Las
lonas aparecidas el pasado 29 de abril en Hermosillo, capital del
estado de Sonora, en un lugar por demás visible, en el que se denosta
al género femenino como posible gobernante, se diferencia de los
pleitos anteriores en los que supuestamente entre partidos vandalizan
la propaganda del opositor.
“Las mujeres como las escopetas cargadas y en el rincón” y “la panocha
en las coyotas, no en el palacio”, parecen dichos y refranes inocuos.
Pero resulta que no, al contrario. La carga misógina que llevan va
dirigida como proyectil contra las candidatas en particular y a todas
las mujeres en general.
En el discurso de las lonas hay un odio explícito hacia las mujeres. Es
una amenaza. Por lo tanto, no se debe esperar a que se presenten
atentados físicos como ha ocurrido en otras entidades contra las
candidatas mujeres.
Las autoridades electorales y de procuración de justicia tienen la
responsabilidad de garantizar el ejercicio pleno de los derechos
electorales de las mujeres que han decidido ser candidatas. Ellos son
quienes deben asegurarse de que los grupos ultraconservadores y
misóginos dejen en paz a las mujeres contender por los puestos para los
que se han registrado.
El mensaje vertido y colocado en los principales puentes de la ciudad
da cuenta del odio acumulado a través del tiempo y expresado en ésta
que es una elección en la que por primera ocasión, por ley y por acato
de sentencia judicial, los partidos tendrán que cumplir con la paridad
de género.
Es la primera vez que los grupos misóginos que se encuentran dentro de
todos los partidos políticos, iglesias, agrupaciones empresariales y
organizaciones sociales tendrán que aceptar que las mujeres participen
en igualdad, al menos numérica, tanto como los hombres. Pero eso a los
partidos y a algunos de sus militantes no los tiene contentos.
Después de analizar las propuestas, las frases utilizadas para sus
discursos, y las plataformas en síntesis que publican en los periódicos
encartados en los diarios, no vemos la bienvenida a la igualdad y a la
paridad.
Ninguno de los candidatos celebra la igualdad, no la hicieron parte de
su plataforma política. Llevan mujeres como compañeras en sus fórmulas
porque los obligaron, no porque lo decidieran.
Todavía en este momento se ventila la petición que hicieran algunas
mujeres del Observatorio de la Paridad y la Equidad con sede en Ciudad
Obregón, donde se les ha negado el amparo solicitado por la ausencia
de criterio de paridad horizontal para todos los partidos.
Ellas siguen en su lucha como lo han hecho desde hace ocho años, pero
siguen sin obtener el resultado deseado: que todas las mujeres que
quieran ser candidatas lo sean. Que todos los partidos incluyan con
alegría en la mitad de todas las posiciones en juego a las militantes.
Recordemos que tradicionalmente las organizaciones partidistas
terminaban haciendo uso de la excepción que les otorgaba la ley para
llevar a cabo una elección interna en la que siempre elegían a hombres,
y las mujeres quedaban relegadas a las candidaturas en donde ese
partido tenía la menor preferencia en el electorado.
Esa inequitativa y mala práctica llevaba a que las mujeres terminaran
siendo alcaldesas de los municipios más pequeños, con menos recursos y
menores oportunidades de desarrollo.
En 2015 ya no podrán hacer eso. Ya no pueden excluirlas desde lo
institucional. De hecho planillas que habían sido registradas con dos
hombres a la cabeza tuvieron que ser modificadas para cumplir el
criterio de paridad y participar dentro de la legalidad. Pero eso no
quiere decir que lo hayan aceptado gustosos.
Recordemos la sesión del Instituto Estatal Electoral (IEE) del pasado
26 de marzo en la que se discutió y aprobó el criterio de paridad
vertical, más no la horizontal, por lo que no obstante ser un criterio
limitado, según las mujeres que han luchado por la exacta igualdad y
equidad en la participación política, hoy día constituye la condición
más avanzada para llegar a la igualdad sustantiva.
En esa misma reunión hubo mucha resistencia por representantes
partidistas, en particular del Partido Acción Nacional, mismo que había
registrado a dos varones encabezando la planilla municipal de
Hermosillo.
¿Cómo sabemos que no son los propios compañeros de las mujeres
candidatas los que están expresando su inconformidad por la
obligatoriedad de dejarlas participar en igualdad de circunstancias?
Las autoridades deben actuar rápido. No deben esperar a que se
presenten actos que se puedan lamentar con pérdida de vidas humanas.
Las mujeres están en su derecho de participar, tal como lo hacen sus
compañeros varones, así sean emanadas de partidos que han demostrado
ser corruptos y deshonestos.
Las lonas misóginas de Hermosillo, más allá de ser un chascarrillo “de
mal gusto”, son una advertencia de que hay quienes desprecian a las
mujeres y están en contra de que gobiernen. No les importa la
legalidad, no les interesan las recomendaciones internacionales, mucho
menos les preocupa el ejercicio pleno de los Derechos Humanos de las
mujeres.
Las mujeres candidatas deben pronunciarse y exigir a sus partidos que
levanten la voz hacia las autoridades encargadas de proteger y
garantizar su integridad física y psicológica.
Ya se ha hecho escarnio de la apariencia de algunas candidatas y se lo
aguantaron, cuando pudieron haber invocado la Ley de Acceso de las
Mujeres a una Vida Libre de Violencia o la Ley de Igualdad entre
Mujeres y Hombres, y denunciar la violencia psicológica, comunitaria e
institucional con que han sido tratadas.
Lo de las lonas agrediendo a las mujeres contendientes rebasa la
“puntada” o la “ocurrencia”, como se quiere hacer creer. Las candidatas
deben exigir respeto e igualdad en el trato, invocando la legislación.
En el caso de las lonas urge que pidan una investigación para dar con
los responsables de la amenaza. Sólo así abrirán brecha y darán el
ejemplo para las nuevas generaciones.
Deben incorporar de inmediato la perspectiva de género no sólo a su
discurso, sino al ejercicio de su participación en general como
posibles gobernantes.
Este hecho debe ser atendido como una alerta para las autoridades, y
debe ser interpretado como lo que es, una advertencia para las mujeres
y para la sociedad en general: o se excluyen por las buenas, o será por
las malas. Atiendan, no esperen a que sucedan hechos qué lamentar.
*Periodista sonorense, editora del sitio mujersonora.com, corresponsal
de Cimacnoticias en Sonora, e integrante de la Red Nacional de
Periodistas con Visión de Género.
Imagen retomada de Facebook
Por: Silvia Núñez Esquer*
Cimacnoticias | Sonora.-
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