El EZLN es un agrupamiento político-militar integrado por indígenas
de varias etnias chiapanecas, pero no elaboró por sí mismo un programa
propiamente indígena. Sus planteamientos se refieren siempre a la
pobreza, el atraso, la falta de derechos humanos, civiles, políticos,
económicos, sociales, de los habitantes del país.
Sus referencias a la pobreza, como las repetidas en la celebración
del 25 aniversario en La Realidad, son las mismas porque la situación no
ha cambiado durante ese lapso. Pero tampoco se ha modificado el
programa ni el análisis básico de la situación política de México que
realizan los dirigentes del EZLN.
El planteamiento más fuerte de la reciente celebración ha sido el
rechazo del EZLN al nuevo gobierno, al que se acusa de tramposo y
mañoso, pero se agrega que éste busca destruir a la organización
zapatista.
Un planteamiento obligadamente novedoso del discurso del EZLN es que,
a diferencia de los gobiernos anteriores, se considera un tanto
diferente al que encabeza Andrés Manuel López Obrador (nombre que no
consideran oportuno mencionar, según han dicho): “qué lástima que le
hacen caso al que está ahí engañando al pueblo”, se lee en el discurso
oficial de la celebración en La Realidad.
La rebelión detenida por el cese al fuego impuesto bajo presión
popular e internacional por parte del gobierno de Carlos Salinas,
llevado después a una ley, siguió siendo de alguna manera rebelión, pues
el discurso de Marcos influía en las izquierdas, en segmentos de la
juventud y entre los pueblos originarios.
Sin embargo, desde hace años ya no se ha podido decir lo mismo. La
rebelión zapatista es uno de los pocos datos políticos congelados que
existen en el México actual. Si ese movimiento armado y sus modos de
propaganda y organización posteriores eran una forma de lucha política,
es decir, por el poder, en la actualidad ya no lo son.
Han escrito los líderes del EZLN: “hemos visto que estamos solos; lo
que hemos logrado ha sido con nuestro trabajo y esfuerzo, con nuestros
errores”. Esto es cierto, aunque habría que precisar que lo hecho por la
dirigencia y el pueblo zapatistas ha sido una elevada obra de
organización, entereza y firmeza. Mas el problema consiste precisamente
en que la lucha política no se emprende con el objeto para dejar las
cosas como estaban antes.
Según el EZLN, en su entorno y en el país siguen igual la miseria, la
desigualdad y la injusticia. Así es; quizá sean mayores. Pero no se
encuentran en la reciente proclama de los zapatistas algunas vías de
acción para combatir esos factores socioeconómicos y políticos tan
lacerantes. Sólo se halla el mismo razonamiento tendiente a resistir,
aunque ahora frente al nuevo gobierno federal.
No debería ser motivo de discusión la indispensable independencia
política y la integridad orgánica del EZLN. En este campo, cualquier
gobierno puede ser una amenaza, sin exceptuar al actual. Tampoco podría
alguien dudar del carácter crítico del discurso de aquellos y aquellas
que se rebelaron la madrugada del 1º de enero de 1994.
Pero ya llevan tiempo estando ausentes las pautas zapatistas para
continuar en aquella lucha, gigantesca por sus objetivos e inesperada
por su forma, que esa admirable organización inició hace ya 25 años.
Hay algo nuevo y mejor en eso que acaba de hacer una mayoría popular
mexicana. Soslayarlo podría servir para sufrir menos por parte de
quienes han perdido poder y privilegios. Mas el pensamiento crítico, por
otro lado, siempre debe serlo y… demostrarlo. O sea, conocer el pasado,
analizar el presente y usar los prismáticos para alcanzar a ver el
futuro.
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