Miguel Concha
México es el centro
de origen del maíz. Durante miles de años esta planta ha sido elemento
fundamental en la vida de mexicanas y mexicanos, y las comunidades
campesinas e indígenas han preservado no sólo esta semilla nativa, sino
también sus formas tradicionales de mejoramiento y producción, como su
adaptación, de acuerdo con las condiciones climáticas y de los suelos,
el intercambio entre comunidades de distintas regiones, así como el
sistema de la milpa y el resguardo de alimentos, como el propio maíz, el
frijol, la calabaza y el chile, los cuales conforman una alimentación
saludable y aportan nutrientes necesarios para un buen vivir.
Es inmensa la diversidad de alimentos derivados de las 64 razas
distintas de maíz que tenemos en México. Estos alimentos se encuentran
presentes en las cocinas tradicionales de distintas culturas, incluso
más allá de nuestras fronteras.
La cocina mexicana no se podría imaginar sin los colores y sabores
del maíz nativo: rojo, verde, azul, dulce, blando, palomero y
cacahuazintle, entre muchos otros. El grano, además de ser sustento para
el bienestar económico y social, tiene un valor histórico y cultural
para las comunidades y los pueblos originarios, especialmente los
mesoamericanos, ya que ha permitido también la resistencia ante la
colonización, la imposición del pensamiento occidental y el capitalismo
en su fase neoliberal.
Así, resulta fundamental la construcción de un modelo agroalimentario
que asegure la soberanía alimentaria y garantice el derecho a una
alimentación nutritiva, suficiente y de calidad, como lo enuncia la
Constitución. Esto sólo será posible mediante la generación de políticas
públicas y programas de apoyo para su producción, y por medio
delegislaciones que establezcan la obligatoriedad del Estado al
respecto, ya que debido a la producción de maíces transgénicos, el maíz
nativo está en riesgo, incluso los procesados, los cuales contaminan
genéticamente al maíz y abren la puerta a la extinción de muchas razas
que aún se conservan.
Cabe señalar que en abril de 2019 fue presentada en el Senado la
iniciativa de Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo
(LFFPMN), la cual fue aprobada en lo general y lo particular el pasado
24 de septiembre y turnada a la Cámara de Dipu-tados. La Comisión de
Desarrollo y Conservación Rural, Agrícola y Autosuficiencia Alimentaria
discutió en la cámara el pasado 10 de marzo el dictamen de la iniciativa
de ley, el cual fue aprobado por unanimidad en el Congreso de la Unión
el 18 de marzo.
La LFFPMN tiene por objeto reconocer el valor del maíz nativo y su
diversificación constante en todo lo relativo con las prácticas
relacionadas a su producción, comercialización y consumo, como
patrimonio alimentario y cultural nacional directamente vinculado con
los derechos humanos alimentarios y culturales reconocidos en el
artículo 4 de la Constitución.
Esta iniciativa de ley, que por cierto se corresponde con tratados
internacionales firmados por México, como el Protocolo de Cartagena
sobre Seguridad de la Biotecnología, sentará un precedente en materia
jurisdiccional, ya que establecerá mecanismos institucionales para la
protección y fomento del maíz nativo, a través de medidas que prevengan
su contaminación. Por ejemplo, la identificación y delimitación de las
áreas geográficas de producción, al igual que el establecimiento de los
sistemas tradicionales.
En adelante será obligación del Estado garantizar y fomentar, a
través de autoridades competentes, que todas las personas tengan acceso
efectivo al consumo informado de maíz nativo en su diversificación
constante, así como al de sus productos derivados.
Por otro lado, a partir de la ley, se creará el Consejo Nacional del
Maíz (Conam), como órgano de consulta del Poder Ejecutivo Federal. El
Conam estará integrado por autoridades del gobierno federal y tendrá
representación de la sociedad civil, campesinas y campesinos, pueblos y
comunidades indígenas, e integrantes de la academia, quienes tendrán voz
y voto para participar en las políticas públicas para el fomento y
protección del maíz nativo. Porque precisamente son las propias
comunidades y organizaciones campesinas, la sociedad civil organizada,
las defensoras y defensores de derechos humanos y las colectividades
dedi-cadas al cuidado del medio ambiente, quienes han empujado esta ley.
Aunque la aprobación de la Ley Federal para el Fomento y Protección
del Maíz Nativo no es suficiente para garantizar su protección, fomentar
su producción y resguardar su valor histórico y cultural, es un paso
importante en la defensa del maíz en la protección de sus variedades
vegetales nativas y en la promoción de los derechos humanos de las
comunidades campesinas, productoras, consumidoras y consumidores, pues #SinMaizNoHayPais.
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