5/04/2015

En los últimos 30 años las clases trabajadoras de México fueron desmovilizadas


    Por:  / 1 mayo, 2015

 Ilustración: Pe Aguilar /@elesepe1
Hoy primero de mayo, los trabajadores están obligados a tomar conciencia de una realidad inaceptable, que ha permitido a la cúpula oligárquica tener un control total de las instituciones nacionales, sólo para favorecer sus particulares intereses. De hecho, puede decirse que lo ha logrado, como lo patentiza la pérdida de casi ochenta por ciento del poder adquisitivo de las clases mayoritarias en ese lapso, y el hecho incuestionable de que las organizaciones obreras independientes están prácticamente liquidadas, con alguna que otra excepción a la regla.
En la actualidad, México es el país de América Latina que presenta una de las peores perspectivas para las clases mayoritarias, por eso es alentador el llamado que hizo ayer la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), para organizarse y luchar en favor del derecho de huelga y de la contratación colectiva; de la libertad sindical y la eliminación de los contratos colectivos de protección patronal. No dar ese paso será una derrota histórica cuyos costos será muy difícil poder superar. Es preciso tener muy claro que la minoría que detenta el poder económico y político en el país, está decidida a no permitir una elemental justicia social, así que la única manera de lograr un cambio de mentalidad de esa minoría oligárquica, es con presiones cada vez mejor organizadas y de mayor intensidad.
No hay que perder de vista que la clase trabajadora, en la mayor parte del planeta, está harta de ser ella la que ha pagado los costos de la crisis económica mundial que originaron las súper potencias, al imponer un modelo depredador como nunca antes ha existido, gracias a los adelantos científicos y tecnológicos, y también a lo exitoso de las políticas públicas implementadas por burocracias al servicio de los grandes poderes trasnacionales. Nuestro país es uno de los mejores ejemplos de esta realidad apabullante, que de prolongarse nos llevará a una debacle apocalíptica, porque se crearán condiciones imposibles de controlar, como hambrunas provocadas por la incapacidad para producir alimentos en tierras agotadas y altamente contaminadas, como así puede suceder en México en caso de concretarse la reforma energética.
Como afirma la UNT en su manifiesto: “Sostenemos que ha llegado el momento de un cambio de rumbo cuyo punto de partida debe ser la solución de los conflictos que actualmente involucran a los jornaleros de San Quintín, a los normalistas de Ayotzinapa, a los trabajadores de la Universidad Intercultural de Chiapas y a otros sectores de trabajadores del campo y la ciudad en resistencia”. Los mexicanos no aguantamos más una situación tan dramática, equivalente a la que sufrió gran parte de Europa posteriormente a la Segunda Guerra Mundial.
Sólo que nuestro país no ha atravesado por un conflicto armado de tamaña magnitud, sino una etapa de bonanza que sólo favoreció a una reducida minoría, que logró acumular riquezas extraordinarias en poco tiempo. ¿Acaso no fueron bonancibles los años en que los precios internacionales del petróleo permitieron un sobreprecio que favoreció la acumulación de más de 100 mil millones de dólares? ¿Dónde fue a parar ese dinero?
En los últimos treinta años, las clases trabajadoras de México fueron desmovilizadas como nunca antes, situación que favoreció el éxito de un modelo económico por demás excluyente y antidemocrático. La burocracia dorada argumenta que gracias a la “colaboración” de los trabajadores ha sido posible impulsar las inversiones extranjeras como en ningún otro país de América Latina. ¿En qué se ha beneficiado a obreros y campesinos con esa práctica porfirista? También afirma que México se ha convertido en una potencia en la industria automovilística mundial. No dice que en realidad somos uno de los principales maquiladores del mundo, debido a que aquí se pagan los salarios más bajos a nivel mundial a los trabajadores de dicha industria, situación que se ha vuelto una práctica generalizada que se quiere profundizar con la reforma laboral.
De ahí que los trabajadores comprendan que sólo una organización sólida en defensa de sus legítimos derechos, podrá frenar la explotación de que son víctimas. La oligarquía sólo entiende cuando se le hace frente con firmeza, porque no le queda otro recurso que la represión y en las actuales condiciones del país nadie saldría ganando. Lo sabría en poco tiempo, si se decidiera seguir esa ruta fatal.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario