Alberto Azziz Nassif
Ya había muchas señales que anunciaban cambios políticos e ideológicos en Europa. La crisis ha generado movimientos sociales, pero, al mismo tiempo, se han fortalecido expresiones que se pensaban de otra época. Propuestas políticas que enarbolan grupos pequeños, posturas que están en la extrema derecha. La última elección europea prendió las alarmas porque el emblemático Frente Nacional (FN), con Marine Le Pen a la cabeza, se ubicó como primera fuerza política con el 26% de los votos. ¿Qué pasa en Francia y en Europa?
Se trata de expresiones que se mezclan: crecen los partidos extremistas de la derecha; se amplía el espectro social que vota contra el proyecto de la Unión Europea; se reivindican valores nacionalistas y populistas; hay una combinación de xenofobia y anti-elitismo. Las opciones de cierre ganan terreno, contra la emigración, las fronteras abiertas, el Euro y la globalización (posición compartida con la extrema izquierda). Se trata de un rompecabezas complicado, fuerzas que tienen diferentes perfiles, que representan a sectores sociales que sufren las consecuencias de la crisis. Sin embargo, en otros países que no están en crisis, como en Austria -que tiene pleno empleo- o en Dinamarca, también crecen estas expresiones antieuropeas.
El terremoto francés movió el espectro político y dejó a los partidos gobernantes en el camino. Si el FN había obtenido en 2009 el 6% y tres europarlamentarios, ahora se fue hasta el 26%, con lo cual tendrá 24 diputados, un tercio de los 74 que tiene Francia en el Parlamento Europeo, mientras que el centro derecha, la Unión por un Movimiento Popular, se quedó sólo con 20.6% y los socialistas, que están en el gobierno, sólo lograron un 13.8%. Estos números se tienen que ponderar: el 30% de los jóvenes y el 43% de los obreros votó por el FN, pero sólo participó el 43% de la ciudadanía. Los socialistas sólo tuvieron el 8% del voto obrero, que era un sufragio tradicionalmente para la izquierda. En esos sectores es donde el FN cosecha sus votos (El País, 26/V/2014).
Estas expresiones no sólo se dan en Francia, sino en “Austria, Dinamarca y Hungría, países en los que la extrema derecha continúa progresando. También es espectacular en Gran Bretaña, con el Triunfo del UKIP (United Kingdom Independence Party) (…) Los puntos comunes hay que buscarlos en el lado más peligroso, él que ve cómo las tentaciones xenófobas, e incluso racistas y antisemitas, se aproximan al gran movimiento anti-élite que recorre el continente” (Jean-Marie Colombani, El País, 26/V/2014). Puede ser que la idea de un proyecto europeo este naufragando, el Estado post-nacional que llegó a tener una moneda común y abrió sus fronteras, muestra el rechazo de una población que padece la falta de empleo, principalmente entre los jóvenes (uno de cada cuatro europeos menores de 25 años no tiene trabajo); enseña las diferencias abismales entre países pobres y ricos. Las medidas de austeridad le pegan al Estado de bienestar al que las nuevas generaciones sólo les llegará una parte muy pequeña.
Las formaciones políticas tradicionales de centro izquierda o centro derecha se enfrentan a una crisis importante de representación. Se han metido en un callejón sin salida: hacen campaña con un programa y gobiernan con otro completamente diferente. Esa contradicción derrumbó al PSOE en España y la padece Hollande en Francia, cuya aprobación se ha desplomó de forma vertiginosa. El Estado post-nacional europeo está sumergido en una paradoja, porque la política pierde autonomía y la gana la economía global, y dentro de ese juego de fuerzas, el país más fuerte, Alemania, impone sus recetas de austeridad. Esta política, impuesta desde Berlín y comandada por Ángela Merkel, habla de políticas de ahorro y estabilidad que se traduce en recortes a la sanidad, las pensiones y a la educación.
La Europa alemana, como dice Ulrich Beck, es lo que muchos ciudadanos de Grecia, España, Italia rechazan porque se ha roto la confianza en la Comunidad Europea, se considera que no hay juego limpio, ni equilibrios. Como dijo el viejo Marx: un fantasma recorre Europa, pero el de la extrema derecha…
@AzizNassif
Investigador del CIESAS
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