No tenemos que apuntar el dedo contra otros, es un vergüenza para los cristianos
que existan esos niveles de miseria, declaró el nuncio Franco Coppola
después de oficiar una misa en la Basílica de Guadalupe, donde estuvo
acompañado del sacerdote Miguel Concha Malo
Foto Francisco Olvera
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El nuncio apostólico, Franco Coppola, señaló ayer que la pobreza en México es
una vergüenza. A tres meses de haber llegado a este país, el representante del papa Francisco se dijo
impresionadopor la miseria que ha podido observar.
Al
oficiar la misa por los 800 años de la confirmación de la orden de los
dominicos, en la Basílica de Guadalupe, comparó esa situación de
carencia con la que se vive en África. En aquella parte del mundo,
afirmó en su homilía,
hay una pobreza general. Aquí no se puede decir eso, es un país que por muchos lados es muy desarrollado, pero desigual.
¡Cuántos pobres hay todavía. No es posible, no es posible!, lamentó Coppola, quien antes de ser nombrado embajador del Vaticano en México, desempeñaba ese mismo cargo en República Centroafricana y Chad.
El arzobispo italiano indicó que es un vergüenza, sobre todo para los cristianos, que existan esos niveles de miseria.
No creo que tengamos que apuntar el dedo contra otros. Es nuestra falta, pues la Iglesia es una familia, en la que hay
hermanos muy ricos y hermanos muy pobres.
Recordó que el papa Francisco ha hecho varios llamados para no olvidar a quienes menos tienen.
Tenemos que ocuparnos de ellos: son nuestra carne, nuestra sangre, apuntó. Asimismo, sostuvo que en estos días hay
que proponer la luz de Dios, porque él
no utiliza la violencia y jamás se impone.
La declaración del nuncio
es muy valiosa, resaltó el sacerdote Miguel Concha Malo, religioso de la orden de los dominicos. En tan poco tiempo de estar en este país no sólo se ha dado cuenta de las cosas positivas, sino de algo tan lamentable como la pobreza, agregó en entrevista.
Concha Malo, defensor de los
derechos humanos, consideró que el mensaje de Coppola debe ser ejemplo
para todos los mexicanos por cuestionar el crecimiento de la pobreza.
Qué bueno que lo dijo, porque santo Domingo de Guzmán realmente tenía gran sensibilidad por los pobres. Alguna vez vendió sus libros, unas de sus pocas pertenencias, para no dejar a los pobres.
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