En febrero de 2020
el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) anticipó estar dispuesto a
ampliar la aportación patronal a la cuenta individual de sus
trabajadores en Afore durante un periodo de ocho años. Hoy, con base
tripartita (Estado, 0.225; trabajadores, 1.125, y patrones, 5.15), la
aportación obligatoria suma 6.5 por ciento del salario base de
cotización (SBC). El CCE –que presume contar con el consenso de todos
sus agremiados– ofrece elevarla hasta 13.65 por ciento, iniciando el
primer año con 1.5 por ciento puntos porcentuales y, posteriormente, un
punto anual durante siete años. El incremento sería puramente patronal y
sumado a las aportaciones del Estado y trabajadores llegaría a 15 por
ciento del SBC.
La ruta señalada por la cúpula empresarial contempla presentar la
propuesta al presidente López Obrador luego de que el presidente del
CCE, Carlos Salazar, la revise con el secretario de Hacienda y Crédito
Público, Arturo Herrera. Ella incorpora también fomentar las
aportaciones voluntarias de los trabajadores a su Afore (vía descuentos
directos al salario pactados entre trabajadores y patrones); que los
empleados independientes dispongan de ahorro para el retiro; reducir de
mil 250 a 750 las semanas de cotización; elevar la pensión mínima
garantizada de uno a 1.5 salarios mínimos para aquellos que alcancen las
semanas de cotización, pero no cuenten con suficiente ahorro en su
Afore y, frente a cualquier subida salarial, destinar un punto
porcentual al ahorro para el retiro. En cuanto a la equidad de género se
considera tomar en cuenta para el ahorro las semanas en las que las
trabajadoras se ausenten por motivo de maternidad ( Reforma, 14/2/20).
Por su parte, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Gustavo de Hoyos) declara que una vida de
trabajoy esfuerzo no merece ser concluida con una pensión
insuficiente, mientras 57 por ciento labora en la
economía informal. La novedad para reformar el sistema es colocar al trabajador en el
centro. ¿Cómo? En primer lugar, con una reforma para
todos. En segundo, garantizar un retiro
dignocon aportaciones de todos: trabajador, patrón y gobierno;
duplicarla aportación obligatoria. En tercero, contar con recursos
suficientespara un nuevo modelo. Y, en cuarto,
homogeneizarlos sistemas. Hay, además, que
flexibilizarel número las semanas trabajadas reduciéndolas de las mil 250 actuales en 40 por ciento e impulsar fuertemente el ahorro
voluntario(deducible de impuestos). Para los trabajadores
informalesse deben establecer esquemas de aportaciones obligatorias (plan personal de retiro). Para De Hoyos, se trata de ganar bienestar sin
elevarel costo fiscal. ¿Cómo sería eso posible? ( El Financiero, 4/2/20).
Ya la Amafore (Bernardo González) se había pronunciado por una
posiblereforma al sistema de pensiones en la que los trabajadores puedan acceder a la pensión mínima garantizada con menos semanas de cotización. Es decir, que desde 750 semanas –que son aproximadamente 12 años– ya
puedastener acceso a la pensión mínima garantizada, no a 100 por ciento, pero sí quizás a 80 por ciento. Se puede permitir a los trabajadores retirarse con una pensión mínima garantizada y darles la
posibilidad· de comprar semanas de cotización con ahorro voluntario. Ello mediante el mecanismo conocido como Modalidad 40, con el cual se puede dejar de trabajar antes de cumplir 65 años sin haber cotizado las mil 250 y comprar con ahorro voluntario las semanas de cotización que falten( Reforma, 21/1/20).
Es claro que estas propuestas patronales no tocan –esencialmente– el
Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR). Tampoco resuelven su fracaso
como capitalización individual. Hasta ahora, no modifican su matríz de
fondo: la preservan. Hacen más de lo mismo esperando resultados
diferentes. Y hacen también oídos sordos frente a la reiterada
observación de que el desafío pensionario no se resuelve dentro de los
límites del sistema de capitalización individual. En suma: no mueven un
milímetro la aguja de las pensiones.
Es claro que el presidente López Obrador no puede dejar una decisión
de tal calado en las exclusivas manos patronales –como ocurrió durante
el periodo neoliberal– ni, como señalara en la mañanera del 24 de febrero de 2020:
contamos con el apoyo del sector privado. Es más: la propuesta viene de ellos.
Hay que agregar que en su administración opera el Eje del mal pensionario gubernamental:
compuesto por el Secretario Arturo Herrera-Carlos Noriega Curtis
(SHCP-4T), Abraham Vela Dib (Consar), Zoé Robledo (IMSS) y Dolores
Padierna (Morena), para quienes el sistema de ahorro en cuentas
individuales es lo que
convieneal país, así como fortalecer el ahorro voluntario.
Por el bien de todos, la iniciativa sólo puede ser una presidencial.
Es decir, para todos. Sólo puede provenir de Andrés Manuel López Obrador
como titular del Poder Ejecutivo para que, efectivamente, no sea sólo
en beneficio de algunos. Colocar al trabajador en el
centrono resulta tan sencillo. Esa es la responsabilidad del Presidente como cabeza del país.
*Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco
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