Día Internacional de la Mujer Trabajadora
El Día Internacional de la Mujer, va más allá de rosas y
claveles, es un día para conmemorar no al género en sí, sino a las
luchas históricas que han dado para arrancar los derechos que los
hombres de la clase trabajadora previamente habían conseguido, pero no
sólo eso, sino en la búsqueda de derechos propios, por necesidades
únicas de su naturaleza, como la incapacidad por maternidad, por
ejemplo.
El ocho de marzo es un día en el que las mujeres
políticamente accionan o deberían accionar ante su realidad, pero la
decisión de valorar ésta fecha recae necesariamente en entender el
carácter político de su origen, por lo que es imprescindible recurrir a
nuestra historia.
El Día Internacional de la Mujer, tiene sus
orígenes en un contexto de florecimiento del capitalismo, en donde el
avanzado desarrollo tecnológico industrial aglomera en las fábricas de
los países desarrollados, tanto a hombres, mujeres y niños. La riqueza
material era producida en iguales circunstancias por ambos géneros, y
prácticamente aplicando la misma fuerza gracias a la maquinaria
industrial. Pero esa igualdad en la producción de riqueza no era
reflejada en las relaciones sociales de convivencia; la mujer era
relegada de la participación política, de la igual remuneración por el
mismo trabajo, de la educación, de la seguridad e integridad en el
trabajo.
Ambos, tanto hombres como mujeres eran explotados en
jornadas laborales de diez o doce horas, sin ninguna seguridad social,
ni garantía de trabajo a futuro, a ambos obreros se les expropiaban sus
riquezas generadas; en estas condiciones surgen las luchas de los
trabajadores en general, ven la luz los sindicatos como instrumentos de
reivindicaciones económicas y laborales, así mismo los partidos de la
clase trabajadora socialistas-comunistas.
Ante la igualdad de
producción en el sistema económico y la desigualdad de garantías en las
relaciones laborales, las mujeres comienzan a organizarse para luchar
por mejores condiciones de trabajo, pero no lo hacen alejadas de los
demandas obreras, sino que surgen dentro de ésta clase, no podía ser de
otro modo, así la participación sindical abre paso a la abierta
participación política, por el derecho a sufragar y decidir su destino
como miembros de una misma sociedad.
El surgimiento de la lucha
feminista está íntegramente ligado a la lucha de la clase obrera y a su
movimiento político por el socialismo, por lo que no es de extrañarnos
que fueran las mujeres socialistas de Estados Unidos quienes por primera
vez en mayo de 1908 celebraran el Día de la Mujer, en Chicago,
Illinois; pero fue hasta el año siguiente, en febrero de 1909 en Nueva
York en que ésta celebración se hace nacional, tras una declaración del
Partido Socialista de los Estados Unidos, como homenaje a la lucha de
las obreras textiles del año anterior, donde más de quince mil
trabajadoras marcharon por Nueva York en demanda de mejores salarios y
derecho al voto.
Las condiciones del sistema capitalista eran
similares en los países industriales, por lo que fue también en Europa
donde mujeres socialistas enarbolaron demandas de clase, como de género.
En 1910, se realizó en Capenhague, Dinamarca, la Segunda Conferencia
Internacional de Mujeres Socialistas, en donde más de cien mujeres
representantes de diecisiete países, demandaron el sufragio universal;
en éste mismo evento la comunista alemana Clara Zetkin, propuso ante el
pleno que se declarara el día 08 de marzo, el Día Internacional de la
Mujer Trabajadora, la respuesta fue unánime por parte de las asistentes
al histórico evento.
La primera celebración del Día Internacional
de la Mujer Trabajadora se realizó el 19 de marzo de 1911, de manera
simultánea en Alemania, Austria, Dinamarca y Suecia, las celebraciones
fueron mítines de miles de personas que exigían el derecho al voto,
derecho a ocupar cargos públicos, al trabajo y a la no discriminación
laboral. Exigencias netamente políticas y sindicales.
En
posteriores celebraciones en el marco de la Primera Guerra mundial, las
mujeres conmemoraron su día exigiendo la paz, pero a ésta exigencia
generalizada, se concretaba la exigencia de justicia social, así en
Rusia, el 03 de marzo de 1917 cerró la mayor fábrica en Petrogrado, se
lanzó a treinta mil obreros al desempleo, por lo que los obreros
anunciaron una huelga, ante esto el Estado respondió disparando a los
manifestantes; cinco días después, en el marco de la celebración del Día
Internacional de la Mujer, mujeres y hombres realizaron manifestaciones
y mítines que gradualmente aumentaron hasta producir la conocida
Revolución de Febrero, donde caería la monarquía zarista,
desarrollándose así una lucha que conduciría a la Revolución de Octubre,
la primera revolución socialista en el mundo.
Fue la Revolución
de Octubre y la consiguiente constitución de la Unión Soviética la que
trajo los más avanzados derechos para la mujer, así la comunista
Aleksandra Kollontái, Comisaría del Pueblo para la Asistencia Pública,
sintetizó las demandas femeninas y logró que la revolución socialista
sentara las bases para la plena igualdad entre hombres y mujeres en el
trabajo y en la política, se crearon salarios de maternidad, guarderías y
hogares para los niños, lo que liberaba a las mujeres de la actividad
meramente del hogar, también y como gran salto de los derechos de la
mujer, se conquistaron el derecho al divorcio y al aborto.
Fue la
Unión Soviética, el primer país en institucionalizar el Día de la
Mujer, y fue gracias a la lucha incansable de mujeres y hombres que
lucharon en igualdad de condiciones por una revolución socialista. Hoy
día ésta fecha es ya conmemorada en todo el mundo, pero sin duda alguna,
son los países socialistas como Cuba, Corea del Norte y los
antiimperialistas como Venezuela, Ecuador, Vietnam, Bielorrusia y
algunos otros, los que realmente garantizan el pleno derecho de las
mujeres, no sólo en leyes, sino en la vida real y concreta, con grandes
similitudes como lo que un día fue la Unión Soviética.
El Día
Internacional de la Mujer, no es un día para festejar con rosas y
claveles, es un día para conmemorar y tomar conciencia que tanto mujeres
y hombres, tenemos la responsabilidad de luchar juntos por igualdad de
condiciones en nuestros desarrollos tanto individuales como colectivos y
esto solo será posible si nuestro accionar es político, eliminando los
paradigmas del sistema capitalista, que todo convierte en mercancía; así
lo hicieron las precursoras del feminismo en el florecimiento del
capitalismo, así tendremos que hacerlo en el ocaso del capitalismo.
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