2/17/2015

No podemos

Alberto Aziz Nassif

¿Por qué a pesar de la multiplicación de las crisis que atravesamos, de seguridad, derechos humanos, colusión entre crimen y autoridad, corrupción e impunidad y, para rematar, ahora caída del crecimiento y recorte del gasto público, no se presenta en el escenario una alternativa política que canalice el malestar y sea un actor para empezar a resolver la situación del país?
Ya hemos visto cómo en Grecia Syriza ganó las elecciones, un partido de izquierda que negocia ya en otros términos la política de austeridad. También en España el caso de Podemos, que viene del movimiento (M15) de los indignados, ya se ubica como uno de los punteros en las preferencias electorales y tiene posibilidades de ganar las próximas elecciones. Parece que aquí en México estamos en otro momento en donde no podemos sacudirnos a esa vieja clase política y a los partidos que sólo representan sus propios intereses.
Nada más en estos días nos hemos enterado a través de notas y reportajes de medios extranjeros, que políticos mexicanos han hecho compras de departamentos lujosos en Estados Unidos y forman parte de una élite que se caracteriza por hacer negocios millonarios, como el caso del ex gobernador de Oaxaca, José Murat, y de su hijo, que hoy es el director del Infonavit. El personaje niega que las propiedades sean suyas y espera que pase el escándalo. El mismo viejo cuento de siempre, que tenemos décadas de padecer y no pasa nada. Al mismo tiempo, salió el expediente de corrupción que rodea al ex gobernador de Guerrero, un priísta reconvertido al PRD, al que la autoridad mexicana sí pretende aplicarle la ley. Ya se detuvo a su hermano y a un sobrino y se ha dado a conocer una inmensa red de nepotismo que alimentó en su gobierno. Siguen frescas las noticias sobre la corrupción del gobernador de Chihuahua, César Duarte, en donde a pesar de una denuncia penal no pasa nada. Está el caso del gobernador de Veracruz, Javier Duarte, que se ha distinguido porque durante su gobierno han sido asesinados once periodistas, y no pasa nada. En Puebla el gobernador Moreno Valle ha sido acusado de represión y Morena presentó una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos por este motivo. Corrupción, abuso de poder y mucha impunidad rodean estos casos que se suman a los expedientes de conflicto de interés de Peña Nieto y Videgaray. Es el mismo modelo de corrupción de siempre y no pasa nada. 
Para donde nos movamos las comparaciones dejan a México muy mal ubicado. La semana pasada nos referimos a las medidas para el caso de Petrobras en Brasil, hoy podemos vernos en los espejos de Grecia y España. Las diferencias se pueden entender desde diferentes visiones. Se pueden tener explicaciones culturales sobre la corrupción, como las de Peña, pero hay que mirar hacia las instituciones. ¿Qué tendría que pasar en México para que la corrupción y su mecanismo de reproducción, la impunidad, tuvieran un alto en serio? No hay presidente de República que no haya llegado al cargo con el discurso de combatir la corrupción, y no pasa nada. El recurso de crear nuevas reglas, nuevas instituciones, ha dado algunos resultados en otros momentos, sin embargo, frente a esta crisis se ha agotado el recurso de crear organismos autónomos para que hagan funciones de Estado. Esas instituciones han sido capturadas por los intereses particulares, así vemos cómo el esfuerzo reformador del Pacto por México terminó en una serie de trampas y reacomodos. Para muestra está lo que acaba de suceder con el Instituto Federal de Telecomunicaciones y el regalo de la multiprogramación al duopolio televisivo. También se puede ver la contrarreforma que el PRI y el Verde le quieren hacer a la Ley General de Transparencia. La regresión autoritaria en todo su esplendor. 
Quizá pronto se legisle sobre una comisión anticorrupción, pero todo indica que será un nuevo espacio de la partidocracia para tener una nueva simulación. Tenemos que empezar por una reconstrucción del Estado, porque para tener Estado de derecho, primero necesitamos tener un Estado. El debate hoy tiene que responder a la pregunta: ¿podemos o no podemos romper las inercias que nos tienen atrapados en la crisis actual?
Investigador del CIESAS.

@AzizNassif 

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