1/26/2015

Modelo OCDE, o patrominialismo a la Duvalier ?

Leonardo Curzio

No es seguro que vayan a rendir la plaza este año, pero está claro que los amos de la partidocracia cada vez resienten más el asedio de la sociedad civil y la opinión pública nacional e internacional. Durante años jugaron a que las denuncias cruzadas de corrupción serían suficientes para acallar a un país indignado por el desfalco. El PAN inauguraba sus administraciones proponiendo un zar anticorrupción (Francisco Barrio) y con la pintoresca retórica de aquellos años hablaba de atrapar “peces gordos”. El Pemexgate, con todo lo impúdico y descomunal que resultó, tuvo muy pocas consecuencias en la pesca gubernamental de los venales funcionarios. La única consecuencia real fue la detención temporal de algún funcionario menor de Pemex y la descomunal multa que el IFE le aplicara al PRI. Mejoramos en el sistema de fiscalización de los partidos, pero poco mejoró el resto de la problemática.
Muy poco le duró el gusto al PAN de señalar al PRI como artífice de la corrupción, ya que los periódicos empezaron a plagarse de corruptelas propias que debilitaban su discurso. La izquierda, que parecía mejor ubicada para denunciar estas prácticas, fue mortalmente herida en su credibilidad cuando los operadores de López Obrador fueron videograbados recibiendo miles de pesos. La defensa del tabasqueño fue inolvidable: los suyos se corrompían por montos menores de lo que históricamente habían hecho los priístas.(!!) Poco a poco, el usar la corrupción como arma arrojadiza fue perdiendo eficacia porque los propios partidos demostraban, con su actuación, que si la corrupción les indignaba era siempre la ocurrida en las filas ajenas; en la propia grey resultaba no solamente tolerable, sino incluso exonerable. El PRI defendía sin pudor a Romero Deschamps y Ricardo Aldana, del desafuero. El PAN entronizado en el poder se montó en la estructura corporativa y empezó a reclutar personajes que ganaban notoriedad por sus fiestas faraónicas y sus crecientes fortunas. AMLO en el DF utilizaba todo su poder para bloquear la transparencia y bendecir las asignaciones directas en las obras públicas y nombrar a una de sus leales al frente de la Contraloría. Los gobiernos locales de distintos signos han desaprovechado la oportunidad de predicar con el ejemplo y pedir que el contralor fuese nombrado por la oposición.
Si esperamos que los condóminos de la partidocracia cambien las cosas, podemos esperar sentados. Su actuación como gobernantes dice mucho más de ellos que sus inflamados discursos anticorrupción. 
Me parece, en este contexto, muy relevante la iniciativa que propone que los candidatos hagan públicos tres documentos. Uno es su declaración de impuestos. Hay docenas de políticos que viven sin tener sueldo conocido y algunos que tienen fortunas en inmuebles incompatibles con los sueldos que reciben. Una diferencia entre la declaración de renta y el patrimonio del que se dispone, es lavado de dinero y así debe tratarse. Otro componente es la declaración patrimonial en su versión pública. Y el tercer componente es la declaración de intereses. No sé si con tantos posgrados en Estados Unidos, como ostenta nuestra elite, se pueda seguir eludiendo algo que es práctica corriente en las democracias occidentales. Todo legislador (y alto funcionario) debe hacer explícitos sus intereses, de manera que la sociedad pueda saber claramente cuando se defienden intereses particulares y se descuida el interés público, considerando que los intereses privados son perfectamente legítimos, pero deben permanecer como privados y no condicionar los intereses colectivos. ¿Se atreverían los delegados del DF a hacer públicos los acuerdos que tienen con inmobiliarias y constructoras? Yo creo que es lo mínimo que se puede pedir. Y en el plano federal, como decía The Economist, el tema es un principio básico en esos países a los que México se quiere parecer. Está claro que no podemos ser una economía de la OCDE y al mismo tiempo manejar el conflicto de intereses como si fuéramos el Haití de Duvalier.
Analista político

@leonardocurzio

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