Leonora Chapman | amlat@rcinet.ca
Mary Evans-Bouclin, (de rodillas) en la ceremonia de ordenación como obispo en Alemania.
Photo Credit: Cortesía
Las mujeres desempeñan muchos papeles clave en la Iglesia Católica. De hecho, el Papa Francisco las estimula a hacerlo.
Pero también dice que nunca llegarán a ser sacerdotisas.
En
los últimos 15 años, el grupo Mujeres Sacerdotisas Católicas Romanas
ha desafiado la doctrina de la iglesia. Ha ordenado a docenas de mujeres
en todo el mundo incluyendo algunas en Canadá.
Cuando en julio del 2001, representantes de 26 países se
reunieron en Dublín para el Primer Congreso Ecuménico del Movimiento
Mundial por la Ordenación de la Mujer, probablemente el Vaticano no tomó
muy en serio sus planteamientos; después de todo, el sacerdocio
femenino fue oficialmente prohibido en los albores mismos del
catolicismo, concretamente en el año 325 durante el llamado concilio de
Nicea.
Y desde entonces hasta ahora, del siglo IV hasta la fecha, la cuestión ha permanecido aparentemente inalterable.
Pero
ya soplan vientos de cambios y las mujeres no esperan la aprobación de
los hombres de la Iglesia católica para ordenarse sacerdotisas en un
claro desafío al orden que perdura desde siglos.
Una misa secreta
tiene lugar en una sala de estar de una casa en Sudbury, Ontario. En un
altar, se encendieron velas y llenando un cáliz con vino tinto.
Algunas de las feligreses están tan preocupadas que le han pedido al periodista Nick Purdon de CBC no ser identificadas.
¿Por qué?
Porque este servicio va contra 2000 años de tradición y doctrina católica.
Una mujer está a punto de dar la comunión. Ella es Marie
Bouclin, la única obispo canadiense del movimiento de sacerdotisas
católicas.
“En la Iglesia antigua, la gente se reunía en sus
hogares”, dice Bouclin. “¿Quién puede decir que lo que hacemos no es
válido? A veces tenemos que obedecer a Dios y no a los hombres. Y
aunque algunos católicos no quieren escuchar esto, el Papa no es Dios”.
Bouclin se considera hereje.
Por supuesto que sí. Una hereje es alguien que piensa diferente.
El
Movimiento por la Ordenación de las Mujeres no sólo defiende el
ministerio femenino, sino además, promueve el fin del celibato
obligatorio entre los sacerdotes, tanto hombres como mujeres.
Bouclin,
de 75 años, se convirtió en monja cuando tenía 18 años, pero después de
siete años decidió dejar el convento para casarse y criar a tres hijos.
Obtuvo una Maestría en Teología de la Universidad de Sherbrooke,
centrándose en el estudio de mujeres que habían sido abusadas por el
clero.
Eso la llevó a comenzar a trabajar con una organización
llamada Women’s Ordination Worldwide, Movimiento por la Ordenación de
las Mujeres. En 2007, se convirtió en sacerdotisa y en 2011, fue elegida
por las otras sacerdotisas para servir como obispo en Canadá.
La
misión de Bouclin es hacer que las mujeres sean aceptadas como
sacerdotisas católicas. Pero es una idea tan prohibida que alguien que
públicamente la apoye es excomulgada. Por eso, Bouclin y sus feligreses,
como Anita Corriveau, se encuentran en secreto.
Siento
que me estoy escondiendo. No quiero esconderme. Quiero un lugar donde la
gente nos vea y diga que ella es una mujer sacerdote y ella es católica
y ella es obispo, la primera obispo en Canadá. Eso sería genial.
El
movimiento de sacerdotisas católicas está creciendo alrededor del
mundo. En Canadá, 15 mujeres han sido ya ordenadas. Y es el trabajo de
Bouclin, encontrar más. Como la profesora retirada Pat Cook.
¿Por qué ella quiere ser sacerdotisa?
El
Génesis nos dice que Dios nos creó a todos, hombres y mujeres por
igual. Creo que la iglesia está equivocada al excluir a las mujeres.
Cook
dice que su ordenación será tan válida como la de un hombre porque el
movimiento de sacerdotisas católicas sigue las mismas reglas
establecidas por la iglesia.
Seguiré las reglas. No puedo evitar ser una mujer. Y no me disculparé por eso.
Aun así, las expectativas son altas. Mientras que una
encuesta reciente muestra que el 70 por ciento de los católicos apoyan
la ordenación de las mujeres, la iglesia se opone vehementemente. El
portavoz del Papa en Canadá es el padre Thomas Rosica.
¿Por qué las mujeres no pueden ser sacerdotes?
Es
una pregunta muy legítima, de hecho es un reto para nosotros explicarla
porque vivimos en una sociedad donde la gente espera mucho por el
lenguaje de la igualdad, si un hombre puede hacerlo una mujer puede
hacerlo, si un hombre puede candidato a presidente, una mujer puede
postularse a presidente. Por lo que todo el mundo piensa que la
igualdad es el factor determinante, pero esa es una igualdad de la que
habla el mundo. La iglesia católica está basando su decisión en un
enorme período histórico, una gran tradición.
Es el día de la ordenación de Pat Cook. Las mujeres han encontrado una Iglesia unida en Toronto dispuesta a recibirla.
Antes
de que la iglesia católica se convirtiera en una de las religiones más
seguidas en el mundo, comenzó con sus propias pequeñas reuniones. Con
eso en mente, quien sabe hasta dónde llegarán estas mujeres.
Los inicios del movimiento
Fue en
2002 cuando Rómulo Braschi, un arzobispo argentino, él mismo
excomulgado, y fundador de la Iglesia Carismática Católica-Apostólica de
Jesús Rey, se decidió a ordenar como sacerdotes a un simbólico número
de 7 mujeres: cuatro alemanas, dos austriacas y una estadounidense. Así,
ante la presencia de unos 300 testigos, estas mujeres recibieron el
sacramento ritual de la orden sacerdotal: el movimiento clerical
femenino, no hacía más que comenzar.
Hoy ellas son 182 sacerdotisas y 16 obispos en todo el mundo.
RCI/CBC/ Women’s Ordination Worldwide/Internet
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