Eduardo Ibarra Aguirre
Mientras
aumentan los decibeles y la frecuencia del discurso presidencial porque
“la economía aceleró su crecimiento” al pasar del 1.3 por ciento que
registró el producto interno bruto en 2013, a 2.3 por ciento en 2014 y
en 2015 alcanzó 2.5 por ciento –y algunos muy gananciosos banqueros como
Marcos Ramírez Miguel (de Grupo Financiero Banorte) pronostican “jauja
inmediata”–; pareciera que surge un debate pospuesto por éste y el
anterior gobiernos sobre la pertinencia de las estrategias
anticriminales.
Nunca
es tarde en estos importantes temas para los deslindes entre el actual y
el anterior grupo gobernantes, menos cuando los defensores a ultranza
del marido de la precandidata Margarita Zavala, como es el caso de
Javier Lozano, aquél que soñó con ser candidato a la Presidencia después
del nunca explicado “¡Coopelas o cuello!”, juzgó junto a otros panistas
como “sinsentido”, “imprecisos” y “tardíos” los señalamientos que hizo
Miguel Ángel Osorio el martes 8 sobre la estrategia criminal de Felipe
Calderón que buscaba, en primer lugar, legitimarse después de un harto
controvertido “triunfo” en las urnas en julio de 2006, pagar a George W.
Bush el reconocimiento que le hizo como candidato “triunfante” antes
que cualquier autoridad mexicana y extranjera, y con “palos de ciego”
satisfacer una exigencia generalizada de seguridad pública.
¿Qué
fue lo que dijo Osorio Chong y que Calderón Hinojosa tergiversa como lo
hizo durante su muy alcoholizado desgobierno frente a los críticos de
su estrategia?
Para
el hidalguense de Pachuca –según varias encuestas “cuchareadas” y otras
que no lo son, pero nadie lo puede asegurar, encabeza las preferencias
ciudadanas como suspirante del Revolucionario a la candidatura
presidencial–, el “alto precio que trajo consigo la mal llamada guerra
contra las drogas, la cual partió de un diagnóstico equivocado y una
estrategia mal diseñada que generó una escalada de violencia sin
precedente. Coahuila es ejemplo de ello”, expresó en Arteaga durante el
tercer foro sobre el uso de la mariguana y el debate convocado por el
gobierno de Enrique Peña.
Por
el altísimo precio que pagó México con la estrategia guerrerista
resulta política y éticamente inviable cerrar este capítulo de la
historia del país con cientos de miles de muertos, desparecidos,
desplazados y heridos por la irresponsabilidad criminal de quienes los
redujeron a “daños colaterales”, a tono con los manuales de guerra del
Pentágono.
Maniqueo y mocho como siempre ha sido Felipe del Sagrado Corazón de Jesús–según testimonios de amigos que vivieron con él–, redujo la crítica del secretario de Gobernación y la acomodó a su gusto: “El diagnóstico equivocado es suponer que la solución para México es no combatir a los criminales”.
Es
la dogmática sentencia que usó durante los cinco años de violencia sin
precedente en México. Recuérdese que en el sexto año empezaron a
declinar los homicidios dolosos y meses antes de largarse de Los Pinos,
el michoacano de Morelia llamó a la Organización de las Naciones Unidas a
superar las políticas y programas punitivos que impuso desde la Casa
Blanca Richard Nixon y refrendó Bush, el invasor de Afganistán e Iraq.
Con
independencia de los propósitos del señor que despacha en el Palacio de
Cobián, el debate sobre las estrategias frente al crimen organizado es
un asunto de la mayor importancia para el presente y el futuro
inmediatos, para que éste y el siguiente gobiernos no incurran en las
aventuras guerreristas del panismo hecho gobierno sin contar con la
mayoría de los votos.
Acuse de recibo
Felicitación
del doctor Jorge Rogelio Castro por el trabajo realizado en Utopía y en
Forum en Línea, que en agosto cumplirá 25 años. No se transcribe el
mensaje porque fue extraviado… Julio Mata Montiel invita a leer: Del
asalto al Cuartel Madera a la reparación del daño a las víctimas del
pasado. (Una experiencia compartida en Chihuahua y Guerrero). El volumen fue presentado ayer en la Cámara de Diputados… Juicio y datos del analista Héctor Barragán Valencia que vale la pena registrar cuando los apologistas del capitalismo salvaje le rinden pleitesía en pleno desastre global: “El caso de Rusia es revelador: los gobiernos occidentales y el de Boris Yeltsin acordaron privatizar 200 mil empresas en 500 días (Thatcher
privatizó 20 empresas en 11 años) para presuntamente evitar el retorno
del comunismo. Así que desmantelaron el sistema económico ruso al
tiempo que redujeron el gasto público en 20% del PIB, afectando
severamente el empleo, la provisión de vivienda y la asistencia
sanitaria. El resultado fue un incremento sin paralelo de las enfermedades mentales, cardiovasculares
y transmisibles, así como de los suicidios. La transición de Rusia al
capitalismo tuvo un costo de 10 millones de vidas humanas”… Berta
Adriana Ibarra Aguirre ingresó al círculo de las septuagenarias o al
“séptimo piso”, como dicen mis queridos Alexis y María Luisa.
¡Felicidades!
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