El próximo 22 de enero Evo
Morales cumplirá 13 años en la presidencia boliviana, y va por más.
Durante su mandato la economía de esa nación sudamericana creció a un
ritmo anual promedio de casi 5 por ciento (más de dos veces que la
mexicana en el mismo periodo) y el producto interno bruto por habitante
avanzó 3.2, también a ritmo anual (tres veces por arriba que en nuestro
país).
El incremento referido se cuenta entre los mayores en Latinoamérica,
lo que ha permitido al gobierno de aquel país la reducción sustancial de
los niveles de pobreza, amén de que los beneficios de las enormes
riquezas naturales bolivianas se quedan en casa.
¿Cómo marcha la economía boliviana? La Comisión Económica para
América Latina y el Caribe nos obsequia un paseo temático. Va, pues.
En 2018 la economía boliviana ha continuado mostrando dinamismo,
reflejado en un crecimiento en torno a 4.4 por ciento respecto del año
anterior, cuando avanzó 4.2. El motor del crecimiento ha sido la
inversión pública, aunque también destaca el ritmo de expansión del
consumo. Este buen desempeño se tradujo en el pago de un segundo
aguinaldo en diciembre del presente año, autorizado por el gobierno de
Evo Morales, lo que apoyará el consumo de los hogares.
Los mejores precios de los hidrocarburos registrados en 2018
aliviaron en alguna medida tanto el déficit fiscal como el de cuenta
corriente, y en 2019 se mantendría el impulso de la inversión pública en
infraestructura y energía, así como en salud y educación, lo que, unido
a un crecimiento sostenido del consumo, permitiría que la economía
continúe mostrando un ritmo de expansión similar al del presente año.
Los mayores precios petroleros han tenido un impacto positivo en la
recaudación del impuesto directo a los hidrocarburos –que a octubre de
2018 acumulaba un crecimiento de 22 por ciento– y, de esta manera, los
ingresos fiscales en su conjunto presentan un alza de 5.6 por ciento en
este periodo. Se estima que el pago del segundo aguinaldo tendrá un
efecto en los gastos corrientes de aproximadamente un punto del PIB.
El Banco Central de Bolivia ha mantenido estable el tipo de cambio
nominal, lo que ha favorecido niveles de inflación bajos. A octubre de
2018, el índice de precios al consumidor acumulaba una variación de 0.9
por ciento y la autoridad espera que cierre el año en torno a 3.5.
El buen año agrícola también ayudó a mantener bajos los precios de
alimentos y bebidas. Por otra parte, si bien el tipo de cambio real se
ha mantenido relativamente estable en 2018, muestra una apreciación de
alrededor de 20 por ciento durante los pasados cinco años.
El dinamismo de la economía boliviana ha sido liderado por la
inversión, que aumentó 8.2 por ciento, y por el buen desempeño del
consumo tanto de los hogares (4.7) como del gobierno (4.5). El
crecimiento de la inversión es el resultado de un fuerte impulso de la
inversión pública, que en este mismo periodo mostró un crecimiento de 13
por ciento (la inversión privada sólo lo hizo 6 por ciento). Por su
parte, el consumo de los hogares será estimulado por el crecimiento de
las remesas y el pago del segundo aguinaldo.
En el primer semestre de 2018 las mejores cosechas, posteriores a la
fuerte sequía registrada en 2016, y las inversiones públicas en obras de
riego para el campo favorecieron el crecimiento de 7.5 por ciento de la
producción agrícola, y para 2019 se esperan mejores resultados. La
construcción, impulsada por la inversión, se ha expandido 6.1 por ciento
y los servicios financieros, resultado del apoyo al crédito industrial y
para viviendas sociales, lo hicieron en 5.6.
El dinamismo económico se ha traducido en bajas tasas de desempleo,
que estaría en torno a 4.1 por ciento. En 2018 el salario mínimo aumentó
3 por ciento y en la última década acumula un fuerte incremento: 130
por ciento.
Las rebanadas del pastel
Felices fiestas, y aquí nos encontramos el próximo miércoles. ¡Salud!
Twitter: @cafevega
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