J. Jesús Esquivel
WASHINGTON,
(proceso.com.mx).- El diario estadunidense The Washington Post calificó
de “una parada en el carrusel de los horrores” que los 28 cuerpos
encontrados en fosas de Iguala no correspondan a los 43 normalistas
desaparecidos de Ayotzinapa y que éstos continúen sin ser hallados.
“De verdad, no debe ser tomado como una sorpresa que los 28 cuerpos
encontrados en las fosas a las afueras de Iguala no correspondan a
ninguno de los 43 estudiantes que se manifestaron y desaparecieron hace
tres semanas”, cita la nota del diario en su edición de este jueves.
El periódico sostiene que los cerros que rodean a Iguala, Guerrero, son
ampliamente conocidos por los lugareños como los sitios predilectos de
las organizaciones criminales para abrir fosas comunes y enterrar a sus
víctimas, ejecutadas en otros lugares o incluso para aniquilarlos en el
mismo sitio donde
serán enterrados de manera clandestina.
“El anuncio que hicieron esta semana los fiscales mexicanos de que
los 28 cuerpos parecen pertenecer a otras víctimas descorazonó a los
familiares y compañeros de los estudiantes desaparecidos… para ellos
fue un nuevo hilo de esperanza que los 43 (estudiantes) podrían estar
vivos”, apuntó el artículo del rotativo estadunidense.
Con la excepción del periódico The New York Times, la prensa de
Estados Unidos ha dado poca cobertura al caso de los normalistas de
Ayotzinapa. Sin embargo, los despachos de la prensa estadunidense han
sido devastadores en sus críticas a la aparente incapacidad del
gobierno del presidente Enrique Peña Nieto para responder a la
exigencia de los familiares de los normalistas desaparecidos y de
investigar a fondo el caso, capturar y castigar a los responsables.
“Para el resto de México”, agrega la nota del Washington Post, “fue
otra parada en el carrusel de los horrores, la profundización del
sentido de que hay más fosas clandestinas en todo el país, dentro de
las cuales podría estar un numero inimaginable de mexicanos que se han
desvanecido. Rascando un poco la superficie de la tierra, emergen los
horrendos secretos”, concluye el Washington Post.
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