Ashanty Herrerías*
Hablar de la educación
alternativa en Oaxaca es hablar de un campo heterogéneo, dinámico y
diverso. Desde hace décadas, en el espacio oaxaqueño se han generado
respuestas educativas que cuestionan, alteran, modifican, desordenan o
fracturan diversos aspectos de lo instituido, lo dominante, lo
hegemónico.
Como una muestra de síntesis de lo que han legado y heredado estas
experiencias e iniciativas generadas por las maestras y maestros de
Oaxaca –junto con padres de familia, estudiantes y comunidades– podemos
mencionar el Plan para la Transformación de la Educación de Oaxaca
(PTEO). Esta propuesta, elaborada por el magisterio democrático de la
sección XXII del SNTE, ha buscado transformar la educación pública de
Oaxaca; reconociendo el mosaico cultural, étnico y lingüístico de la
entidad. Del mismo modo, ha sido capaz de atender las condiciones de
pobreza y desigualdad por las que atraviesan su población, a la vez que
se ha dedicado a recuperar las experiencias y saberes que los profesores
han desarrollado a partir de su labor cotidiana en el aula.
Es importante señalar la figura del colectivo-proyecto, puesto que es
un componente que atraviesa toda la propuesta. Este binomio juega como
unidad mínima de decisión, desarrollo y operación que busca transformar
las relaciones verticales características del sistema educativo
nacional. De esta circunstancia nace el hecho de que los actores
educativos de cada escuela se constituyan como colectivo y, en diálogo
con la comunidad a la que pertenecen, se desarrollen y operen proyectos
educativos que atiendan necesidades y características concretas. Estas
formas de organización responden a un enfoque comunal y recuperan
elementos de los procesos de organización heredados de los pueblos
originarios.
La formación docente es una dimensión que los profesores de Oaxaca
han asumido de manera comprometida como referente central de su
quehacer. Como muestra de ello se pueden ubicar los espacios de estudio y
encuentro entre educadores de la entidad que se han ido construyendo en
el contexto de la implantación del PTEO. Estos espacios han sido una
base importante para compartir propuestas, enriquecer su práctica y
generar saberes que respondan a las necesidades de las instituciones
educativas de la región. Dicho proceso ha exigido reconocer que el
quehacer docente se nutre no sólo de la experiencia que el educador
construye a partir de su intervención en el aula, sino de la apropiación
y resignificación de teorías que aportan a la construcción de un
pensamiento crítico y alternativo.
En este sentido, se pueden señalar los Talleres Estatales de
Educación Alternativa que desde 2004 han sido desarrollados por el
órgano académico de la sección XXII, el Centro de Estudios y Desarrollo
Educativo (Cedes 22), al inicio de cada ciclo escolar. Estas actividades
de formación docente están destinadas a maestros frente a grupo,
directivos y personal de apoyo técnico-pedagógico de los niveles
educativos que integran la educación básica en Oaxaca. Resultan ser un
espacio vital, de apropiación y resignificación de las herramientas
teórico-metodológicas que el magisterio ha ido construyendo para el
análisis de su práctica, su contexto social y reflexión sobre el rumbo
de la escuela. En los textos y materiales inéditos que se han generado
en estos espacios, y como parte de la operativización del PTEO, se
condensa la experiencia del magisterio de la región. Estos trabajos han
sido la base para sistematizar y socializar el trabajo de los educadores
y, del mismo modo, para evaluarlo a través del diálogo con sus pares,
la comunidad y otros actores.
Esto contrasta con la lógica regulatoria y de control que la SEP ha
definido, guiada por el espejismo de la evaluación y la calidad
educativa, a través de actividades poco relacionadas con las
experiencias que los maestros despliegan cotidianamente en el aula.
Guiado por los principios de construcción cooperativa y diálogo que
lo sustentan, el PTEO se sigue construyendo en diálogo y de manera
compartida con centros de trabajo y comunidades, con la participación de
todos los actores sociales que intervienen en los procesos educativos,
recogiendo y sistematizando las experiencias educativas, pedagógicas y
didácticas desarrolladas por el magisterio oaxaqueño.
Se trata de un complejo y dinámico proceso que nos muestra la riqueza
y el potencial del quehacer educativo y político-pedagógico.
Visibilizar estas experiencias nos permite abonar a la comprensión de lo
educativo, de las propuestas y de las articulaciones que se dan en el
vínculo pedagógico, así como de las bases históricas que las comunidades
van conformando para construir algo propio. De ahí la importancia de
recuperar la memoria histórico-pedagógica del magisterio mexicano que en
su lucha ha sabido hacer de la educación y de su práctica pedagógica un
espacio abierto a múltiples posibilidades.
* Pedagoga
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