proceso.com.mxMarco Appel
BRUSELAS, Bélgica (apro).- El ejército
estadunidense decidió retirarse definitivamente del ejercicio militar en
curso Defender Europe 20, que el Pentágono y la Organización del
Tratado del Atlántico Norte (OTAN) habían presentado como las maniobras
más grandes de los últimos 25 años en el continente europeo.
El 13 de marzo pasado Washington suspendió el transporte de tropas y
equipo bélico a Europa luego de que un soldado estadunidense asignado al
cuartel general de Wiesbaden, Alemania, diera positivo a la prueba de
coronavirus. Dos días antes se había también informado que un empleado
civil del ejército estadunidense que trabajaba en la guarnición alemana
de Bavaria estaba igualmente contagiado.
En particular fueron cancelados cuatro de los ejercicios que
constituían el operativo militar (Dynamic Front, Joint Warfighting
Assessment, Saber Strike y Swift Response), manteniéndose solamente
hasta este lunes 16 de marzo una versión modificada del Allied Spirit,
en el que un equipo de combate de la brigada blindada estadunidense
realizará maniobras de artillería y “ejercicios combinados de
entrenamiento” con las fuerzas aliadas.
El Comando Europeo de Estados Unidos (Eucom) había anunciado que
debido a la propagación del Covid-19 había reducido “el tamaño y el
alcance” de los ejercicios, pero no los canceló. Tampoco lo hizo cuando
se supo que el comandante de las fuerzas armadas de Polonia, el general
Jaroslav Mika, estaba contagiado de coronavirus y había sido uno de los
asistentes el 6 de marzo a una conferencia militar sobre comunicación
estratégica celebrada en Wiesbaden en el marco del Defender Europe 20.
En ese evento con los mandos superiores de los ejércitos de tierra
también estuvo presente el comandante en jefe del EUCOM, el teniente
general Christopher Cavoli, y otros altos miembros de su personal, por
lo que se prendieron las alertas sin que se determinara cambiar de
planes.
Y es que todo parece indicar que ni los analistas estratégicos de la
OTAN fueron capaces de proyectar la dimensión de la crisis del Covid-19,
considerando que su secretario
general, el noruego Jens Stoltenberg, declaró que la organización
disponía de “planes para la continuidad de las actividades” incluso si
se registraban muchos casos de coronavirus en la estructura de mando.
El anuncio de la cancelación de las maniobras masivas no sorprende ahora.
La dramática crisis sanitaria que sigue creciendo
al paso de los días ya había forzado al Pentágono a cancelar el 5 de
marzo la última fase del ejercicio Juniper Cobra 20 que realizaba en
conjunto con la milicia israelí.
El 11 de marzo el ejército noruego también adelantó el final de los
juegos de guerra Cold Reponse 20, que en los días siguientes tenía
previsto movilizar en su territorio 15 mil hombres provenientes de
Estados Unidos y 10 naciones europeas.
Ocurrió que al menos un militar noruego contrajo el Covid-19 y más de
800 soldados tuvieron que ser puestos en cuarentena en una caserna al
norte del país, además de que Finlandia y Estados Unidos resolvieron no
enviar a sus tropas.
El programa del Defender Europe 20 contemplaba la intervención de 37
mil efectivos de 18 países que se desplegarían en teatros de conflicto
en Alemania, Polonia y los países bálticos. Las maniobras tendrían lugar
principalmente entre abril y junio.
Estados Unidos tenía que trasladar 20 mil hombres —que se unirían a
nueve mil que ya tiene estacionados en Europa—, además de transportar
toneladas de equipo castrense, incluyendo 85 tanques Abrams, 45
vehículos blindados de personal, armamento pesado y morteros que
llegarían a cuatro puertos y 10 aeropuertos europeos.
Los primeros soldados estadunidenses desembarcaron el 21 de febrero
en el puerto alemán de Bremerhaven, y según Eucom había aproximadamente
seis mil efectivos llegados desde Estados Unidos, la gran mayoría
acuartelados en Alemania, quienes comenzarían a regresar esta semana.
“Este ejercicio militar era importante porque movilizaba más de 30
mil hombres en las fronteras orientales de Europa, en Polonia, Georgia y
los Estados bálticos, no lejos de Rusia y cerca de Kaliningrado (un
enclave ruso fronterizo con Lituania y Polonia, antiguos territorios del
Pacto de Varsovia y hoy de la OTAN), con no pocos militares
estadunidenses participando”, comenta a este columnista el periodista
francés Nicolas Gros-Verheyde, fundador del portal Bruxelles2,
especializado en temas de defensa y seguridad de la UE.
Señala que también guardaba “un simbolismo muy importante del vínculo
trasatlántico, principalmente para los países bálticos y Polonia”.
El objetivo oficial del Defender Europe 20 era “demostrar la
capacidad de las fuerzas armadas estadunidenses para desplazar
rápidamente una gran fuerza de apoyo a la OTAN y para responder a
cualquier crisis”, y en repetidas ocasiones Stoltenberg subrayó que se
trataba de ejercicios defensivos que “no están dirigidos contra ningún
país en particular”.
El gobierno de Vladimir Putin —que en 2014 despertó los temores de
los países vecinos con la anexión de Crimea—, considera las maniobras
occidentales una operación hostil contra el país y, según dijo hace poco
el canciller ruso Sergei Lavrov, una prueba “de que la OTAN no tiene
intenciones de reducir las tensiones con Rusia”.
“La operación estaba destinada a un sólo país: Rusia”, coincide
Gros-Verheyde, y agrega: “El mensaje es: `estamos listos para responder,
llegado el caso, a sus ejercicios o acciones militares. Los
destinatarios secundarios son los países más cercanos a Rusia, a quienes
la OTAN les dice: `estamos listos a ayudarlos en caso de que tengan un
problema con los rusos´”.
El coronavirus consiguió lo impensable: una especie de “retirada” del ejército estadunidense.
Comenta Gros-Verheyde: “En términos de defensa se abre una
interrogación: ¿es suficiente una epidemia de una enfermedad no tan
letal como otras para provocar la anulación de un ejercicio militar de
esta dimensión? En el futuro las operaciones defensivas de la alianza
trasatlántica serán diferentes; habrá un antes y un después del
coronavirus en materia de defensa estratégica. La crisis sanitaria está
generando, sin duda, una revisión fuerte del análisis de datos
estratégicos y de la noción de la defensa”.
La información de carácter epidemiológica se había mantenido en un
papel secundario, dice el periodista. Y señala: lo que está sucediendo
“nos recuerda los tiempos de la Primera Guerra Mundial, cuando hubo
epidemias importantes, las guerras Napoleónicas o las que hubo en el
siglo XVIII. Fueron épocas en que las epidemias podían vencer a todo un
ejército”.
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