MUJERES CAUTIVAS
Por: Teresa Ulloa Ziáurriz*
En
días pasados un grupo de personas, llamadas “especialistas”, publicaron
en una revista prestigiada que regular la prostitución ayudaría a
garantizar los derechos de las mujeres en situación de prostitución y a
combatir la trata. Lo cual no puede estar más equivocado.
A pesar de que se argumente que una cosa es “el trabajo sexual” y otra
la trata, la demanda de la prostitución es el verdadero motor que la
impulsa y la mueve, ya que es él, el cliente prostituyente, el que pide
“carne fresca”, mujeres más exóticas o más jóvenes, incluso niñas, lo
que promueve la trata y la explotación sexual infantil.
Al final la trata termina donde inicia la esclavitud, explotación o
servidumbre. Es el proceso de reclutamiento, transporte, traslado,
iniciación, cambio de “look”, de identidad, de seducción o
enamoramiento y posterior chantaje, por medio del engaño, por la
fuerza, por abuso de autoridad o de una situación de vulnerabilidad.
Legalizar o reglamentar la prostitución es enviar a la sociedad el
mensaje de que la explotación sexual de las mujeres y, cada vez más de
las niñas, es éticamente aceptable.
Como dice la doctora Rosa Cobo Bedia, el debate político sobre la
prostitución aparece intermitentemente en los medios de comunicación,
casi siempre relacionado con noticias que sugieren la inevitabilidad de
su legalización.
El argumento que parece tener más peso en esta discusión es el que
explica que la legitimidad de la prostitución debe buscarse en el libre
consentimiento de las mujeres prostituidas.
Lo anterior es una falacia, pues regular la prostitución sería como
decir “vamos a regular la mendicidad para proteger los derechos de las
personas que piden limosna y que llevan cargando a infantes”, o “vamos
a regular las condiciones laborales de las y los niños menores de 15
años para que no se vulneren sus derechos”.
Es decir, en cada frase la intención es “proteger los derechos” de las
personas. ¿Por qué mejor no se atiende el problema desde la raíz? Es
decir, en lugar de regular la mendicidad, deberían intentar erradicarla
con programas de desarrollo social integrales, que no sólo tomen
medidas asistenciales, sino que desarrollen capacidades y oportunidades
para remontar sus condiciones de exclusión social.
En el caso de la infancia se debería considerar que, de acuerdo con la
Convención de los Derechos del Niño, se considera que toda persona
menor de 18 años son niñas y niños, y en caso de querer fomentar su
inserción al mundo laboral deberían de existir programas con estricta
vigilancia de sus derechos. O aún peor, hay quienes pugnan por la
reducción de la edad de consentimiento para iniciar su vida sexual a
los 12 años.
Por eso, en el caso de querer regular la prostitución se caería en una
clara política pública de protección a tratantes y explotadores.
Ahora bien, si se dice que el mejor argumento está en que hay muchas
mujeres que deciden estar en la prostitución y que por eso es un
trabajo como cualquier otro, bastaría hacer una prueba y colocarse en
una zona de prostitución “para trabajar por su cuenta” y seguramente
llegará el “padrote” (proxeneta) o el policía que le pida indicar para
quién trabaja, porque, justo eso, no están ahí por libre elección, sino
explotadas por redes de lenones o proxenetas.
PROTECCIÓN DE DERECHOS
La protección de las mujeres en situación de prostitución debería darse
por el hecho de ser mujeres, ciudadanas, sin regular la prostitución,
sin convalidar esta actividad que entraña en sí misma violencia extrema
contra las mujeres y las niñas, porque se corre el riesgo de que
“padrotes”, tratantes y explotadores utilicen esa legalización para
operar de una forma más eficiente y productiva para ellos.
La prueba está en que un 80 por ciento de las mujeres en situación de
prostitución se dedica a esto porque no le quedó de otra o porque la
engañaron, y pasado el tiempo fue mucho más difícil conseguir un
empleo, es decir, por necesidad.
Uno de los aspectos más conocidos por los que muchas mujeres están en
situación de prostitución es por vivir en condiciones de pobreza o de
pobreza extrema. Así, ven en sus cuerpos un recurso y en la
prostitución una forma de sobrevivencia. Sucede lo mismo que quienes
venden sus órganos por internet.
Entonces, es cierto que sus condiciones no son dignas, que los policías
las extorsionan, que no tienen acceso a los servicios de salud, es
cierto, como lo es para muchas otras mujeres en nuestro país. Lo cual
podría resolverse con programas integrales de prevención, protección,
asistencia y persecución, si de verdad el gobierno tuviera voluntad
política para protegerlas.
HISTORIAS
En mayo de 2013 el portal de noticias Animal Político publicó una
crónica llamada “Mi mamá es trabajadora sexual”, en la cual se pueden
ver los motivos que llevaron a estas mujeres a estar en condiciones de
prostitución.
Carmen, una de las mujeres entrevistadas, dice: “Todos los seres
humanos somos iguales. Y este es un trabajo como cualquier otro; yo no
estoy ahí parada por placer”. Agrega: “Quiero que encuentre un buen
trabajo (su hija), que salga adelante. Como madre, ése es mi mayor
deseo”.
Gloria Castro, otra de las entrevistadas, dice: “(…) Mira manito
–levanta la mano izquierda y muestra la palma–, la verdad es que tengo
hambre y necesidad…”.
LA CATWLAC
La postura abolicionista es feminista y en ningún modo es puritana o
moralista, justo lo que pretende es que se reconozcan las causas
estructurales de la prostitución y con ello prevenir a más mujeres
violentadas y denigradas.
La prostitución es el sistema que el patriarcado utiliza para controlar
la vida y la sexualidad de las mujeres. El Estado debe proteger los
derechos de las que ya están en esa situación porque no han podido
tener otras alternativas, debe diseñar y desarrollar opciones de salida
digna a las que puedan optar libremente las mujeres, y sancionar a
quien las explota utilizando su cuerpo. Nunca ha planteado perseguir o
criminalizar a las mujeres.
Sin duda, la regularización sería una puerta para disparar la trata y
la explotación sexual comercial infantil. Recomendamos leer y estudiar
a quienes se dicen “especialistas” sobre lo que está pasando en
Alemania y Holanda, o lo que acaba de suceder en Canadá.
Twitter: @CATWLACDIR
*Directora de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en
América Latina y el Caribe (CATWLAC, por sus siglas en inglés).
Cimacnoticias | México, DF.-
Imagen retomada del sitio trataentreamigos.blogspot.com
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