). Y reflexionó: Hace 23 años iniciamos nuestro alzamiento, pero nuestro camino era excluyente, no podían participar todas, todos. Ahora, el CNI nos llama a una lucha en que podemos participar todos, todas; sin importar la edad, el color, el tamaño, la raza, la religión, la lengua, la paga, el conocimiento, la fuerza física, la cultura, la preferencia sexual. Quienes viven, luchan y mueren en el campo y en ciudad tienen ahora un camino de lucha en el que se unen con otras y otros. La lucha a la que nos llama y nos invita el Congreso Nacional Indígena es una lucha por la vida con libertad, con justicia, con democracia, con dignidad. Toda una agenda de lucha pacífica que el EZLN refrenda en todo momento. El más reciente fue el encuentro L@s zapatistas y las conciencias por la humanidad, realizado del 26 de diciembre de 2016 al 4 de enero de 2017 en el Cideci de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en el cual plantearon interrogantes que las y los científicos consecuentes deberían responder. Mostraron evidencias de que se trata de problemas que las nuevas generaciones zapatistas están enfrentando. Fue notable la forma contundente en que se defendió a la ciencia y se le deslindó de la seudociencia y la charlatanería. También lo fue el reconocimiento de que los meros conocimientos ancestrales ya no son suficientes para enfrentar el impacto en la naturaleza provocado por los proyectos de destrucción en la lógica del capitalismo. No necesitamos, dijeron, a científicos que vengan a adularnos o a gritar Zapata vive, la lucha sigue y sigue o a exponer sus tribulaciones en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) como algunos hicieron, aclarando que no están dispuestos a perder sus becas. Desde estas miradas el zapatismo invitó a los científicos consecuentes a compartir conocimientos con las comunidades zapatistas.

El cinismo ha sido siempre un componente visible de la política. En el mundo podremos encontrar alguna excepción que sólo confirmará la regla. Pero en la era neoliberal esta transparente doblez ha llegado probablemente al límite de su posibilidad. Podemos oír mentiras evidentes, asombrados por el grado de desvergüenza con las que se dicen, y el emisor se quedará de una pieza y fresco como una lechuga.

La imagen se ha reproducido una y mil veces como símbolo de los tiempos que corren. A la salida de una tienda departamental saqueada por una multitud plebeya, un joven carga sobre sus espaldas una enorme pantalla nueva.

En tiempos de Peña Nieto la redistribución de la riqueza se realiza así: los priístas de arriba saquean el erario y mandan a los priístas de abajo a saquear el Chedraui.
Apesar de todo, el año comienza con una buena noticia: la constitución política de Ciudad de México (CDMX) tendrá un apartado sobre el derecho a la ciencia y a la innovación, el cual fue aprobado el pasado 5 de enero de 2017 por quienes integran la Asamblea Constituyente de esta ciudad capital. Así, el máximo ordenamiento jurídico de la CDMX será el primero en todo el país en garantizar este derecho, ausente no sólo en ordenamientos análogos en los diferentes estados de la República, sino además en la propia Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

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