3/16/2020

Científicos: la cuarentena, acto altruista con personas vulnerables

Avanza el virus

Mantenerse en aislamiento en casa para frenar la transmisión del coronavirus es un acto de altruismo de quien lo realiza. Puede resultar complicado e incluso traumático, pero será de gran utilidad para que las personas a su alrededor se mantengan a salvo, afirman investigadores del Departamento de Medicina Sicológica del Colegio King de Londres.
En un artículo publicado en la revista científica The Lancet, advierten sobre la importancia de que las autoridades informen ampliamente a la población sobre el beneficio de la cuarentena –14 días para Covid-19– con la finalidad de prevenir efectos secundarios frecuentes en quienes la lleven a cabo, como estrés postraumático, irritabilidad, insomnio y depresión, observados en epidemias como la del síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en inglés) y la influenza equina.
Llaman la atención sobre la necesidad de reforzar el mensaje de que mantenerse en casa si se tienen los síntomas de enfermedad respiratoria y el antecedente de viaje a alguno de los países donde circula el coronavirus, contribuye a proteger a los grupos más vulnerables, como niños, adultos mayores y a quienes viven con enfermedades prexistentes: diabetes, obesidad, males cardiovasculares o respiratorios. También se protege a embarazadas. De contagiarse con el Covid-19, estos sectores tienen un riesgo mayor de presentar complicaciones graves e incluso de morir por esta causa. Las autoridades sanitarias deben estar genuinamente agradecidas con los ciudadanos que guarden el periodo de cuarentena, subrayan los investigadores.
Reconocen que el aislamiento domiciliario es una de las medidas de salud pública más severas para prevenir la dispersión del virus y no debe prolongarse más del tiempo necesario.
También recomiendan la promoción de grupos de apoyo para la población y trabajadores de la salud que por el contacto con enfermos deban permanecer en aislamiento.
Sobre estos últimos, los investigadores señalan que tienden a sentirse más estigmatizados que el resto de la población y con más afectaciones sicológicas que van desde temor, frustración, culpa, soledad, tristeza, preocupación y son menos felices. De hecho, cuando ocurrió la epidemia de SARS en 2002, los empleados del sector salud tenían una mayor preocupación por la posibilidad de ser transmisores de la infección.

Ángeles Cruz Martínez
 Periódico La Jornada

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