Aunque las cambios estructurales han sido bien recibidos por parte de los mercados, los expertos apuntan que no se ha hecho suficiente para combatir a este sector, que representa un lastre para la economía mexicana
Por Rolando Hinojosa
"Crear nuevos impuestos que dañan a la economía formal y erosionan el poder
adquisitivo
solo hará crecer la informalidad”.- Consejo Coordinador Empresarial
"En la reforma hacendaria, que tendrá varios objetivos (...), uno de los
principales será combatir
la informalidad”.- Luis Videgaray. Secretario de Hacienda y Crédito Público
"El ministerio de economía debería llamarse ministerio de la miseria, ya
que al ministerio de la guerra
no se le llama nunca ministerio de la paz”.- Jaques Prévert. Poeta francés
58.36% es la tasa de informalidad observada en México durante abril de este año
reporta el Inegi
10% el aumento en la productividad en Latinoamérica entre el 2000 y 2013,
reporta la Organización Internacional del Trabajo
Las
reformas estructurales emprendidas por el gobierno del presidente
Enrique Peña Nieto han sido descritas por diversos analistas y medios
de información como extraordinariamente ambiciosas, y de igual forma
los mercados han visto con buenos ojos esta agenda reformista.
Pero aun quedan asuntos pendientes, y en la opinión de los expertos uno de ellos no ha recibido la atención suficiente: se trata del sector informal.
Actualmente, la informalidad abarca casi el 60 por ciento de la economía mexicana, según las cifras oficiales reportadas por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).
La informalidad en México, que está significativamente por encima de la tasa promedio en Latinoamérica, es un problema debido a una serie de efectos negativos que esta tiene sobre la economía, principalmente en cuanto al crecimiento de la producción y en cuanto a la situación fiscal del país.
Primeramente, las empresas informales tienden a tener un menor nivel de productividad y de eficiencia que las empresas formales.
La revista The Economist reporta que esta baja productividad es la principal razón por la cual México observa un crecimiento económico tan bajo (con un promedio anual del 2.3 por ciento de 1982 a la fecha).
La alta proporción de informalidad en la economía también tiene un impacto negativo en las finanzas públicas, ya que reduce la base fiscal y el gobierno se ve forzado a extraer más impuestos de los contribuidores con los que ya cuenta.
Pero a pesar de la importancia de reducir la informalidad, analistas académicos y empresariales apuntan que la actual administración ha borrado el tema de la agenda, y que las actuales políticas, como la reforma fiscal, de hecho han empeorado la situación.
Incentivos a la informalidad
Santiago Levy, vicepresidente de sectores y conocimiento del Banco Interamericano de Desarrollo, se encuentra entre las voces que han apuntado que la informalidad mexicana es alta debido al efecto de políticas públicas que incentivan a los trabajadores y empresas a mantenerse informales, ya que se ofrecen subsidios para las microempresas informales y se cobran impuestos a las empresas formales.
Estas críticas son subrayadas recientemente por las reacciones a la reforma fiscal, ya que el Consejo Coordinador Empresarial, un grupo de cabildeo del sector privado, señala que la reforma incentiva la informalidad en lugar de combatirla, y que es necesario cambiarla.
Sin embargo, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público ha prometido que no habrá cambios en el sistema fiscal hasta el 2017.
The Economist además reporta que oficiales de la actual administración indican que cambiar el sistema fiscal para incentivar la formalidad requeriría reducir los impuestos que se extraen de los salarios, lo cual a su vez requeriría aumentos demasiado grandes en otros gravámenes para compensar.
Es por esto que se ha preferido utilizar pequeños incentivos, con poca efectividad, para impulsar la formalidad.
Reformas pendientes
Otro problema para la actual administración es que el resto de las reformas estructurales, incluyendo la reforma energética y la de telecomunicaciones, aún no han tenido tiempo para generar beneficios tangibles en la economía mexicana.
