6/02/2014

México: El país no va por el rumbo correcto



Utopía

Eduardo Ibarra Aguirre 

Transcurrida la primera cuarta parte del sexenio (2012-2018), solamente uno de cada tres mexicanos encuestados por la acreditada firma Consulta Mitofsky, dentro de la desacreditación que padecen las encuestadoras por el papel que desempeñaron para julio de 2012, consideran que el país va por el rumbo correcto, porcentaje similar al de los últimos dos trimestres.

Si 66.66 de cada 100 mexicanos estima que “el rumbo correcto” no es el que esta detrás de la consigna “¡Mover a México!” que repite hasta la nausea el oligopolio mediático que es sostenido por los bolsillos de los causantes, tampoco lo es el del Pacto por México que aprobó reformas que alteraron sustancialmente la Constitución para lo cual sustituyó al Congreso, menos el rumbo de las “reformas estructurales” con leyes secundarias que, como la Federal de Telecomunicaciones, se quedan cortas para no afectar los intereses de los aplaudidores profesionales; en tales circunstancias estamos ante un enorme, gigantesco, divorcio entre la soberanía popular y la que dicen representar los que laboran en San Lázaro y en Insurgentes y Reforma, y que tanto presumen los líderes parlamentarios del ya histórico PRIAN (al que a veces es preciso agregarle la RD), electos no por los ciudadanos sino designados por los grupos de poder que detentan a los partidos, es decir, por la vía plurinominal, pero son los amos y señores del Legislativo federal.

Entonces el problema no es si se legisla durante la máxima competencia futbolera de Brasil, de suyo una evidencia de las capacidades de manipulación ciudadana de los gobernantes, pero también un reconocimiento explícito a que necesitan del auxilio del narcótico más eficaz de las últimas décadas, sino a quién representan los legisladores que aprobarán las leyes secundarias de la reforma energética y que, como es sabido, dos tercios de los ciudadanos se oponen a la mayor privatización de Petróleos Mexicanos, o desincorporación si resulta mal sonante para algunos.

La Gran Encuesta de la empresa de Roy Campos documenta, o por lo menos lo intenta, que dos terceras partes de los mexicanos dicen “no es el rumbo correcto”. Y lo hacen por noveno mes consecutivo.

Desglosado el rumbo, resulta que la reforma educativa fue considerada lo más importante que hizo Enrique Peña Nieto, de mayo de 2013 a mayo de 2014. Y él mantiene una aprobación ciudadana que no llega al 50 por ciento a pesar de que la incrementó en un punto respecto al trimestre anterior. No faltarán los intelectuales electrónicos de este y los anteriores gobiernos, porque son “diversos” para cobrar puntualmente sus servicios, que pontifiquen que el presidente está para gobernar, para decidir, no para tener alta popularidad como Vicente Fox, a costa de no ejercer el cargo para tomar las decisiones necesarias para México. Pero cuando el respaldo ciudadano es mayor, no sólo lo festejan sino dan explicaciones pretendidamente profundas y hasta con ribetes “teóricos”.

El incremento del prestigio internacional de México resultó ser el área mejor evaluada del gobierno de Peña Nieto y el control de la inflación es la peor.

Siete de cada 10 encuestados consideraron a la economía, la política y la seguridad en una mala situación; de ellas la peor es la economía (Luis Videgaray) y la mejor la seguridad (Miguel Osorio). Frente a los problemas “económicos” y de “seguridad”, la preocupación por las cuestiones económicas tuvo su segundo incremento anual.

Finalmente, ocho de cada 10 mexicanos se declararon “felices”, lo cual es comprensible. Agregarle amargura al complejo panorama requiere de una buena dosis de masoquismo.

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