El territorio y los
recursos naturales de la comunidad de Santa María de Ostula, en la
costa de Michoacán, están en disputa. Es, literalmente, una lucha por la
vida y la muerte, en la que los comuneros defienden su tierra y su
hábitat de los embates del crimen organizado.
Aunque se pelean por la demarcación, los malosos actúan en pinza. Los Viagras buscan controlar el sur del municipio de Aquila y el cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG)
en el norte. Sus playas son ruta hacia las partes más escarpadas de
Tierra Caliente. En sus litorales desembarcan lanchas rápidas con
cargamentos de estupefacienes. En ranchos privados de la zona aterrizan
avionetas Cessna para trasladar armas y drogas (https://bit.ly/2Qgj1iI).
Pero en el tablero regional combaten también por la explotación de
los recursos naturales. Las mineras tienen concesionadas en ese
territorio 40 mil hectáreas. Tan sólo Ternium dispone de una concesión
de 5 mil hectáreas dentro de Ostula. Como se ha documentado en partes
del país, existe un matrimonio de conveniencia entre mineras y crimen
organizado, en el que los cárteles se encargan de la
seguridadde los negocios. Ostula no es la excepción. Y, al servicio de esos intereses, actúa ahora un viejo dirigente regional, antes querido y prestigiado: Cemeí Verdía Zepeda.
La historia se repite. Hay líderes comunitarios con pies de barro
que, cuando caminan sobre los hombros de las comunidades que los forjan,
parecen gigantes. Pero que –ensoberbecidos por el dinero y el poder,
creen que su estatura es sólo mérito de ellos y no de quienes los han
aupado– se derrumban estrepitosamente nada más al tocar el piso.
Es el caso de Cemeí. Durante años, él fue una especie de héroe
popular en la región. Dedicado desde niño a cultivar papaya, fue primer
comandante de la Policía Comunitaria de Ostula y coordinador general de
autodefensas en Aquila, Coahuayana y Chinicuila. Sobrevivió a tres
atentados perpetrados por la delincuencia organizada entre 2014 y 2015.
Fue perseguido político y tuvo que salir de su comunidad. Estuvo preso
cinco meses en 2015, acusado de usar armas de fuego de uso exclusivo del
Ejército, hasta que la presión de los comuneros forzó al gobierno a
liberarlo. Sin embargo, cuando le agarró gusto al billete y a la
politiquería, sucumbió.
Santa María de Ostula es una comunidad nahua emblemática en el
movimiento indígena. Lo es por dos razones. Allí se promulgó el 13 y 14
de junio de 2009 el Manifiesto de Ostula, que, dos años y medio antes de
la formación de las autodefensas michoacanas, reivindicó el derecho a
la autodefensa indígena y abrió un ciclo de lucha en este terreno.
Además, centenares de comuneros nahuas de esa localidad han recuperado, a
costa de decenas de vidas, centenares de hectáreas de propiedad comunal
ilegalmente ocupadas por poderosos caciques mestizos, asociados al
crimen organizado (https://bit.ly/2TQ2ggn). Antes de echarse a perder, Cemeí fue parte de esas luchas.
Aunque tiene otros antecedentes, la descomposición política de Verdía
Zepeda se acelera en 2018, cuando, al margen de la comunidad, fue
designado candidato del PAN a una diputación por el distrito 21, con
sede en Coalcomán.
Simultáneamente a su candidatura, Cemeí apoyó la postulación a la
presidencia municipal de Aquila (a la que pertenece Ostula) de César
Olivares Fernández, primo del edil perredista saliente, José Luis
Arteaga Olivares, su aliado y uno de sus financiadores. Su actitud chocó
con el acuerdo de la asamblea de comuneros de postular un candidato
propio (Ebenezer Verdía) y buscar su registro, primero con el PRD y
luego con Morena.
El 21 julio de 2018, tras los comicios, Verdía Zepeda se presentó a
la asamblea comunal de Ostula, con 100 autodefensas de Coalcomán y
Aquila fuertemente armados. Sin amedrentarse, los comuneros lo corrieron
entre reclamos. “Váyase por su PAN pa’ allá”;
¿no supiste robar, Ceme?;
la indiada despertó,
hace un año, Cemi, ¿dónde estábamos por ti? Digan lo que quieran, pero lo hicimos por ti, le gritaron.
Una mujer le gritó:
¡Aquí ya no regresas!Desafiante, Cemeí preguntó:
¿quién dijo eso?Y, como moderna Fuenteovejuna, le respondieron:
¡todos!. Cemeí fue expulsado (https://bit.ly/33ugC9H).
Desde ese momento, Verdía escaló el conflicto. Primero amenazó a
Evaristo Domínguez Ramos, comisario de bienes comunales. Se siguió de
frente, acusando a la comunidad, falsamente, de tener nexos con el
crimen organizado. Luego, cinco de sus allegados, encabezados por su
lugarteniente Martín Nepamuceno, ingresaron a Ostula y balearon la
guardia comunitaria, para darse a la fuga.
Aunque aún no hay pruebas directas que liguen directamente a Cemeí
con otras agresiones, en el contexto de su ofensiva fue atacada Villa
Victoria, cabecera municipal de Chinicuila, y quemada la antena de
radiocomunicación que usa la guardia comunitaria.
La comunidad indígena de Ostula sostiene que Cemeí anda en malos pasos, trabajando para el CJNG (https://bit.ly/3d3xLv9).
Cinco seguidores del autodefensa fueron detenidos por la fiscalía de
Colima con droga, remitidos a Michoacán y luego liberados. Cemeí
denunció falazmente que estaban secuestrados. Curiosamente, son los
mismos que entraron encabezados por Martín Nepamuceno a la comunidad.
Todas las evidencias apuntan a que el viejo comandante de la guardia
comunitaria busca abrirle paso a los intereses del crimen organizado y
las mineras.
Twitter: @lhan55
No hay comentarios.:
Publicar un comentario