Pedro Echeverría V.
1. En México el desempleo es brutal. De acuerdo al aumento de la
población y al arribo de los jóvenes a la edad de trabajar, deben
crearse cada año un millón 300 mil plazas de trabajo; pero, según
informes, desde hace 30 años apenas alcanza crearse la mitad o menos por
falta de inversiones, sean de multimillonarios mexicanos o extranjeros.
Así que el desempleo no es por flojera, indolencia o por no querer
trabajar; es un problema grave reconocido por la institución. Por otro
lado, si hasta hace unos veinte años había estabilidad y seguridad en el
empleo, a partir de los años ochenta se comenzaron a crear leyes para
acabar con los derechos de los trabajadores como: contratación
individual, temporal, sin seguridad, sin antigüedad, sin sindicatos, sin
permisos, sin derecho a vacaciones, etcétera; se sometió más a los
trabajadores mediante un salario mínimo que no alcanza comprar ni la
mitad de una “canasta básica”.
2. Revisando datos publicados en El Universal en enero de 2016 “En
México el 25% del total de la población (de 123 millones) entre 15 y 29
años de edad es NINI (ni trabaja ni estudia). Por tanto existen 7.5
millones de ninis en el país. En el nivel medio superior se educa sólo
al 72.8 del grupo de edad de 15 a 17 años. Al nivel superior la
matrícula apenas alcanza el 30.1% en relación a la población que tiene
entre 18 y 22 años. En los últimos 10 años los empleos de hasta dos
salarios mínimos se han incrementado, pero 700 mil empleos con sueldos
de más de cinco salarios se perdieron. El desempleo total del país ha
crecido de manera exagerada desde 1982 que se impuso la economía
neoliberal privatizadora que obligó a decenas de miles de negocios
micros, pequeños y medianos a cerrar por no poder competir. ¿Puede
olvidarse la entrada del TLC en 1994 con Salinas que terminó de
desgraciar a los mexicanos más miserables y desempleados?
3. Teniendo “el destino” de ser hijo de una familia de los 80
millones de pobres y miserables de México; después de recorrer fábricas,
negocios, oficinas públicas, sin encontrar un empleo que me ayude a
mantener a mis tres hijos; después de probar para convertirme en uno más
de los 10 millones de migrantes hacia los EEUU y no conseguir nada, he
tenido que sumarme a esa gran masa de seres humanos bautizada por la
clase dominante como “delincuente”. ¿Esperaban acaso que me dedique a
hacer competencia con otros millones de limosneros que llenan las calles
de la ciudad de México y de miles de ciudades enterrando lo poco que me
queda de dignidad? Por ello prefiero jugarme la libertad y la vida
buscando cualquier oportunidad para tener algo para llevar comida a los
hijos. ¿Que por ello soy materia dispuesta para ingresar a cualquier
grupo que me dé seguridad en un ingreso? sí, ¿pero que esperaban los
señoritos burgueses que lo tienen todo? (9/I/17)
alterar26@gmail.com
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