Política zoom/ Ricardo Raphael
El martes perdió el último apoyo que le quedaba. Ya no tiene de dónde agarrarse. Tiroteado por todos los costados es incapaz de defenderse. Ángel Aguirre Rivero está a punto de terminar sus días como gobernador en forma parecida a como ocurrió con su antiguo jefe, Rubén Figueroa Alcocer.
La vida política se parece a un sistema solar. La órbita de los planetas hace que las sombras regresen de vez en vez. Ayer fue Aguas Blancas y hoy Ayotzinapa. La primera tragedia encumbró a Aguirre y la segunda lo ha derrotado.
Las horas de este mandatario están contadas. No es querido por el presidente ni por el PRI, porque cambió de camiseta en los comicios pasados y eso en buen lenguaje tricolor significa traición. No lo aprecia tampoco Manuel Añorve, cuyo poder en el estado es capaz de movilizar masas. Desconfía de él su antiguo mentor, el poderoso transportista Rubén Figueroa, porque cree que su ex subordinado ayudó a su caída.
Hasta el lunes ya sólo le quedaba como última cuerda de salvación el partido que lo llevó a la gubernatura. Antes, Carlos Navarrete no estaba dispuesto a comenzar su mandato al frente del PRD perdiendo uno de los pocos estados que gobierna el sol azteca. Para ganar tiempo lanzó, junto con el mandatario en desgracia, la peregrina idea de convocar a una consulta popular. Nadie sensato se tomó en serio la iniciativa.
Pero las ganas de salvar al ex priísta se agotaron hace dos días a la hora de la comida. Es pública la reunión que tuvieron para conversar el presidente en funciones del PAN, Ricardo Anaya Cortés y el principal dirigente del sol azteca, Carlos Navarrete, en un restorán de la ciudad de México.
Ambos se encargaron de darla a conocer porque necesitaban enviar una señal contundente que tuvo más de un destinatario.
El tema principal de la charla no fue Ayotzinapa, ni el incendio del Palacio Municipal de Chilpancingo, tampoco la suerte del fugado alcalde igualteco. Aunque estos asuntos debieron haber acompañado los argumentos de la cita, el centro de la conversación bordó sobre la eventual desaparición de poderes en el estado de Guerrero. También habría sido mencionado el nombre del senador Armando Ríos Piter, quien es una solución de mediano plazo para el grave problema de gobernabilidad en ese narcoestado.
Las encuestas dan hoy a este joven perredista como favorito para la elección del año próximo. Su triunfo sería el resultado de una alianza entre el PAN y el PRD, similar a la que hizo llegar a Gabino Cué a la gubernatura de Oaxaca.
Sin embargo, conforme pasan los días, la tragedia que azota a Guerrero y el manejo errático de la crisis dentro del gobierno de Aguirre están erosionando el triunfo de esa coalición. ¿Con qué cara podría un candidato perredista defender su causa si otro militante del mismo color es en parte responsable de lo ocurrido? Ahí es donde el PAN ayuda a equilibrar el balance.
Añorve, Figueroa, el PRI y el gobierno federal fueron los destinatarios del mensaje que enviaron los líderes de la oposición en su encuentro tan publicitado.
Luego, por la noche del mismo martes, Navarrete juntó a todos los que importan dentro del PRD para discutir Guerrero. Una sola pregunta ocupó varias horas: ¿sirve de algo para el PRD sostener a Aguirre en su puesto? La respuesta fue negativa. Prosperó entonces la decisión de impulsar la desaparición de los poderes en la primera sesión del Senado de la República de la semana próxima.
En principio la crisis política de esa entidad la resolverán de la mano los dos partidos de oposición: PAN y PRD. Ahora que, no es momento para descartar el apoyo tácito del gobierno a esa solución, aunque con ello las fuerzas del priísmo guerrerense más activo puedan salir malheridas.
No obstante, la salida de Ángel Aguirre Rivero no está resuelta. Hay tres preguntas que nadie ha respondido: ¿quién ocupará en calidad de gobernador interino el puesto vacío? ¿Quién va a nombrar al gobernador transitorio? Y, sobre todo, ¿quién es el loco que acepta hacerse cargo de ese polvorín sabiendo que en tan pocos meses —de aquí a la elección constitucional— muy poco se puede hacer para desmantelar ese narcoestado?
Derrocar a Aguirre sin responder a estas tres interrogantes es dejar a Guerrero tan negro como está hoy pero sin gobernador, que no es lo mismo porque está peor.
ZOOM: En estos días de tristeza mexicana me hace muy feliz saber que mi amigo Jorge Zepeda Patterson ganó el premio Planeta, el más grande de las letras españolas por su nueva novela Milena y el fémur más bello del mundo. Es un honor para México porque se trata del primer compatriota que lo logra.
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