Análisis
“La
ambición suele llevar a las personas a ejecutar los menesteres más
viles. Por eso, para trepar, se adopta la misma postura que para
arrastrarse”: Jonathan Swift.
MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- Sus mandíbulas sonríen impulsadas
por los músculos de la presunción: El gobernador, “el soltero más
cotizado de México”, invitado de honor a la exclusivísima boda del hijo
del expresidente, se lee en la portada de la principal revista del
corazón. Comieron camarón bañado en salsa de mole negro, dátiles
nadando en chipotle dulce y lomo de atún con ajonjolí.
Al día siguiente el gobernador encabeza un acto de asistencia para
comunidades marginadas. Al término, viaja a su despacho, donde ofrece
una entrevista a la televisión. Comienza hablar de lo mucho que le
aflige el desempleo y la falta de oportunidades en los jóvenes,
mientras de su muñeca resplandece un reloj de oro. El entrevistador, en
un intento por salvar su dignidad, le lanza una pregunta maliciosa:
“¿En cuánto anda el kilogramo de tortilla?” El gobernador responde
hundiéndose en un galimatías. Cuando concluye la conversación, el
mandatario habla al dueño de la televisora para exigirle que despida al
reportero y edite la entrevista para ocultar el episodio.
El gobernador está entusiasmado. Le espera un fin de semana de
descanso en Machu Picchu. Le acompañará una modelo de 19 años con una
carrera artística en ascenso, próxima protagonista de la telenovela
estelar.
Mientras se asolea junto a la joven, el gobernador recibe una
llamada de su hombre de confianza. Le informa que una tormenta arrasó
con decenas de comunidades y el patrimonio de por lo menos dos mil
familias. El gobernador le pide a su subordinado mantenerse al tanto.
Cuelga la llamada y le exige al mesero otra margarita.
Por la noche, mientras cena con la actriz, el gobernador recibe otra
llamada en su teléfono privado. Es su compadre, el empresario minero,
quien le avisa que doce obreros fallecieron sepultados por un alud y
carecían de seguridad social. El gobernador lo tranquiliza, le reitera
su amistad: “Somos compadres, para eso estamos, ¡chingao!”. El
gobernador cuelga y se queja con su acompañante: “Este trabajo es una
monserga, nunca me dejan en paz, carajo”. Toma su celular y le ordena
al dueño de la televisora no tratar el tema en el noticiario nocturno.
Mientras bebe un carajillo, marca el número de su subordinado y le pide ofrecer 100 mil pesos a los familiares de las víctimas.
El lunes el gobernador se reincorpora a su acelerada agenda. Por la
mañana visita a los damnificados. Sus asesores le aconsejan sumergirse
en el fango, ensuciarse lo más que pueda, dejarse abrazar y besar por
las mujeres. Los camarógrafos de la televisora lo graban, los
fotógrafos lo retratan. Tras pasar quince minutos en la zona, el
gobernador aborda su helicóptero para dirigirse a la residencia
oficial, donde le espera una comida.
El gobernador come con el actor de la serie de televisión
estadunidense más popular entre los cibernautas. El plan, ideado
originalmente por el dueño de la televisora, es que el mandatario y la
estrella sean fotografiados mientras conversan, para después subir la
imagen a redes sociales y posicionar su imagen entre el electorado
joven.
Al día siguiente el gobernador es portada de todos los diarios
locales: “El mandatario respalda a los damnificados”, “Ayuda a viudas
de mineros”, “Comida entre dos estrellas”. Los conductores de los
principales noticieros hablan de lo bien que el político ha manejado
tanto la crisis minera como el caso de los damnificados por las
tormentas. Dicen que fue un movimiento atinadísimo comer con el actor
de la serie. Alaban al político y lo mencionan como uno de los mejores
precandidatos a la presidencia.
Mientras lee la prensa, el gobernador hace cuentas con el hombre de
todas sus confianzas. El dinero no alcanza. Debe pagar al dueño de la
televisora 100 millones de pesos para la nueva estrategia: Estará
presente en todos los programas de su cadena, de cocina, deportes,
espectáculos y hasta en la nueva novela que protagonizará la joven
actriz. Además, tiene que comprarle una camioneta al consejero
electoral, una casa en Barcelona a su exesposa, así como regalar un
departamento al hijo del ministro, que se casa el próximo fin de
semana. Su subordinado recomienda pedir una nueva deuda para el estado.
Días después, con la deuda aprobada por la mayoría de su partido y
los legisladores de oposición, el gobernador anuncia que pedirá
licencia para separarse del cargo. En pocos meses es oficializado como
candidato de su partido a la presidencia de la República.
En un programa de cocina transmitido en la televisión, el candidato
prepara la receta del arroz verde que supuestamente le enseñó su
abuela. Mientras torpemente vacía los granos en una olla, una modelo
con gorrito de cocinera lo halaga con preguntas.
- ¿Qué es lo que lo hace tan atractivo?
-No me considero un hombre atractivo, sólo una persona honesta, sensible y que trabaja por los demás.
-¿Siempre es tan encantador?
-No sé si sea encantador, pero sí te digo que soy sincero y lucho por mi México.
-¿Es verdad que está comprometido con la protagonista de la telenovela de las diez?
-No quisiera hablar de mi vida privada aún, ella es mi amiga, tenemos una muy buena relación.
Días después, los fotógrafos de las revistas del corazón captan al
candidato acompañado de la actriz en el estreno del nuevo musical del
Teatro Aldama. La fotografía circula en todos los programas del
espectáculo. Los conductores califican a la pareja de “maravillosa,
fascinante”. “Él es todo un caballero”, suelta una locutora; “¿A poco
no te lo comes?”, respalda otra.
Un par de semanas posteriores al estreno, la revista de espectáculos
de mayor venta en el país publica una fotografía de ambos en una
iglesia. La nota refiere que el candidato y la actriz visitaron la
capilla donde se casarán. Será una ceremonia privada, los invitados no
podrán ingresar teléfonos celulares, la televisora grabará en exclusiva
el enlace matrimonial, el diseñador mexicano más solicitado del momento
será el encargado de confeccionar el vestido de ella y la casa de
banquetes que por décadas ha contratado la familia real española
servirá la cena. “La boda del año”, la bautizan. Los ejemplares se
agotan en un día.
*Gracias a las revistas de sociales, que inspiraron esta ficción.
Twitter: @JuanPabloProal
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