Así, aunque estas reformas han sido bien recibidas por los mercados, no han logrado impulsar el crecimiento económico, que el año pasado fue de 1.1 por ciento y este año se estima oficialmente sea de 2.7 por ciento.
Esto a pesar de que el gobierno aumentó considerablemente el tamaño del déficit fiscal con tal de incrementar el gasto público.
Tomando en cuenta que se prevé que las reformas no impulsen el crecimiento sino hasta el final del actual sexenio, los expertos indican que es probable que la economía siga avanzando a un paso lento en el corto plazo.
Y sin cambios laborales y fiscales en el horizonte, es probable que la informalidad también se mantenga igual.
Pero aun quedan asuntos pendientes, y en la opinión de los expertos uno de ellos no ha recibido la atención suficiente: se trata del sector informal.
Actualmente, la informalidad abarca casi el 60 por ciento de la economía mexicana, según las cifras oficiales reportadas por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).
La informalidad en México, que está significativamente por encima de la tasa promedio en Latinoamérica, es un problema debido a una serie de efectos negativos que esta tiene sobre la economía, principalmente en cuanto al crecimiento de la producción y en cuanto a la situación fiscal del país.
Primeramente, las empresas informales tienden a tener un menor nivel de productividad y de eficiencia que las empresas formales.
La revista The Economist reporta que esta baja productividad es la principal razón por la cual México observa un crecimiento económico tan bajo (con un promedio anual del 2.3 por ciento de 1982 a la fecha).
La alta proporción de informalidad en la economía también tiene un impacto negativo en las finanzas públicas, ya que reduce la base fiscal y el gobierno se ve forzado a extraer más impuestos de los contribuidores con los que ya cuenta.
Pero a pesar de la importancia de reducir la informalidad, analistas académicos y empresariales apuntan que la actual administración ha borrado el tema de la agenda, y que las actuales políticas, como la reforma fiscal, de hecho han empeorado la situación.
Incentivos a la informalidad
Santiago Levy, vicepresidente de sectores y conocimiento del Banco Interamericano de Desarrollo, se encuentra entre las voces que han apuntado que la informalidad mexicana es alta debido al efecto de políticas públicas que incentivan a los trabajadores y empresas a mantenerse informales, ya que se ofrecen subsidios para las microempresas informales y se cobran impuestos a las empresas formales.
Estas críticas son subrayadas recientemente por las reacciones a la reforma fiscal, ya que el Consejo Coordinador Empresarial, un grupo de cabildeo del sector privado, señala que la reforma incentiva la informalidad en lugar de combatirla, y que es necesario cambiarla.
Sin embargo, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público ha prometido que no habrá cambios en el sistema fiscal hasta el 2017.
The Economist además reporta que oficiales de la actual administración indican que cambiar el sistema fiscal para incentivar la formalidad requeriría reducir los impuestos que se extraen de los salarios, lo cual a su vez requeriría aumentos demasiado grandes en otros gravámenes para compensar.
Es por esto que se ha preferido utilizar pequeños incentivos, con poca efectividad, para impulsar la formalidad.
Reformas pendientes
Otro problema para la actual administración es que el resto de las reformas estructurales, incluyendo la reforma energética y la de telecomunicaciones, aún no han tenido tiempo para generar beneficios tangibles en la economía mexicana.
Así, aunque estas reformas han sido bien recibidas por los mercados, no han logrado impulsar el crecimiento económico, que el año pasado fue de 1.1 por ciento y este año se estima oficialmente sea de 2.7 por ciento.
Esto a pesar de que el gobierno aumentó considerablemente el tamaño del déficit fiscal con tal de incrementar el gasto público.
Tomando en cuenta que se prevé que las reformas no impulsen el crecimiento sino hasta el final del actual sexenio, los expertos indican que es probable que la economía siga avanzando a un paso lento en el corto plazo.
Y sin cambios laborales y fiscales en el horizonte, es probable que la informalidad también se mantenga igual.
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