Para nadie es un secreto que la conductora televisiva Laura Bozzo hace las veces de vocera de los intereses más reaccionarios, en función del rating de su talk show. Así fue en el Perú de la dictadura de Fujimori y así es ahora en México, primero en TV Azteca, y ahora en el Canal 2 de Televisa.
Por eso no es casual que en vísperas de la discusión que inicia la Suprema Corte de Justicia sobre las acciones de anticonstitucionalidad en contra de las reformas antiaborto que se aprobaron en los estados de Baja California y San Luis Potosí, Bozzo haya revivido un programa con el título “Por abortar no pude tener hijos”.
La emisión –repetida el pasado viernes 23 de septiembre-, presenta a una joven llorosa que “abre su corazón” con la señora de los gritos y los monólogos interminables. La joven, pagada o no, confiesa que ella se realizó tres abortos antes de casarse. Ahora, su actual esposo, un macho sacado del cómic bozziano, la amenaza con dejarla porque debido a los abortos anteriormente practicados, ella no puede embarazarse.
Bozzo interrumpe a la “invitada”. Y exclama a los cuatro vientos que ella está en contra del aborto porque “sólo el de allá arriba puede dar y quitar la vida”. La peruana hostiga, acosa, enjuicia. Se cubre con supuestos estudios académicos en sociología y política para que las amas de casa televidentes confíen en sus juicios de valor y sus prejuicios sin contraste con el estatuto jurídico de la discusión.
Muy su derecho y sus creencias religiosas considerar al aborto un pecado, pero la señora Bozzo y Televisa son concesiones de un servicio como es la televisión y lo menos que se espera es que contrasten con información, que maticen o documenten lo que está ahora a discusión. No es con epítetos o juicios sumarios como se puede abordar un tema delicado que tiende a polarizar a la sociedad y, en especial, a la comunidad católica.
Desde abril de este año, la vocera del Grupo de Información en Reproducción Elegida, Mariana Winocur, señaló que en una emisión con el mismo título, “Por abortar no pude tener hijos”, Bozzo no dio información completa sobre el tema, estigmatizó a las mujeres que interrumpen sus embarazos y llegó a mencionar que a las mujeres jóvenes no les importa embarazarse porque pueden abortar después.
La desinformación es la madre de los prejuicios. Más aún cuando el único matiz de Bozzo es que ella sí está de acuerdo en discutir la interrupción del embarazo cuando se trate del “producto de una violación”. ¿Y si hay malformaciones congénitas? ¿Y si existen condiciones socioeconómicas precarias para la madre? ¿Y si existe violencia intrafamiliar? Los supuestos lógicos no caben en un talk show.
En Facebook existe una “página comunitaria sobre Laura Bozzo” que se titula precisamente “Di no al Aborto”. Digna del mal gusto de Provida y de otras organizaciones antiabortistas, la página reproduce las clásicas imágenes de fetos muertos, de niños mutilados. Sólo registra 9 seguidores, pero es claro el vínculo con la conductora televisiva.
El activismo antiabortista revivirá este domingo 25 de septiembre. En vísperas también de la discusión en la Suprema Corte de Justicia, la organización Unión de Voluntades emitirá un pronunciamiento durante la homilía del cardenal Norberto Rivera, en la catedral de la Ciudad de México. Se expresan en contra del proyecto “perverso y criminal” del ministro José Fernando Franco González Salas.
También el Consejo de Analistas Católicos de México anunció la realización de un “ultrasonido en vivo”, a las afueras de la Suprema Corte de Justicia, el próximo lunes 26 de septiembre cuando inicie la discusión.
Cuentan ya con una aliada fundamental: la inefable Laura Bozzo y la unilateralidad de su talk show donde la deliberación es sacrificada en aras del “espectáculo” humillante.
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